La violencia aumentó este miércoles en el conflictivo estado indio de Cachemira, cuando militantes islámicos realizaron un nuevo intento por frustrar las elecciones estaduales que impulsa el gobierno central.
Al menos 18 personas murieron en ataques atribuidos a grupos radicales establecidos en el vecino y rival Pakistán desde la tercera fase de los comicios legislativos, el martes, que convocó a 42 por ciento de los votantes habilitados pese a las amenazas de violencia.
La primera etapa de las elecciones tuvo lugar el 16 de septiembre, y la cuarta y última se realizará el 8 de este mes.
Mediante estos comicios, Nueva Delhi pretende afirmar su dominio sobre Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, que fue causa de dos guerras abiertas y una no declarada con Pakistán desde 1947.
Por otra parte, los separatistas moderados de Cachemira decidieron boicotear las elecciones, mientras los extremistas islámicos fueron más allá y prometieron (y cumplieron) matar a candidatos, funcionarios electorales y votantes.
En la mañana de este miércoles, una bomba de tiempo explotó en un autobús que transportaba peregrinos hindúes al santuario de Vaishnodevi, en el distrito de Jammu, causando la muerte a dos personas y heridas a otras 21, según informes policiales.
Las víctimas procedían en su mayoría de los estados septentrionales de Punjab y Uttar Pradesh y del vecino Nepal.
Según el jefe estadual de policía, A.K. Suri, los autores del atentado pertenecen a los grupos radicales islámicos Lashkar-e- Toiba (Soldados de Dios) y Jaish-e-Mohammed (Ejército de Mahoma), establecidos al otro lado de la frontera cachemira, en Pakistán.
Hizbul Mujahideen, otro grupo militante pro-pakistaní, se atribuyó la responsabilidad por dos explosiones de minas terrestres, una el martes y otra este miércoles, que provocaron la muerte de 12 miembros de la paramilitar Fuerza de Seguridad Fronteriza.
Además, cuatro miembros de la Conferencia Nacional, el partido pro-Nueva Delhi que gobierna Cachemira, fueron muertos a tiros en la frontera del distrito de Kupwara, aparentemente por desafiar el boicot lanzado por los militantes.
Antes de las elecciones, un hombre cubierto por una burka, el atuendo que usan las mujeres musulmanas ortodoxas y las cubre de pies a cabeza, asesinó al ministro estadual de Leyes, Mushtaq Ahmed Lone, durante un acto electoral.
Pakistán considera que las elecciones son un fraude concebido para perpetuar el dominio de India sobre Cachemira.
Por otra parte, Nueva Delhi acusa a Islamabad de patrocinar y entrenar a los separatistas islámicos, pero el gobierno pakistaní afirma que sólo les brinda apoyo moral.
El psefólogo Yogendra Yadav consideró muy estimulante la participación electoral de 42 por ciento el martes, teniendo en cuenta que la tercera fase incluía distritos como Anantnag y Pulwama, donde los separatistas están muy activos.
La concurrencia de ese porcentaje de ciudadanos a las urnas podría deberse al deseo de expulsar del poder al partido de la Conferencia Nacional, liderado por el ministro jefe Farooq Abdullah.
La Conferencia es aliada del Bharatiya Janata Party, el partido hinduista y nacionalista que domina la coalición nacional de gobierno.
En un esfuerzo por evitar la derrota electoral, Omar Abdullah, hijo y heredero político del ministro jefe y miembro del gabinete del primer ministro Atal Bihari Vajpayee, anunció que su partido saldrá pronto de la coalición de gobierno.
Algunos analistas opinaron que la participación electoral en las tres fases electorales realizadas hasta ahora fue baja y no contribuirá a afirmar la posición del gobierno central de India ni de los separatistas.
Sin embargo, Yadav destacó como hecho positivo que las elecciones hayan generado una competencia auténtica entre los partidos políticos, en especial entre la Conferencia Nacional y el Partido Democrático del Pueblo, de Mufti Mohammed Sayyed. (FIN/IPS/tra-en/rdr/ral/mlm/ip-hd/02