América Latina perdió media década de desarrollo económico, pero puede recuperarse si consolida el proceso de integración, desmantela las barreras no arancelarias y apunta su mira comercial al Norte, señaló el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La región vive una época signada por limitaciones de su libertad de elección y una profunda revisión de la experiencia neoliberal, observó el presidente del BID, Enrique Iglesias, al participar en Montevideo del seminario Viabilidad económica de América Latina: ¿De la crisis a la recuperación?.
Iglesias comparó la actual situación económica latinoamericana con la crisis de los años 80, conocida como la década perdida, y criticó la poca capacidad de reacción de la región ante las dificultades.
No deja de ser sorprendente y hasta triste saber que luego de la crisis (en el sudeste asiático) de 1997, ya en 1999 esos países estaban creciendo entre cinco y seis por ciento, mientras que América Latina pasa cuatro o cinco años de estancamiento o retracción, agregó.
El producto interno bruto de la región caerá este año 0,8 por ciento, luego de crecer apenas 0,3 por ciento en 2001, según las últimas proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
No obstante, Iglesias destacó aspectos positivos en América Latina, en su presentación en el foro organizado el lunes en la sede de la Asociación Latinoamericana de Integración por la Asociación Interamericana de Periodistas de Economía y Finanzas y que contó con el auspicio del BID.
La región hoy no es la de hace 20 años en cuanto a la administración económica, que antes se caracterizaba por hiperinflaciones, y el déficit fiscal de hoy es de origen muy distinto al pasado. Ahora se valoriza el mercado y la estabilidad en las reglas del juego, afirmó.
Iglesias buscará su reelección este viernes en la asamblea anual del BID para el periodo 2003-2008, para lo cual cuenta con el apoyo de los 48 países miembros.
El funcionario, además, aconsejó a los gobiernos de la región fomentar las exportaciones, depender menos de los flujos de capitales y adoptar políticas fiscales equilibradas.
En otro tramo de su exposición en el seminario de periodistas, Iglesias advirtió que América Latina es cada vez más dependiente de la evolución de los precios internacionales de materia prima y del flujo de capitales extranjeros, que entran y salen con extraordinaria volatilidad.
Por otra parte, indicó que se aprecia una profunda revisión de la llamada experiencia neoliberal en América Latina y del proceso de privatizaciones, que se vio desacreditado por los altos niveles de corrupción que amparó.
La corrupción no es monopolio de América Latina, pero en las democracias (de esa región) se han puesto de manifiesto muchos casos, añadió Iglesias.
El BID presentó en este foro realizado en Montevideo su informe 2002 de progreso económico y social de América Latina, titulado Más allá de las fronteras, en el que recomienda la integración y la ampliación comercial hacia el Norte industrializado como los principales caminos de salida de la crisis.
El trabajo, reseñado el lunes por el subgerente del Departamento de Integración y Programas Regionales del BID, Robert Devlin, destacó los avances de la integración, pero observa carencias en materia de liberalización del comercio agrícola y de servicios, así como en la eliminación de barreras arancelarias.
Devlin destacó que el proceso de regionalismo impulsado por los gobiernos latinoamericanos apunta cada vez más al Norte e, incluye, no sólo aspectos económicos sino asuntos vinculados al mantenimiento de la paz y la seguridad.
Los países tienen que afrontar las grandes fuerzas de la globalización y buscan instrumentos para poder manejarlas. El regionalismo es la herramienta, pues los acuerdos de integración les dan más capacidad de negociación exterior, señaló Davlin.
Además, la integración tiene como efectos positivos el incremento de la inversión extranjera directa, la diversificación del comercio y la mejora de la productividad de las empresas que están vinculadas a la economía global.
Sin embargo, Davlin observó algunos obstáculos que todavía no han sido superados en América Latina para una mayor regionalización, como son la falta de transparencia en las reglas comerciales y la ausencia de una estructura institucionalizada.
Yo creo que la falta de instituciones en el Mercosur es uno de los grandes obstáculos para que sus miembros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) alcancen sus objetivos. Mientras, las instituciones de la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) todavía son muy débiles, comentó.
El informe del BID propone una serie de acciones para lograr que los beneficios de los acuerdos de integración, como el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en creación, se distribuyan de forma equitativa.
Davlin apuntó la importancia de que el ALCA sea completo y equilibrado, que garantice el acceso equitativo a los mercados, incluyendo al sector agrícola, fortalezca la cooperación y asegure una distribución general de la inversión extranjera. (FIN/IPS/rp/dm/if/02


