La grave crisis institucional, política, económica y social que afronta Argentina fue puesto como el ejemplo más acabado de desastre en el primer día de la Cumbre Latinoamericana de Negocios, que organiza en Brasil el Foro Económico Mundial.
Argentina sufre un proceso de atomización, falta de liderazgo, con partidos debilitados y sin respaldo popular, dijo el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, en esta reunión de Río de Janeiro a la que asisten casi 400 delegados de empresas, gobiernos y de grupos no gubernamentales.
Las elecciones presidenciales fijadas para abril son absolutamente imprevisibles, con la posibilidad del triunfo del ex presidente Carlos Menem (1989-1999) o cualquier otro, y el riesgo de surgir un gobierno frágil, con apoyo insuficiente para hallar soluciones, señaló.
Por su parte, Juan Peña, presidente ejecutivo de la Fundación El Otro, dijo a IPS que las instituciones fracasaron y dejaron la sociedad sin formas alternativas de manifestarse.
La separación entre el Estado, el sector privado y el social o tercer sector, a veces con oposición entre ellos, es un error, opinó Peña, cuya organización no gubernamental busca en Argentina superar la fragmentación de la sociedad argentina.
Es necesario revisar las instituciones y crear otras necesarias, mixtas, agrupando las personas en torno a problemas y no apartándolas, sostuvo.
Para la sociedad argentina sería mejor postergar las elecciones, para prolongar el debate actual que estimula la reorganización institucional, agregó Peña.
Algunas redes de la sociedad civil ya eligieron, de todos modos, fortalecer la organización a partir del nivel local, aseguró.
Pero la preocupación más reiterada en la Cumbre, que finalizará el viernes próximo, es la economía.
El secretario de Finanzas de Argentina, Guillermo Nielsen, dibujó un cuadro financiero desesperante. El problema básico es una crisis de confianza, diagnosticó, tras admitir que es muy difícil explicar cómo su país acumuló una deuda externa tan abultada, que supera los 140.000 millones de dólares.
El demorado acuerdo crediticio con el FMI se destinaría a pagar las deudas con los organismos financieras internacionales, que incluyen el mismo FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, a los cuales Argentina tendrá que pagar 9.500 millones de dólares antes de mayo.
Argentina, sin un préstamo del FMI, tendría que usar todas sus reservas de divisas o dejar de pagar nuevamente, como hizo la semana pasada con una obligación de 800 millones de dólares con el Banco Mundial, declaró.
Nielsen indicó que el acuerdo con el FMI se demora debido a la falta de una definición clara sobre los amparos judiciales que aseguran a centenares de miles de ciudadanos el derecho a los depósitos bancarios congelados en dólares de la época del cambio fijo de paridad uno a uno entre el peso argentino y el dólar.
La niña mimada de la comunidad financiera en los años 90 y modelo del FMI hasta 1998, Argentina pagó el precio de combinar el cambio fijo con la indisciplina fiscal, señalaron varios ponentes en el encuentro regional promovido por el Foro Económico Mundial, que se reúne cada comienzo de año en la localidad suiza de Davos.
El país pasó de un extremo a otro, de modelo a horror en pocos años, llegando a un índice de desempleo de 23 por ciento, sin crédito, sumido en la depresión económica, recordó el también argentino Eduardo Elsztain, presidente de la administradora de fondos Dolphin.
Pese a la dura realidad admitida, tanto Nielsen como Elsztain creen que Argentina está en el rumbo correcto y puede recuperar el crecimiento económico, con pérdidas menores para todos si bajan las exigencias de los acreedores.
El subsecretario de Estado para Asuntos Económicos y Agrícolas de Estados Unidos, Alan Larson, atribuyó el fracaso de la ley de convertibilidad, que mantuvo por 11 años el valor del peso igual al dólar, a los choques externos, como el de la crisis asiática o rusa, y a la debilidad fiscal argentina.
También considera posible que el futuro gobierno argentino tenga bases para solucionar la crisis. Pero destacó una desventaja en el pequeño comercio exterior del país, para luego abogar por la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y una mayor apertura del mercado como factores de desarrollo.
Larson insistió en sus varias ponencias la necesidad de liberalizar el comercio, aumentando el intercambio, para impulsar el crecimiento económica de América como un todo.
Precisó también que América Latina debe mantener el proceso democrático y promover la segunda generación de reformas, vinculadas a las instituciones, ampliando la transparencia y el combate contra el crimen organizado, incluso la corrupción.
No faltaron, sin embargo, referencias críticas al proteccionismo y a los subsidios que aplican a su producción los países ricos, como Estados Unidos, que obstruyen el comercio internacional.
La ayuda que necesita de hecho América Latina es libre comercio efectivo e inversiones, afirmó Carlos Bulgheroni, presidente de la firma argentina Bridas Corporation.
Mientras se realizaban los debates, Cerca de 50 manifestantes de pequeños partidos de extrema izquierda protestaron contra la reunión latinoamericana del Foro Económico Mundial.
En esas protestas no estuvo presente el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), activo en ese tipo de actos contra el también llamado For de Davos, contra el ALCA y el FMI, antes de que su líder, Luiz Inácio Lula da Silva, fuera elegido en octubre presidente de Brasil.
El PT nunca tuvo una propuesta socialista, por eso no sorprende esa ausencia, dijo a IPS el manifestante Marcelo Filippo, miembro del Comité Central del Partido Comunista Marxista Leninista. El gobierno de Lula, que asumirá en enero, estará en la derecha en menos de un año, vaticinó. (FIN/IPS/mo/dm/if/02