La opinión pública pakistaní aún se pregunta qué partidos formarán el gobierno al que a principios de noviembre, el presidente militar Pervez Musharraf cederá sus funciones ejecutivas, para conservar sólo las representativas.
Los ciudadanos votaron en elecciones parlamentarias el 10 de este mes por primera vez desde el golpe militar encabezado por Musharraf en octubre de 1999, y el resultado es una dividida Asamblea Nacional legislativa.
Unos 16 partidos nacionales y regionales estarán representados en la Asamblea de 342 escaños, además de un importante número de candidatos independientes, según los resultados de la Comisión Electoral.
El ganador fue el partido que respalda a Musharraf, la Liga Musulmana de Pakistán-Quaid (PML-Q) que obtuvo 77 legisladores.
El Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), de la proscripta ex primera ministra Benazir Bhutto (1988-1990 y 1993-1996) tendrá 63 representantes y 45 serán para el Frente de Acción Unitaria (Muttahida Majlis-e-Amal, MMA), una alianza de seis partidos musulmanes.
La Liga Musulmana de Pakistán (PML) del ex primer ministro Nawaz Sharif, (1990-1993 y 1997-1999), exiliado en Arabia Saudita, apenas logró 14 legisladores.
La Asamblea incluye 60 escaños reservados para representantes de las mujeres y 10 para las minorías no musulmanas, que serán distribuidos entre partidos que hayan obtenido al menos cinco por ciento del total de legisladores.
Para formar gobierno, cualquier partido o coalición necesita al menos 137 parlamentarios para dominar el bloque de 272 escaños no reservados, lo cual es casi imposible en este fracturado parlamento, coinciden muchos observadores.
Tenemos un parlamento dividido y lo que obtendremos será un gobierno de coalición basado en amargos compromisos, que podría estar en problemas incluso antes de asumir, opinó el analista político Nasir Zaidi.
Pero lo que importa ahora es la transición y el traspaso del poder del régimen militar a un sistema democrático, añadió.
Un polémico plebiscito celebrado en abril permitió a Musharraf extender su presidencia por cinco años más.
Aunque el mandatario se comprometió a entregar el poder ejecutivo a un gobierno civil en la primera semana de noviembre, aún no se sabe cuándo se celebrará la primera sesión del parlamento.
Si bien la formación del gobierno parece ser una tarea más difícil que nunca, los partidos deben comprender la responsabilidad de proteger la democracia e impedir que sea tomada como rehén, subrayó el 16 de este mes un artículo editorial del diario en inglés The News.
Los tres primeros partidos intensificaron las negociaciones en procura de compromisos en materia programática, pero no hay muchas esperanzas de que se logre fácilmente un acuerdo.
Estamos en condiciones de formar gobierno con el apoyo del PML (de Sharif) y los partidos que hicieron campaña por el retorno de la democracia. Estamos en contacto con todos, incluido el MMA, dijo a IPS el líder del PPP, Amin Fahim.
Por su parte, el PML-Q asegura que están avanzadas las conversaciones con el MMA, aunque la alianza religiosa está en una tesitura diferente.
Al comprender las profundas diferencias políticas que mantiene tanto con el PPP como con el PML-Q, el MMA llamó el 15 de octubre a un gobierno de reconciliación nacional.
En una conferencia de prensa en Islamabad, el líder del MMA, Maulana Fazlur Rehman, dijo que su partido sólo resolvería sobre la formación de un nuevo gobierno después de lograr consenso en materia de política exterior.
Un asunto central de la plataforma electoral del MMA es el retiro de las tropas que Estados Unidos desplegó en Pakistán como parte de su guerra contra el terrorismo.
Pero fuentes del MMA descartan una coalición con el PML-Q o con el PPP, ambos demasiado liberales para los votantes religiosos.
El MMA hizo caudal electoral apelando al sentimiento antiestadounidense y al rechazo que provocó la adhesión de Musharraf a la guerra de Estados Unidos contra el régimen fundamentalista islámico Talibán, en el vecino Afganistán.
Ahora le sería muy difícil justificar una alianza con los seguidores de Musharraf, dijo un dirigente islámico que no quiso dar su nombre.
A menos que se asegure que las tropas estadounidenses serán despedidas y que se impondrá la shariah (ley islámica) la coalición con el PPP o el PML-Q está fuera de discusión, añadió la fuente.
No obstante, mantenemos abierto el canal de diálogo con todos los partidos en la esperanza de una reconciliación y un gobierno nacional, sostuvo la fuente.
Mientras, analistas políticos sostienen la necesidad de formar un gobierno contra viento y marea. Un fracaso podría ser interpretado por los militares como señal de inestabilidad y alentar un retorno de la dictadura, agregan.
Es posible alcanzar una coalición que funcione, apuntó el analista Zaidi.
Un gobierno nacional con todos los partidos podría basarse en el deseo común de restaurar la Constitución de 1973, que Musharraf ha reformado (recortando) las facultades del parlamento, sugirió.
También se necesitaría algún acuerdo en política económica y exterior, pero debe haber un gobierno establecido que reciba el poder de los militares, subrayó. (FIN/IPS/tra-eng/mg/js/dcl/ip/02