AMERICA LATINA: Imparable pobreza

La pobreza alcanzó a 221 millones de latinoamericanos y caribeños este año, según el Panorama Social 2001-2002 divulgado este jueves en la capital chilena por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

”Entre 1997 y 2001 no se produjeron mejoras en los niveles de vida de la población y el número de pobres de la región aumentó más de 10 millones”, hasta afectar a casi 43 por ciento de los 520 millones de habitantes de la región, advirtió el estudio.

La Cepal informó que el país que más contribuyó al deterioro de la situación en América Latina y el Caribe fue Argentina, donde la pobreza creció 5,6 puntos porcentuales en el lapso estudiado.

”No es exagerado afirmar que la población latinoamericana se ha visto nuevamente afectada por esta media década perdida”, indica el informe, en referencia al contagio de la crisis nacida en 1997 en Asia sudoriental.

El secretario ejecutivo de Cepal, José Antonio Ocampo, señaló que ”en el último quinquenio se frenó la reducción de la pobreza y el número de pobres ha comenzado a aumentar”, al punto de sumar a ese universo siete millones de personas sólo este año.

También las proyecciones prevén un incremento de la cantidad de pobres para fines de este año en Venezuela, Paraguay y Uruguay.

Ocampo apuntó, sin embargo, que el principal problema de América Latina radica en la pobreza y no en la indigencia.

El experto comentó que ningún país había logrado en 2000 la meta más exigente de reducir la pobreza de modo considerable. Sólo Chile, Uruguay y Panamá habían obtenido logros destacado entonces, mientras que en el otro extremo aparecían Ecuador, Honduras y Paraguay.

El panorama se tornó más complejo en los últimos dos años, debido a la severa crisis económica que afronta la región.

”Para cumplir las metas de la Cumbre del Milenio en términos de reducción de la pobreza tiene que existir crecimiento económico y redistribución del ingreso a los sectores pobres”, advirtió Ocampo.

En la Cumbre del Milenio, organizada por la Organización de las Naciones Unidas entre el 6 y el 8 de septiembre de 2000, los gobiernos se comprometieron a reducir a la mitad la pobreza en los 15 años siguientes.

El Panorama Social 2001-2002 señala, además, que entre los efectos del menor dinamismo económico y la mayor volatilidad del crecimiento se destacan el aumento del desempleo y el estancamiento, o incluso retroceso, en la distribución de la riqueza.

América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo y, según la Cepal, ”pequeñas mejoras en la distribución del ingreso hacen menos exigentes los requerimientos de crecimiento para lograr las metas de reducción de la pobreza”.

El informe insta a recurrir a políticas económicas y sociales que refuercen las posibilidades de ampliar la base productiva, pero que, a la vez, conlleven una redistribución progresiva de la riqueza, que permita que el crecimiento económico eleve más rápidamente el nivel de vida de la población con menos recursos.

Ocampo enfatizó que los países deben reconocer que la superación de este problema no sólo radica en el crecimiento del producto interno bruto sino también en un mejor reparto de los recursos que se obtienen.

La Cepal recomendó a los gobiernos ”aprovechar el relativamente escaso margen de acción del que disponen para impulsar mejoras en la distribución de los ingresos, si se pretende elevar con mayor rapidez el nivel de vida de los grupos más carenciados”.

El informe también sostiene que la cantidad de personas capacitadas en América Latina y el Caribe aún no es suficiente para enfrentar las necesidades de la rápida reestructuración productiva y del cambio tecnológico.

Aunque se observa un importante aumento de población calificada, todavía oscila entre 10 y 20 por ciento del total de trabajadores.

Se destaca, sin embargo, el aumento de la calificación de las mujeres, que crece a un ritmo muy superior que el de los hombres, contribuyendo a reducir las desigualdades salariales. Las excepciones son Paraguay y Uruguay.

”El aspecto más positivo es que los niveles de ingresos de las mujeres ha aumentado más que el de los hombres”, señaló Ocampo.

Pero se evidencia a la vez la incapacidad del sistema laboral para absorber el aumento de la oferta de recursos humanos con calificación técnica o profesional.

”El desempleo abierto entre las personas que han alcanzado niveles elevados de calificación constituye otra forma de desaprovechamiento o subutilización de los recursos humanos en la región”, apuntó el informe.

El deteriorado panorama social de la región también se evidencia en el plano educacional, donde la deserción escolar alcanza a 37 por ciento de los adolescentes latinoamericanos.

”Casi la mitad de ellos deserta tempranamente, sin terminar la educación primaria, pero en varios países la mayor parte del abandono se produce durante el primer año de enseñanza media y afecta mayoritariamente a los estratos de más bajos ingresos, reforzando la cadena de desigualdad desde la infancia”, añade.

Dificultades económicas, trabajo o búsqueda de empleo, son las principales razones que los jóvenes aducen para el abandono escolar. Entre las mujeres se suman las tareas del hogar, el embarazo y la maternidad.

Honduras y Guatemala presentan la deserción escolar urbana más alta, mientras que las más bajas se registran en Bolivia y Chile. (FIN/IPS/as/dm/dv pr/02

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