Estados Unidos acusó a varios países musulmanes, entre ellos a Arabia Saudita, Irán, Iraq, Pakistán y Sudán, y también a China y a Israel, de negar la libertad de culto a las minorías religiosas.
En su cuarto informe anual sobre persecución religiosa, el Departamento de Estado (cancillería) estadoundense también cuestionó el lunes a países socialistas como Corea del Norte, Cuba, Laos y Vietnam, y a India, Nigeria y naciones de Asia central.
En una crítica inusual, el informe sostiene que los ciudadanos no judíos de Israel, entre ellos musulmanes, cristianos y drusos, son objeto de varias formas de discriminación, algunas de una fuerte dimensión religiosa.
La política de bloqueo desarrollada por Israel en los territorios árabes ocupados impidió a muchos palestinos llegar a sus lugares de oración, según el documento.
La libertad de culto es un arma potente en la guerra contra el terrorismo, dijo, al divulgar el informe, el embajador para Libertad Religiosa de Estados Unidos, John Hanford III.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos dejaron en evidencia la existencia de personas (que) pueden utilizar y (que) utilizan la religión con propósitos terribles, en algunos casos manipulando y destruyendo a otros seres humanos, indicó Hanford en la introducción del informe.
La persecución política y la violencia basada sobre la religión no tienen recompensa en los países cuyos gobiernos protegen la libertad religiosa y donde los ciudadanos la valoran como un bien social, agregó Hanford.
Esa protección es esencial para evitar un potencial choque de civilizaciones, dijo.
Pero al menos una organización musulmana, el Consejo para las Relaciones Estadounidenses-Islámicas (CAIR), advirtió que el propio gobierno de Estados Unidos no respetó la libertad religiosa.
Sería muy interesante que los autores de este informe echaran una mirada a Estados Unidos. No hay discriminación institucionalizada, pero sí, definitivamente, una alta tolerancia para los actos de discriminación contra los musulmanes, dijo el portavoz del CAIR, Jason Erb.
El Departamento de Estado está obligado a elaborar un informe sobre el estado mundial de la libertad religiosa por una ley aprobada en 1998, promovida por legisladores de la derecha cristiana ante crecientes persecuciones contra cristianos en China, India, Rusia y países musulmanes.
El proyecto original incluía severas sanciones para los países cuestionados, que el gobierno debía implementar obligatoriamente. Pero la iniciativa fue aprobada sin esas disposiciones dada la oposición del entonces presidente Bill Clinton y de grandes empresas con intereses en China y en los países árabes.
La norma, por ejemplo, no obliga ahora al presidente de Estados Unidos a imponer sanciones contra los países criticados en el informe del Departamento de Estado.
De todos modos, el gobierno de George W. Bush podría identificar en las próximas semanas países a los que podría imponer sanciones por no respetar la libertad religiosa.
El informe clasifica los gobiernos que cometen abusos en cinco grandes categorías, desde regímenes autoritarios y totalitarios que intentan controlar las prácticas y creencias religiosas hasta gobiernos que estigmatizan ciertas religiones como cultos o sectas, entre los que figuran varios de Europa.
El Departamento de Estado ubicó en la primera categoría a Birmania, China, Corea del Norte, Laos y Vietnam. En ninguno de esos países se registraron avances en materia de libertad religiosa el año pasado, según el informe.
Pero la situación en Afganistán, que estuvo incluido en la lista los tres años anteriores, mejoró significativamente como consecuencia de la caída del régimen islámico de Talibán en diciembre, según el informe, que atribuyó al nuevo gobierno un compromiso con la tolerancia religiosa.
El Departamento de Estado incluyó en la segunda categoría a gobiernos que mostraron hostilidad hacia las minorías o a las religiones no aprobadas, como Arabia Saudita, Irán, Iraq, Pakistán, Sudán, Turkmenistán y Uzbekistán.
Baha'is, judíos, cristianos, mandeanistas y musulmanes sufíes sufrieron prisión, acoso e intimidación sobre la base de sus creencias religiosas en Irán, donde también se registró el encarcelamiento de periodistas acusados de insultar el Islam o cuestionar las bases islámicas de la República.
El informe acusa a Bagdad de políticas sistemáticas y viciosas contra los chiítas, rama del Islam que practica la mayoría de la población iraquí, así como abusos contra los cristianos asirios y caldeos, mientras en Arabia Saudita no existe la libertad religiosa.
Mientras, el gobierno pakistaní no protege los derechos de las minorías religiosas, tanto por la política púbica como por su falta de voluntad para actuar contra las fuerzas sociales hostiles a las minorías.
En ese sentido, continuaron los actos de violencia contra las minorías islámica chiíta y ahmadi, así como contra iglesias y asociaciones cristianas.
El informe también señala que en Bangladesh, Belarús, Egipto, Georgia, Guatemala, India, Indonesia y Nigeria el Estado no muestra preocupación ante la discriminación y el hostigamiento sufridos por las minorías a manos de organizaciones no oficiales o por funcionarios de la ley.
Pero en Egipto mejoró el tratamiento brindado a los cristianos coptos en 2001.
En la cuarta categoría se incluyen países en que se aprobaron leyes discriminatorias o donde se implementaron políticas que dejan a las minorías religiosas en una situación de desventaja. Estos países son Brunei, Eritrea, Israel (los territorios árabes que ocupa), Jordania, Malasia, Moldavia, Rusia y Turquía.
Pero Erb advirtió que algunos de los abusos analizados en el informe son sufridos por los musulmanes en territorio estadounidense, en particular luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, atribuidos por Washington a la organización radical islámica Al Qaeda.
Nos preocupa mucho que todos los musulmanes sean vistos como una amenaza para la seguridad por las acciones de unos pocos. Las políticas impuestas desde el 11 de septiembre tuvieron como efecto la estigmatización de todos los musulmanes, en particular de los inmigrantes, indicó el portavoz del CAIR.
Entre esos abusos, Erb mencionó el registro de las huellas dactilares de los inmigrantes musulmanes y las preguntas que se les formulan sobre sus prácticas religiosas.
Además, el activista sostuvo que agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) están, al parecer, infiltrándose en mezquitas para vigilar una actividad que debería estar protegida de acuerdo con las normas constitucionales.
Por cierto, los abusos en Estados Unidos no son tan graves como los cometidos en muchos países mencionados en el informe, pero existen ciertos paralelos que son destacables, concluyó. (FIN/IPS/tra-eng/jl/mj/hd cr/02