El gobierno de Japón, preocupado por la constante caída de la tasa de natalidad, brindará ayuda financiera a empresas privadas que concedan licencias por paternidad a su personal masculino.
Los empresarios critican las medidas que implementará a partir de abril de 2003 el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, las cuales, en cambio, fueron aplaudidas por organizaciones feministas.
El gobierno del primer ministro Junichiro Koizumi prevé destinar 9.000 millones de dólares para financiar licencias por paternidad. Las compañías privadas podrán recibir hasta 80.000 dólares para financiar las licencias especiales a su personal masculino.
El número de nacimientos en este país de 125 millones de habitantes cayó de dos millones en los años 70 a 1,1 millones en 2001, lo que convierte a la sociedad japonesa en la que envejece con más rapidez en todo el mundo.
La tasa de fertilidad de Japón (promedio de hijos por mujer entre los 15 y los 49 años) es de apenas 1,3, las más baja de Asia del Pacífico, mientras en toda Asia es de 2,6, informó la no gubernamental Oficina de Referencia Poblacional, de Estados Unidos.
Expertos atribuyen la caída de la natalidad al fenómeno del matrimonio tardío. El promedio de edad en que las mujeres japonesas contraen matrimonio pasó de 25 en 1980 a 27 en 2001, y la edad promedio del primer embarazo, de 26 a 28.
La decisión del gobierno de apoyar la licencia por paternidad es un milagro, dijo la editora de la revista Women's News, Yoriko Abe.
Women's News ha librado una dura batalla contra lo que llama el sistema oficial japonés, que estimula a los hombres a que antepongan el trabajo a la familia y que limita a la mujer al papel de ama de casa.
De hecho, el gobierno sentó un precedente a fines de septiembre, cuando anunció su intención de aumentar la proporción de hombres que toman licencia por paternidad del actual 0,4 a 10 por ciento.
El Ministerio manifestó su deseo de aumentar a 80 por ciento la proporción de mujeres que toman licencia por maternidad, cuando ahora es de poco más de 54 por ciento.
Japón aprobó hace 10 años la creación de una licencia por paternidad que le permitía a los hombres tomarse un año libre para participar en la crianza de los hijos, un beneficio que antes estaba limitado a las madres. Pero la medida no tuvo los resultados esperados.
En esta nueva iniciativa, los empleados con licencia por paternidad recibirán una paga adicional que representará 40 por ciento de su salario, tomada de su seguro de desempleo, hasta que el bebé cumpla un año.
La raíz del problema es la visión tradicional de que la crianza de los hijos es tarea femenina, sostuvo el profesor del Departamento de Educación de la Universidad de Tokio, Toshiyuki Shiomi.
La impronta psicológica de este pueblo es tan fuerte que es difícil cambiar, aun sabiendo que es necesario, dijo Shiomi.
Por su parte, el presidente de la principal asociación empresarial japonesa, Keidanren, Takahashi Kiriki, se mostró escéptico. Hay compañías que sienten que la medida del gobierno interfiere en sus negocios, dijo Kiriki al diario Asahi Newspaper.
En algunos casos, la licencia por paternidad no contó con el apoyo de las empresas.
Minoru Onishi, de 35 años, se tomó tres meses de licencia en 1999 para dedicarse a cuidar a sus trillizos. Cuando volvió a trabajar, la firma lo transfirió a un cargo de inferior jerarquía como castigo por haber pasado tanto tiempo fuera.
A pesar de los grandes obstáculos, hay indicios de que Japón podría estar en camino de una largamente esperada transformación.
El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar descubrió que el actual número de hombres que gozan de licencia por paternidad es muy pequeño, y que 7,4 por ciento de los trabajadores encuestados señalaron que la pedirían si les fuera posible.
Por otra parte, ya surgen organizaciones de padres jóvenes, que defienden su derecho a dedicarse a criar a sus hijos.
Tengo que trabajar media jornada y hacer gran parte de la tareas domésticas. Tomé esta decisión luego de que mi esposa tomó un empleo de tiempo completo, y no me quejo, dijo el presidente de la organización Ikujieren, Masaki Matsuda, de 38 años.
Hay un creciente número de hombres convencidos de que si pueden dedicar más tiempo a sus hijos, toda la sociedad se beneficiará. Mi madre apenas veía a mi padre, quien pasaba todo el día en la compañía. Las mujeres japonesas están hartas de esta situación y los niños extrañan a sus padres, añadió Matsuda.
El propio primer ministro Koizumi se hizo cargo solo, después de divorciarse en 1982, de dos hijos infantes. (FIN/IPS/tra- eng/sk/aag/ral/rp/mj/pr/02