COLOMBIA: El Papa pide liberación de presidente del CELAM

El papa Juan Pablo II condenó este martes el secuestro en Colombia del presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y arzobispo de Zipaquirá, Jorge Jiménez, y del sacerdote Desiderio Orjuela a manos de un presunto grupo de las insurgentes FARC.

El Vaticano envió un mensaje al cardenal de Bogotá, Pedro Rubiano Sáenz, a través del cual pide a los secuestradores la inmediata liberación de Jiménez y Orjuela, apresados el lunes luego de que ambos oficiaran una misa en la localidad rural del municipio de Pacho, en el central departamento de Cundinamarca.

Asimismo, el Papa se solidarizó con la Iglesia Católica colombiana y animó a sus miembros a proseguir con generosidad su servicio al Evangelio y al pueblo de Colombia.

El secuestro del prelado colombiano que preside el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y del párroco que lo acompañaba fue atribuido por el ejército al frente Policarpa Salavarrieta, de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)

El comandante de la XIII Brigada del ejército, general Carlos Ospina, indicó que existe una recompensa de casi 30.000 dólares para quien brinde alguna información que conduzcan al rescate de los secuestrados.

Jiménez, de 60 años, y Orjuela, de 65, fueron interceptados por hombres armados vestidos de civil mientras viajaban en un vehículo hacia la localidad de San Antonio de Aguilera, del mismo municipio de Pacho.

Mientras, el presidente de la Cámara de Representantes, William Vélez, señaló que las FARC pretende con esta acción presionar al gobierno en busca de un canje de guerrilleros presos por civiles que mantienen retenidos.

A su vez, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Pedro Rubiano, se manifestó favorable al intercambio humanitario de prisioneros, para que las casi 800 personas en poder de la guerrilla ”vuelvan a casa”.

Existen todos los instrumentos legales, como los protocolos de Ginebra y normas del Derecho Internacional Humanitario, para que el gobierno de Alvaro Uribe llegue a un acuerdo para el intercambio de prisioneros, dijo Rubiano a IPS.

Rubiano pidió la liberación inmediata de los secuestrados y advirtió que los autores del hecho quedarán excomulgados por haber incurrido en una ”grave pena canónica, que rompe la comunión con la Iglesia Católica”.

Por su parte, Víctor Tamayo, arzobispo de Barranquilla, en el norte del país, dijo a IPS que la Iglesia, por su naturaleza, ”es un puente tendido entre los dos extremos del río, independiente de la corriente que lleve”.

Agregó que siempre ha actuado con humildad, propiciando espacios para buscar una solución al conflicto armado colombiano.

El primer vicepresidente del Celam y arzobispo de Santiago de Chile, Francisco Javier Errázuriz, se viajó este martes a Bogotá para asumir el cargo de Jiménez hasta que éste sea liberado.

La Conferencia Episcopal colombiana informó que el cardenal Errázuriz permanecerá varios días en Bogotá, con el objeto de atender las tareas más urgentes del Celam.

Además, el presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, cardenal Giovanni Batista, también se pronunció sobre el secuestro de los dos religiosos.

Batista hizo un enérgico llamado para que ”los responsables de tan execrable hecho respeten la vida, la libertad, la dignidad humana y el ministerio” de los dos representantes de la Iglesia Católica.

El portavoz de la cancillería francesa, Francois Rivasseau, también condenó ”enérgica y solemnemente” el secuestro de los sacerdotes colombianos.

Rivasseau apuntó que ”este nuevo acto de violencia golpea a uno de los más altos responsables de la Iglesia colombiana y latinoamericana”, tras añadir que Francia sigue instando a la liberación de ”todos los rehenes” en manos de los grupos armados colombianos.

Medios de comunicación informaron en marzo de las amenazas recibidas por 10 obispos y sacerdotes de Colombia. En esa oportunidad, la jerarquía católica pidió la intervención de la Fiscalía, pero se consideró que las amenazas no eran preocupantes.

Según el Episcopado local, la violencia contra los religiosos comenzó en octubre de 1989, cuando guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) asesinaron al obispo de Arauca, monseñor Jesús Jaramillo. Desde entonces la situación empeoró, indicó la Iglesia.

A partir de 1990 fueron secuestrados tres obispos y ocho sacerdotes y asesinados un arzobispo, un obispo y 43 sacerdotes, dos religiosos y dos misioneros. También han sido amenazados ocho obispos, tres religiosas y 12 sacerdotes. (FIN/IPS/yf/dm/hd/02

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