La agricultura volvió a constituirse en el talón de Aquiles de los acuerdos comerciales de países latinoamericanos con Estados Unidos, pues México pidió revisar el bloque de América del Norte y Chile procura mejores condiciones en su negociación bilateral con Washington.
El presidente del Consorcio Agrícola del Sur (CAS) de Chile, Manuel Riesco, anunció que 20 dirigentes de esa entidad viajarán la próxima semana a Estados Unidos para observar la última ronda de negociaciones del futuro tratado bilateral de comercio entre los dos países.
Tres senadores y dos diputados se sumarían a los empresarios agrícolas en una misión, que fuentes periodísticas calificaron de fuerte lobby (presión) para conseguir mejores condiciones para los productos lácteos, la remolacha azucarera, la carne y la leche en el tratado que está previsto entre en vigor en 2003.
La alarma se desató en el sector agrícola chileno cuando trascendió que los negociadores de Washington ofrecen una cuota de ingreso libre de impuestos a Estados Unidos de sólo 1.000 litros de leche chilena al año.
La parte estadounidense propuso, asimismo, el ingreso liberado de arancel a sólo 100 kilogramos de maní chileno por año y la desgravación en un amplio plazo de 12 años para las paltas (aguacates) y espárragos importados desde este país sudamericano.
Las cuotas ofrecidas para la carne y productos agroindustriales son estimadas igualmente como bajas, mientras el gobierno estadounidense de George W. Bush plantea también la aplicación de medidas de salvaguardia en favor de 57 de sus productos agrícolas.
Las tratativas entre los dos países comenzó en enero de 2001, en medio del fuerte rechazo de ambientalistas y de otras organizaciones no gubernamentales de Chile, que ven en este tratado una futura incorporación del país al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El bloque comercial de América del Norte, creado en 1991 por Canadá y Estados Unidos y al cual se sumó México en 1994, ha sido perjudicial para la economía mexicana, según esos grupos no gubernamentales, identificados con la llamada Alianza para un Comercio Justo y Responsable.
El presidente de México, Vicente Fox, planteó el martes la preocupación de su gobierno por la entrada en vigor el 1 de enero de la cláusula agropecuaria del TLCAN, que implicará la apertura de las fronteras de su país al ingreso de los productos agrícolas estadounidenses y de Canadá.
En la reunión anual bilateral de México y Estados Unidos, realizada esta semana en la capital mexicana, Fox advirtió el negativo impacto económico y social que tendrá el ingreso en gran escala a su país de la producción agrícola altamente subsidiada por Washington.
Debemos impulsar la cooperación agropecuaria para no afectar los niveles de ingreso en el campo mexicano y en las comunidades rurales, mantener su viabilidad económica y poder reducir, de ese modo, la presión emigratoria hacia el norte, dijo Fox a la delegación estadounidense, encabezada por el Secretario de Estado, Colin Powell.
México tiene un ingreso por habitante de 5.070 dólares y Estados Unidos de 34.100 dólares, en una desigualdad acentuada por el TLCAN, que implicó el cierre de fuentes de trabajo en el área rural mexicana, donde se concentra 70 por ciento de la pobreza de ese país.
Precisamente, los subsidios otorgados por Estados Unidos a su producción agropecuaria son uno de los principales obstáculos para la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuya negociación de espera finalizar en enero de 2005 y que involucra a 34 países del continente, todos excepto Cuba.
Los países latinoamericanos y caribeños observan así con interés tanto la experiencia de México en el TLCAN, como la negociación de Chile con Estados Unidos, considerada una suerte de globo de ensayo para las tratativas a escala general del ALCA, cuya ratificación está fijada a lo largo de 2005.
Herminio Blanco y Jaime Zabludovsky, los principales negociadores de México para el TLCAN y el tratado con la Unión Europea dijeron hace dos semanas en Montevideo que la cuestión agrícola será el principal escollo también para que Uruguay llegue a firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
La canciller chilena, Soledad Alvear, declinó confirmar que la ronda de negociaciones con Estados Unidos de la próxima semana será la última, pese a que así está previsto en el cronograma de las conversaciones entre ambos países.
Alvear señaló a la prensa que se debe observar el terreno de las negociaciones y actuar con sintonía muy fina frente a los planteamientos de Estados Unidos.
La canciller no aclaró, por el momento, si Chile se negaría a dar por finalizado el proceso de conversaciones en caso de que no se logre satisfacer las demandas de los agricultores chilenos en esta próxima ronda. (FIN/IPS/ggr/dm/if/02