El ministro de Economía de Argentina, Roberto Lavagna, negó este viernes que su país haya ingresado en cese de pagos con los organismos multilaterales de crédito, pero advirtió que no se podrán destinar más reservas al pago de deudas sin agudizar la vulnerabilidad financiera.
Lavagna, a pocas horas de su regreso de Washington, adonde viajó para negociar un postergado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), remarcó que el gobierno decidió el jueves posponer un pago de 805 millones de dólares al Banco Mundial, pero no dejar de pagar.
No hay en absoluto un 'default' (cese de pagos), sostuvo el ministro, tras aclarar que esa situación sólo se materializaría si el gobierno no efectúa pagos en los próximos seis meses, un plazo en el cual Buenos Aires espera alcanzar un acuerdo con el FMI para refinanciar obligaciones de este año y 2003.
Mientras, el director gerente del FMI, Horst Koehler, comentó este viernes que la negociación ha avanzado y que existe el compromiso de llegar a un acuerdo.
Además, ese organismo anunció en un comunicado la postergación de un vencimiento de 140 millones de dólares que Argentina debería cancelar el 22 de este mes.
La razón de posponer el pago al Banco Mundial es que no hay aún una fecha para firmar un acuerdo con el FMI, y después de meses de negociaciones, nos planteamos tener claro el programa de financiamiento para fines de 2002 y 2003 a fin de saber cómo disponer nuestros pagos, subrayó Lavagna.
El FMI reclama un amplio consenso político que respalde el acuerdo. Es el tema más importante, dijo Lavagna.
En un intento por evitar nuevas contramarchas, el presidente Eduardo Duhalde se reunirá este fin de semana con gobernadores, ministros y legisladores a los que pedirá ese respaldo.
Pero también le pide a Argentina, entre otras cosas, que las cuentas fiscales concluyan el año próximo con un superávit en torno a 2,5 por ciento, se aumenten las tarifas de los servicios público en 30 por ciento y se reestructure el sistema bancario para facilitar el ingreso de nuevos capitales.
Lavagna negó que la decisión de no efectuar el pago fuera un instrumento de negociación para presionar al FMI, sino un dato de la realidad.
Los vencimientos pendientes con los organismos multilaterales de crédito hasta mayo equivalen al total de reservas monetarias que tiene el tesoro, indicó.
El 25 de mayo es la fecha prevista para que Duhalde entregue el poder al gobierno que resulte elegido en marzo.
Las reservas argentinas, desde el colapso económico de diciembre, pasaron de 14.000 millones de dólares a 9.000 millones, una cantidad que equivale a las obligaciones de deuda externa que Argentina debe afrontar hasta mayo, sin recibir ningún nuevo préstamo.
Argentina ha señalado en varias oportunidades al FMI que para evitar incumplimientos debe refinanciar los vencimientos pendientes de 2002, y todos los de 2003, de manera de permitir una recuperación de la actividad económica, y obtener así mayores recursos para afrontar los pagos a partir de 2004.
Esta propuesta permitiría al país evitar el cese de pagos a los organismos financieros internacionales. Argentina declaró en diciembre el cese de pagos de una deuda de 56.000 millones de dólares con acreedores privados. Se trata de algo más de un tercio del total de la deuda pública.
Desde entonces sus negociaciones se han limitado a las instituciones financieras multilaterales.
Argentina cumplió el pago de sus obligaciones a los organismos financieros por unos 4.300 millones de dólares, pero esta semana, el gobierno de Duhalde decidió pagar sólo los intereses, equivalentes a 10 por ciento del capital de 805 millones de dólares adeudado al Banco Mundial.
En 2002 Argentina redujo su deuda al cumplir con vencimientos sin ayuda financiera externa, pero a partir de ahora no podrá recurrir a sus reservas sin agudizar la vulnerabilidad del sistema financiero, advirtió Lavagna.
Para honrar las obligaciones pendientes, es necesario recurrir a financiación. No obstante, no se trata de que la economía argentina esté desfinanciada, aseguró Lavagna.
No tenemos problemas de financiamiento interno, queremos la refinanciación para estar en orden con los organismos, pero los planes de ayuda social son prioridad y están garantizados para este año y el próximo, aseveró.
Lavagna respondió así a la segura suspensión de un crédito de 600 millones de dólares que el Banco Mundial se disponía a aprobar la semana próxima para reforzar el plan de subsidios a casi dos millones de jefes y jefas de hogar sin empleo, que comenzó a pagarse en mayo y continuará en 2003.
El programa tiene un costo estimado en 3.500 millones de dólares. Hasta ahora, el gobierno lo sostuvo sin ayuda externa, y lo incluyó como gasto social en el presupuesto de 2003. (FIN/IPS/mv/dcl/dm/if/02