India anunció este miércoles la retirada gradual de los 700.000 soldados desplegados desde diciembre en los 3.000 kilómetros de frontera con Pakistán, dado que concluyeron las elecciones en el disputado estado limítrofe de Jammu y Cachemira.
El ministro de Defensa, George Fernandes, anunció luego de una reunión del Comité de Seguridad del gabinete que las tropas serán replegadas pero sin perjudicar la capacidad de responder con decisión ante cualquier emergencia.
La gubernamental Junta Asesora de Seguridad Nacional recomendó este mismo miércoles al Consejo de Seguridad Nacional que preside el primer ministro Atal Bihari Vajpayee la retirada gradual de tropas de los noroccidentales estados de Gujarat, Rajastán y Punjab, fronterizos con Pakistán.
Pero la Junta también aconsejó mantener dispuestas tropas militares en la línea de control que opera hace más de medio siglo como virtual frontera entre la Cachemira india y la pakistaní.
Jammu y Cachemira es el único estado de mayoría musulmana de India y la disputa por su soberanía fue causa de dos guerras abiertas y no declarada entre este país y Pakistán desde 1947, a las que suma la que concluyó con la independencia de Bangladesh en 1971.
Era tiempo de que se dispusiera la retirada, pues la utilidad del despliegue militar se ha erosionado. Ahora que terminaron las elecciones en Jammu y Cachemira, la lógica del despliegue no existe más, dijo el general retirado del ejército y analista en asuntos militares V. R. Raghavan.
La movilización de tropas, considerada la mayor desde la segunda guerra mundial, cuando India y Pakistán aun eran colonia de Gran Bretaña, fue dispuesta por Nueva Delhi en respuesta al atentado cometido mediante un coche-bomba contra el parlamento indio el 13 de diciembre pasado.
Según las autoridades de India, el comando de cuatro suicidas que perpetraron el ataque eran pakistaníes integrantes del grupo islámico Lashkar-e-Tohiba (Soldados de Dios). Islamabad negó todo involucramiento con el ataque.
Además de trasladar a la frontera soldados y vehículos artillados y tanques, India también aumentó el despliegue de los escuadrones de combate en bases militares de la retaguardia y a buques de guerra en aguas internacionales frente a la costa pakistaní.
Los dos países de Asia meridional, ambos poseedores de armas nucleares, estuvieron a punto de enfrentarse en una guerra en mayo y en junio.
La reunión de la Junta Asesora de Seguridad Nacional de este miércoles fue la primera luego de la guerra no declarada en la fronteriza reunión de Kargil, donde las tropas indias repelieron a pakistaníes intrusos fuertemente armados que habían ocupado montañas ubicadas en la línea de control.
Entre las razones de la retirada figuraron los 40 millones de dólares mensuales que insume el mantenimiento de las tropas en un terreno muy accidentado, que abarca áreas desérticas en Rajastán y las estribaciones de los montes Himalaya.
Esos costos, de todos modos, se habían reducido tras el enfriamiento del conflicto entre Pakistán e India gracias a la mediación de Estados Unidos, cuya guerra contra el terrorismo en Afganistán dependía de que Islamabad le facilitara sus instalaciones militares.
India aseguró estar preparada para enfrentarse con Pakistán en una guerra a pesar de la presencia de tropas estadounidenses en ese país, pero retiró su marina de guerra y la mayoría de sus aviones a posiciones más alejadas de la frontera luego de que Washington le diera garantías.
El presidente militar de Pakistán, Pervez Musharraf, le aseguró al gobierno de India, a través del subsecretario (viceministro) de Defensa estadounidense Richard Armitage, que no volvería a registrarse infiltración alguna de combatientes irregulares a través de la línea de control.
De todos modos, India anunció que las tropas continuarían desplegadas en la frontera al menos hasta que concluyera el proceso electoral desarrollado en Jammu y Cachemira entre septiembre y octubre, en especial luego de que Musharraf calificó esos comicios de ilegales.
Nueva Delhi pretendía, mediante las elecciones, perpetuar la ocupación de Jammu y Cachemira, según el presidente pakistaní.
Los comicios en los que participaron 45 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar fueron avalados por observadores internacionales independientes, entre ellos diplomáticos occidentales y periodistas.
Funcionarios indios consideran que la relativamente baja abstención, en medio de la violencia que reinó en Jammu y Cachemira durante la campaña electoral y las amenazas de organizaciones armadas separatistas, indica el deseo de la ciudadanía del estado de mantenerse dentro de India. (FIN/IPS/tra- eng/rdr/js/mj/ip/02