Un documental que enaltece la figura del presidente cubano Fidel Castro, en especial su colaboración con la lucha contra el racismo en Angola, e ignora las acusaciones en su contra por violaciones de derechos humanos, es exhibido en Estados Unidos.
Fidel, de la cineasta estadounidense Estella Bravo, detalla la vida de este líder socialista que se mantiene en el poder hace 42 años a pesar de las constantes sanciones comerciales estadounidenses, numerosos intentos de asesinato y una invasión militar a cargo de exiliados opositores en 1961.
El documental llegó a Nueva York a fines de octubre y será presentado este mes en el sudoccidental estado de California.
Bravo es una reconocida realizadora de documentales, que en más de una ocasión ha manifestado su fascinación por la figura de Castro.
La película contiene entrevistas a autoridades de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, al premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez, a maestros de escuela de Castro y a combatientes que lo acompañaron en la Revolución Cubana triunfante en 1959.
Gran parte del material fotográfico y fílmico usado en el documental fue extraído del Archivo Estatal Cubano y no había sido divulgado antes.
En esas imágenes poco conocidas, el presidente cubano aparece junto al boxeador estadounidense Mohammed Alí, al líder soviético Nikita Krushchev y al ex presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974).
El documental muestra a Krushchev diciendo: No sé si Fidel es comunista. Lo que sé es que yo soy fidelista.
También aparece Castro en compañía de los actores estadounidenses Jack Nicholson y Jack Lemmon, de los editores del periódico The New York Times y del ex presidente sudafricano Nelson Mandela (1994-1999), premio Nobel de la Paz.
Castro todavía es muy respetado en Africa austral por su colaboración en 1975 con la guerra civil de Angola, que en cierta medida ayudó a poner fin al apartheid, régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra.
No me había dado cuenta de cuán importante es Cuba para los africanos. Mandela exaltó la figura de Castro ante nosotros, contó Bravo.
Una de las escenas más importantes del documental muestra a Mandela de visita en Cuba. Tras saludar a Castro como a un hermano e invitarlo reiteradas veces a su país, Mandela subraya que su amigo ayudó a entrenar a los insurgentes contra el apartheid sudafricano.
Mientras la CIA respaldaba al ejército de la Sudáfrica segregacionista, que a su vez ayudaba a los rebeldes de derecha en Angola, Castro ordenó en 1975 el envío de 36.000 soldados cubanos a pedido del gobierno angoleño.
Cuando las tropas sudafricanas invadieron Angola no nos pudimos quedar quietos. El Movimiento Popular para la Liberación de Angola nos llamó y le ofrecimos ayuda, contó Castro.
En los últimos 14 años, al menos 300.000 médicos, maestros e ingenieros cubanos fueron enviados a Angola. Unos 2.000 murieron, pero, como dice el narrador del documental, la derrota del ejército de Sudáfrica en Angola selló el ataúd del apartheid.
No fue una victoria sólo para los africanos, sino también para los negros de Cuba. Para muchos cubanos, cuyos ancestros eran esclavos africanos, la guerra en Angola fue una forma de pagar una deuda con la historia, dice el narrador en Fidel.
Bravo recordó haber hablado con uno de los generales más imporantes de Cuba, un negro, que fue el primero en llegar a Angola.
El me dijo: 'Si mis ancestros me vieran ahora, estarían orgullosos de que volví a Africa a ayudar', recordó la cineasta.
El documental brinda excelente información sobre la influencia de Castro en Africa, pero no sobre la situación de Cuba.
Casi no figuran críticas a Castro. Las dos excepciones son declaraciones del ex senador estadounidense Jesse Helms, que propuso con éxito radicalizar el embargo económico de su país contra Cuba, y las preguntas al presidente formuladas por el periodista Mike Wallace, de la cadena televisiva CBS.
Pero incluso el pasaje en que aparece Wallace no deja del todo mal parado a Castro. El periodista le preguntó por qué no permite elecciones libres, y el presidente cubano respondió que había encontrado un camino alternativo para que el pueblo accediera a la democracia.
El documental no analiza las políticas internas de Castro y deja de lado las críticas de organizaciones de derechos humanos, como la estadounidense Human Rights Watch, que considera al gobierno de Castro arbitrario y represivo.
Los tribunales cubanos siguen llevando a prisión a activistas de derechos humanos, a periodistas independientes, a economistas, a médicos y a otras personas sólo por expresar pacíficamente su pensamiento, aseguró Human Rights Watch.
Un sistema judicial similar fue el que permitió que Mandela estuviera en prisión por más de 20 años debido a sus opiniones políticas. Pero el documental no menciona las acusaciones contra el gobierno de Castro.
Fidel destaca, en cambio, la alta calidad de los sistemas de salud y de educación de Cuba.
La película muestra cortas escenas de cubanos intentando abandonar la isla, pero evita toda discusión sobre los problemas que los obligan a intentar radicarse en Estados Unidos.
El año pasado, al menos 3.000 cubanos arriesgaron su vida para llegar al sudoriental estado de Florida en una difícil travesía marítima.
No obstante, Bravo asegura que intentó hacer el documental lo más objetivo posible.
La creadora dijo que Fidel es una película honesta y señaló que cortó varias partes que las que se glorificaba demasiado a Castro, como las escenas tomadas en Sudáfrica, donde había mucho griterío y cantos.
Cada documental tiene un punto de vista, y este es mi punto de vista basado en lo que he visto, oído y sentido. La gente dijo cosas terribles sobre Ghandi cuando estaba vivo. Pero ahora es considerado un santo, afirmó Bravo. (