La decisión de Argentina de incumplir el pago de un vencimiento de su deuda con el Banco Mundial puede resultar beneficiosa para los países en desarrollo a largo plazo, opinaron activistas en Washington.
La medida podría afectar la capacidad del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para controlar la economía mundial, y además Buenos Aires podrá destinar más dinero a gastos sociales, arguyeron los activistas.
Argentina no pagó el jueves un vencimiento de deuda por 805 millones de dólares al Banco, y sólo le efectuó un pago de intereses de 79,2 millones, generando dudas sobre el futuro de la economía de ese país latinoamericano y su relación con las instituciones financieras multilaterales.
El ministro de Economía, Roberto Lavagna, aseguró que su país no ingresó en un default o cese de pagos, pero advirtió que el gobierno no destinará más reservas para el reembolso de la deuda.
El viernes, el gobierno culpó del incumplimiento a las recomendaciones de políticas salvajes del FMI, que exigen al gobierno ajustar su presupuesto y adoptar medidas antiinflacionarias antes de poder otorgarle un crédito de emergencia.
Pero Argentina podría beneficiarse del cese de pagos, dado que dispondrá de más efectivo para programas sociales y de salud que la sociedad tanto necesita en medio de la debacle económica, señalaron grupos de la sociedad civil.
A largo plazo, al igual que para otros países, el impacto será positivo, opinó Soren Ambrose, de 50 Años es Suficiente, una red de organizaciones no gubernamentales que luchan por el perdón de la deuda externa de los países pobres, con sede en Washington.
Este desafío único al poder del Banco Mundial y el FMI para dictar políticas macroeconómicas y las condiciones del reembolso de la deuda podría cambiar la percepción de su infalibilidad o poder ilimitado, agregó.
La medida de Buenos Aires dará a gobiernos y a la sociedad civil más espacio para comenzar a librarse del poder abrumador del Banco, el FMI y otras instituciones financieras internacionales que causaron tanta pobreza, muerte y sufrimiento en las últimas décadas, vaticinó Ambrose.
Otro mensaje puede ser que el gobierno ya no se siente forzado a aceptar los programas recomendados por esas instituciones, y que existen otras alternativas, añadió.
Eurodad, otro grupo contra la deuda de los países en desarrollo con sede en Bruselas, arguyó en un informe publicado en forma electrónica que el default de Argentina podría afectar la reputación y credibilidad del propio Banco Mundial.
Las agencias calificadoras podrían bajar la categoría de los bonos del Banco Mundial y privar a la institución de su calificación AAA, que le permite vender los títulos a inversionistas institucionales como inversiones altamente confiables, advirtió el grupo.
Además, otros países de la región podrían dejar de pagar sus vencimientos o negarse a cumplir las condiciones de las instituciones, dijo Eurodad.
Uno de los mayores fondos de pensión de Estados Unidos, TIAA- CREF (para maestros jubilados), ya vendió todos sus bonos del Banco Mundial por razones económicas.
Pero funcionarios del Banco negaron el viernes que la institución pueda verse afectada por el incumplimiento de Argentina. Nuestro capital es fuerte, aseguró Chris Neal, del departamento de relaciones externas.
Asimismo, el servicio de calificaciones de la agencia Standard and Poor anunció que confirmará la calificación de AAA/Estable para el Banco Mundial y otras instituciones de crédito que otorgaron grandes préstamos a Argentina.
Eurodad también considera que si un país del tamaño de Argentina deja de pagar su deuda, otros podrían imitarle. Ese país sudamericano es el cuarto mayor deudor del Banco después de China, Indonesia y México, y el principal en relación a sus ingresos por habitante.
Además, Argentina se diferencia de otros países que han caído en default con el Banco Mundial, como Somalia, Iraq y Zimbabwe, en que forma parte del mundo occidental y tiene vínculos importantes con instituciones del Norte, cuya credibilidad también podría verse afectada, señaló Eurodad.
Buenos Aires debe 8.500 millones de dólares a otra institución financiera con sede en Washington, el Banco Interamericano de Desarrollo.
Mientras, la economía Argentina lucha por ponerse en pie, y las negociaciones del gobierno con el FMI por un nuevo préstamo se caracteriza por las marchas y contramarchas.
El Fondo dejó de entregar dinero a Buenos Aires en diciembre, y le exige al gobierno de Eduardo Duhalde un plan económico creíble antes de llegar a un nuevo acuerdo. (FIN/IPS/tra-en/em/ml/mlm/dv-if/02