DESARROLLO: Países ricos violan derecho a la alimentación

Los países ricos infringen el derecho humano a la alimentación al faltar a su compromiso de contribuir a la erradicación del hambre del mundo, advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Pese a las promesas realizadas en tres grandes conferencias internacionales sobre alimentación desde 1974, cerca de 36 millones de personas mueren directa o indirectamente de hambre cada año, destacó en un informe Jean Siegler, relator especial de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos.

Millones de personas siguen padeciendo hambre o mueren de forma precoz debido a la desnutrición crónica, señaló Siegler, autor del nuevo informe de 15 páginas.

”Cada siete segundos muere un niño menor de 10 años por los efectos directos o indirectos del hambre. La desnutrición tulle a los niños de por vida: las células cerebrales no se desarrollan, el crecimiento se atrofia, y la ceguera y otras enfermedades se vuelven comunes”, dijo.

Todo esto ocurre en un mundo que es más rico que nunca antes y produce alimentos más que suficientes para alimentar a la población mundial.

Por lo tanto, ”el hambre no es producto del destino; el hambre es el resultado de la acción o la inacción humana”, sentenció el relator especial.

En 1974, la Conferendia Mundial de Alimentación prometió erradicar el hambre en una década, pero ese objetivo no se cumplió.

En 1996, la Cumbre Mundial de Alimentación prometió reducir el hambre a la mitad para 2015, pero seis años después, hay todavía 815 millones de hambrientos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En junio de este año se celebró una segunda Cumbre Mundial de la Alimentación para evaluar los progresos realizados desde 1996.

”La conclusión fue que el progreso hacia la meta fijada había sido muy poco, y que al ritmo actual, llevará al menos hasta 2030 reducir el hambre mundial a la mitad”, recordó Siegler.

Pero los estados miembros reconocieron en esas tres conferencias que la alimentación es un derecho humano básico y acordaron redactar pautas voluntarias para la realización de ese derecho.

Si ese proceso se fortalece, ”los gobiernos deberán rendir cuentas por las promesas que hacen en cumbres internacionales, dado que tomar medidas para reducir el hambre se volvería una obligación legal, no una opción política”, señaló Siegler.

En muchos países, en especial en Africa, la situación se deteriora en ves de mejorar. Al menos 16 países africanos enfrentan en la actualidad emergencias alimentarias.

Malawi, Zambia, Zimbabwe, Lesotho y Angola padecen hambruna o escasez grave de alimentos.

El número de personas que padecen escasez de alimentos en Africa austral aumentó de 12,8 millones en mayo a 14,4 millones, señaló James T. Morris, del Programa Mundial de Alimentos.

En cada país visitado, el equipo de la ONU se enfrentó con ”una mezcla devastadora de hambre extrema y graves deficiencias en la agricultura, la salud, el saneamiento y la capacidad institucional”, señaló Morris.

El Programa Mundial de Alimentos pidió a mediados de julio 611 millones de dólares en ayuda alimentaria y no alimentaria para Africa austral, pero hasta ahora, los donantes occidentales confirmaron apenas 36 por ciento de la asistencia solicitada.

El hambre también aumentó en los últimos seis años en Afganistán, Bangladesh, Corea del Norte, Tanzania y Uganda. Asimismo, la situación alimentaria es grave en Argentina, El Salvador, partes de Guatemala, islas Cook y Tonga.

Según Siegler, el acceso a la tierra y la reforma agraria son estrategias clave para asegurar el derecho a la alimentación.

El funcionario señaló ”profundas contradicciones” en las acciones de algunos países que invocan el libre comercio en la agricultura como llave para reducir el hambre mientras protegen cada vez más su propia actividad agrícola.

Los agricultores de los países ricos de Europa occidental recibieron 335.000 millones de dólares en subsidios en 1998, y este año, Estados Unidos anunció un paquete de 180.000 millones de dólares en subvenciones agrícolas en un plazo de 10 años.

”Está claro que estas acciones contribuyen a la profunda desigualdad dentro del actual sistema internacional de comercio, con graves efectos sobre la realización del derecho a la alimentación, en especial en los países en desarrollo”, concluyó Siegler. (FIN/IPS/tra-en/td/ml/mlm/dv/02

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