CACHEMIRA: Prueba de fuego a plan de paz

Las autoridades de India temen por el futuro del plan ”paz con dignidad” presentado por el gobierno del disputado estado septentrional de Jammu y Cachemira, luego de que radicales islámicos fueran desalojados este lunes de dos templos hindúes que ocuparon el domingo.

Al menos 13 personas murieron, entre ellos tres activistas islámicos, y otras 50 resultaron heridas luego de que las fuerzas de seguridad indias desalojaran dos templos en la ciudad de Jammu ocupados el domingo de mañana por militantes musulmanes separatistas que tomaron como rehenes a cientos de hindúes.

Este ataque, el último de una serie de incidentes que casi lleva a India a una guerra con su fronterizo rival Pakistán, fue el centro este lunes de los debates en la asamblea legislativa de Jammu y Cachemira y en el parlamento indio.

Todas las culpas cayeron de inmediato sobre la política de reconciliación en Cachemira que lleva adelante el gobernador, Mohammed Sayeed, muftí (clérigo musulmán) y artífice de una coalición que reúne a su proindependentista Partido Democrático Popular (PDP) y el Partido del Congreso.

El Congreso es una fuerza política de alcance nacional que gobernó India entre 1947 y 1996, y que todavía administra 14 de los 35 estados de este país.

El PDP y el Congreso llegaron a un histórico acuerdo de concertación luego de las elecciones estaduales ralizadas en septiembre y octubre.

En las últimas semanas, el nuevo gobierno puso en práctica una política de pacificación que comenzó con la liberación de varios activistas islámicos y la desarticulación definitiva del temido Grupo Especial de Operaciones, un brazo de la policía cachemira.

”Hay señales que llegan a todo India indicando que el gobierno del muftí es muy blando” con los radicales islámicos, sostuvo Omar Abdulá, líder de la oposición en la asamblea, para quien no hay aun muestras de que el plan de paz alivie las tensiones.

Abdulá lidera el poderoso partido prohindú Conferencia Nacional (CN), que fue derrotado en las últimas elecciones por la coalición que formó Sayeed.

La coalición prometió que iniciaría el diálogo con los grupos islámicos en un intento de traer la paz y una solución política al conflicto en Cacehmira.

Pero el CN siempre ha sido partidiaria de una política de línea dura contra Pakistán, e incluso ha apoyado la idea de una guerra para resolver definitivamente la disputa.

En los últimos comicios, el CN, que gobernó el estado en los últimos 27 años, perdió la mayoría absoluta del parlamento local al obtener 29 de los 87 escaños, mientras el Congreso logró 21 y el PDP 15.

Sayeed negó que hayan disminuido los controles sobre los milicianos ”extranjeros” y afirmó que los hombres muertos tras la ocupación terminada el lunes pertenecían al grupo radical pakistaní Lashkar-e-Toiba (Soldados de Dios).

El grupo fue proscrito en Estados Unidos, Gran Bretaña y Pakistán luego de los devastadores atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

”Lashkar-e-Toiba asumió la responsabilidad del ataque y los milicianos muertos eran extranjeros”, aseguró Sayeed.

El gobernador culpó a Pakistán, y afirmó que si hubo una falla en los controles al ”terrorismo fronterizo” era porque Islamabad estaba ocupado en sus propias elecciones en octubre y noviembre.

En el Parlamento, el viceprimer ministro indio Lal Krishna Advani acusó a la administración de Sayeed de no haber consultado al gobierno central antes de liberar a los activistas islámicos presos e ignorar los consejos de Nueva Delhi.

Advani vinculó la sorpresiva acción de los milicianos a la liberación en Pakistán la semana pasada de Hafiz Mohammed Sayeed, líder del Lashkar-e-Toiba.

El viceprimer ministro instó a la comunidad internacional a reconocer que los servicios de inteligencia pakistaníes ”es una de las más grandes fuentes de terrorismo”.

Sin embargo, Islamabad tomó distancia del ataque del fin de semana. El portavoz de la cancillería pakistaní, Aziz Ahmed Khan, dijo que su país ”siempre condenó los actos de terrorismo contra civiles”.

Un comunicado de Islamabad codenó ”los ataques terroristas contra los templos de Jammu, que provocaron tantas muertes” y añadió que el objetivo de los atentados ”es aumentar la tensión en la región”.

Al menos 40 personas han muerto en ataques lanzados por el Laskhar-e-Toiba desde el viernes.

El viernes, seis soldados indios murieron en un ataque con una granada en Sringar, capital de Cachemira, y otras nueve personas murieron el sábado en un atentado contra un convoy militar que se trasladaba por la carretera que une a Sringar con Jammu.

Analistas sostienen que el gobierno debe adoptar una postura más severa con los activistas islámicos que cruzan la frontera desde Pakistán y aumentar la presencia de soldados en la zona, pero Sayeed está en contra de desplegar más tropas.

Los ”mercenarios extranjeros” estarían aprovechando el relajamiento de la vigilancia fronteriza, según observadores.

India está retirando unos 700.000 soldados que había desplegado a lo largo de la frontera con Pakistán en diciembre de 2001, luego de que cuatro hombres atacaran el parlamento en Nueva Delhi e intentaran destruirlo con la detonación de un vehículo cargado de explosivos.

Nueva Delhi responsabilizó a Islamabad por el atentado, y la diplomacia internacional liderada por Estados Unidos y Gran Bretaña evitó que la disputa derivara en una guerra sin cuartel entre los dos rivales de Asia meridional, ambos poseedores de armas nucleares.

Advani dijo que los ataques a los templos en Jammu eran parte de un plan para fomentar las divisiones en Cachemira, el único estado de mayoría musulmán indio, y que es objeto de una disputa con Pakistán que lleva más de medio siglo.

”Pero el pueblo de ese estado está decidido a derrotar esos planes”, afirmó el viceprimer ministro.

Los ataques del fin de semana también fueron aprovechados por los fundamentalistas hindúes que están trabajando para ver que el gobernante partido prohindú Bharatiya Janata retenga el poder en el occidental estado de Gujarat.

Ese estado, escenario de una persecución contra la minoría musulmana a comienzos de este año, se prepara para celebrar elecciones en diciembre. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/js/rp/ip/02

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