AMBIENTE-ARTICO: Contaminación rampante

Los indígenas inuit de Canadá y Groenlandia padecen la mayor exposición mundial a sustancias peligrosas, en proporciones que ponen en riesgo el desarrollo físico y mental de la población infantil, advirtió un informe científico.

Metales pesados como mercurio y contaminantes orgánicos persistentes como los PCB (bifenilos policlorados, refrigerantes de sistemas eléctricos) y el plaguicida DDT, se trasladan desde zonas meridionales debido a factores climáticos para ingresar a la cadena alimentaria del Artico.

Las mayores concentraciones de estos químicos se encuentran en los tejidos grasos de mamíferos y peces, que constituyen la dieta del pueblo inuit.

Los contaminantes también afectan la vida silvestre, incluyendo a los osos polares, que padecen creciente mortandad de crías al nacer, sostuvo el informe Contaminación Artica 2002, un análisis de cinco años, publicado por la organización Arctic Monitoring and Assessment Program (AMAP), con sede en Noruega.

Los zorros, focas, orcas, marsopas y aves del Artico también padecen altas proporciones de contaminantes orgánicos persistentes que dañan su sistema nervioso, desarrollo y reproducción, añade el documento.

El estudio detectó asimismo que los inuit del norte de Canadá presentan la mayor mortalidad de cáncer de todas las poblaciones árticas investigadas en Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia.

Estas toxinas, que aparecen en el aire como subproductos de procesos industriales en todo el mundo, son depositadas en la región polar durante la primavera boreal, e ingresan a la cadena alimentaria.

Las focas, ballenas y peces con abundantes tejidos grasos del Artico son los alimentos que aportan nutrientes y energía para sobrevivir en un clima muy duro, subraya el informe.

”Aun somos en gran medida en pueblo pescador y recolector que permanece mucho tiempo fuera”, sostuvo la presidenta de la Conferencia Inuit Circumpolar (ICC), Sheila Watt-Cloutier, que representa a 150.000 indígenas desperdigados en territorios y mares de Alaska, Canadá, Groenlandia y la oriental localidad rusa de Chukotka.

”Es alarmante. No se trata sólo del ambiente. Es una cuestión de salud. No queremos que llegue el día en que hayamos perdido nuestra comida y nuestra herencia cultural”, añadió.

La exposición prenatal a toxinas como los PCB se vincula con el bajo peso al nacer, al crecimiento más lento, reconocimiento visual y memoria más pobres, y deficiencias en el desarrollo psicomotor.

La cantidad de PCB en el organismo de las mujeres inuit, incluidas las encintas, de Canadá y Groenlandia, supera en más de 100 por ciento los umbrales considerados aceptables.

”Descubrimos que los animales marinos están más contaminados de lo que se creía previamente. La única solución es cerrar las canillas donde se generan estas toxinas”, dijo Terry Fenge, asesor de estrategia del ICC.

El año pasado la comunidad internacional firmó el Tratado de Estocolmo, un acuerdo para eliminar o limitar la producción de 12 contaminantes orgánicos persistentes. Mientras Canadá y otras naciones lo han ratificado, aún no lo hacen Estados Unidos ni Rusia.

”Debemos vigilar e insistir en que se cumplan las promesas hechas en los acuerdos internacionales”, dijo Watt-Cloutier.

El ICC recomienda al pueblo inuit que continúe alimentándose como hasta ahora y amamantando a sus bebes, pese a que las toxinas pasan de madre a hijo por la leche materna. ”Creemos que los beneficios aún superan los riesgos”, alegó Fenge.

De acuerdo a nuevos estudios, los hijos nacidos de madres cuya alimentación depende de peces contaminados con mercurio en las islas danesas Faroe, muestran dificultades motoras, y menor capacidad de atención, lenguaje, visión y memoria verbal, aseguró el informe.

La contaminación con mercurio amenaza a niños y niñas de otras regiones del Artico. ”La ciencia muestra ahora significativos niveles de depósito y acumulación biológica en el Artico”, dijo Fenge.

Si bien las emisiones de mercurio procedentes de centrales eléctricas a carbón e incineradores de residuos han caído en Europa y América del Norte, están aumentando en China y otras naciones de Asia.

La combustión de carbón y petróleo libera aproximadamente 6.500 toneladas anuales de mercurio a la atmósfera.

Este metal no está incluido en la lista de 12 contaminantes del Tratado de Estocolmo, por lo que se requiere un esfuerzo global separado para reducir las emisiones, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente debería liderar el proceso, estimó Fenge.

”Es vital que trabajemos con Asia, India y China, en particular, para hallar formas de controlar las emisiones de mercurio”, apuntó.

Esto también constituye un desafío para los científicos, que deben suministrar información sobre los grados de la contaminación y sus orígenes.

El Programa sobre Contaminantes Septentrionales de Canadá, con un costo de seis millones de dólares, puso al país en una situación privilegiada para influir en la cuestión. Pero debe renovarse este año, en medio de recortes presupuestales que ya liquidaron otros centros de investigación en el Artico.

La naturaleza singular del Artico lo convierte en un barómetro mundial para las toxinas atmosféricas, así como para otros problemas ambientales globales como el cambio climático, por eso no pueden detenerse las investigaciones, concluyó Fenge. (FIN/IPS/tra-eng/sl/ml/dcl/en/02

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