MERCOSUR: Una lejana moneda única

La coyuntural paridad cambiaria de las monedas de Argentina y Brasil respecto del dólar no alcanza para llegar a la unidad monetaria del Mercosur, pues antes se debe avanzar en convergencias macroeconómicas, según el gobierno argentino.

Así lo explicó este miércoles el secretario de Programación Económica, Daniel Novak, en la apertura del seminario denominado ”Los nuevos desafíos para la integración regional”, convocado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (Intal), dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo.

La integración, más allá de los avatares de los procesos de cada bloque en la región, sigue siendo la mejor herramienta para el desarrollo de los países y una vía para su incorporación a la economía mundial, apuntó, a su vez, el director del Intal, Juan José Taccone, en este foro realizado en Buenos Aires.

No obstante, el experto advirtió que el desafío principal para avanzar en la integración será la capacidad institucional de los gobiernos para participar en las negociaciones, que son cada vez más complejas en cantidad de escenarios y en diversidad de asuntos.

El Mercosur (Mercado Común del Sur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y que tiene como asociados a Bolivia y Chile, se encuentra estancado desde hace algunos meses debido a la crisis de los países miembros, en especial de Argentina, donde el colapso económico de diciembre desbordó hacia otras áreas.

Pero el proceso de integración regional ya se había enlentecido en enero de 1999, cuando Brasil se vio obligado a devaluar su moneda, el real, para detener una severa crisis financiera.

Esa medida de Brasilia catapultó una serie de conflictos por la asimetría de precios en el intercambio comercial con Uruguay, que conservó hasta mediados de este año su sistema de banda cambiaria con cotizaciones de máxima y mínima, y con Argentina, que mantuvo la paridad de un peso un dólar por más de 11 años.

El tipo de cambio en Argentina fue liberado por el gobierno de Eduardo Duhalde en enero, pocos días después de que el Congreso lo impusiera en el cargo para completar el mandato constitucional de cuatro años de Fernando de la Rúa, que renunció el 20 de diciembre en medio de caos social dos años después de asumir.

El acelerado proceso de depreciación del peso argentino sólo se detuvo en septiembre, para fluctuar en torno a 3,70 unidades por dólar.

Las disputas comerciales habían llevado en 1999 al presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, a sugerirle a su par argentino de entonces, Carlos Menem, que devaluara el peso para compensar la pérdida de competitividad de los productos argentinos, como fuera divulgado semanas atrás.

Sin embargo, Menem no aceptó la recomendación.

Ahora, no sólo Argentina abandonó el cambio fijo, y la cotización del dólar fluctuó en 3,70 pesos por unidad en los últimos días, sino que Brasil sufre turbulencias financieras que han enterrado el real hasta necesitar 3,70 unidades por cada dólar.

Algunos expertos atribuyen esa depreciación del real a la incertidumbre frente a las elecciones presidenciales de este mes, mientras que otros sostienen que la causa son los vencimientos de deuda externa de corto plazo.

Pero el secretario argentino de Programación Económica, Daniel Novak, restó posibilidades a la idea surgida en algunos ambientes económicos en torno de avanzar más rápidamente en la creación de una moneda única del bloque, aprovechando la similar cotización de sus monedas frente al dólar.

Novak consideró que el Grupo de Monitoreo Macroeconómico, creado a comienzos de 2000 bajo la coordinación de los ministerios de Economía y los bancos centrales del Mercosur, está trabajando con metas consistentes y con nuevas pautas de convergencia en materia fiscal, de inflación y de deuda.

El Grupo había avanzado en 2000, pero al año siguiente prácticamente no se reunió debido a que el Mercosur ingresó en una etapa de parálisis, como consecuencia de la crisis en Argentina.

A pesar de que la crisis se profundizó este año, Novak remarcó que ahora el objetivo central de corto plazo es el de revalorizar la coordinación macroeconómica para que, aun en medio de las turbulencias, se puedan sentar las bases para metas de largo plazo y unas pautas de convergencia viable.

En ese sentido, informó que el Grupo presentó su propuesta de trabajo a los ministros y representantes de bancos centrales del bloque, para fueran ratificadas las metas comunes en materia fiscal, de deuda y de inflación establecidas a fines de 2000, incluyendo algunas pautas para dicha convergencia.

También ratificaron el compromiso de los cuatro países miembros del bloque y de los dos asociados de mantener la disciplina fiscal como objetivo básico, desarrollar la coordinación cambiaria, aplicar políticas monetarias consistentes y coordinar el control de los capitales de corto plazo. (FIN/IPS/mv/dm/IF/02

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