AMBIENTE-RUSIA: Apuesta por el carbón enturbia verdor oficial

El gobierno de Rusia alienta el uso de carbón para producir electricidad, una política que impulsará el crecimiento económico pero perjudicará el ambiente, advirtieron expertos.

Activistas sostuvieron que la sustitución en las centrales eléctricas del gas natural, considerado el menos contaminante de los combustibles fósiles, por carbón se contradice con el compromiso que el gobierno de Vladimir Putin asegura tener con la causa ambientalista.

La nueva estrategia energética podría impedir a Rusia el cumplimiento de las metas de reducción de emisiones de gases invernadero impuestas en el Protocolo de Kioto, cuya ratificación se prevé para fines de año, agregaron.

”Al disponer un mayor uso de carbón para cubrir su demanda de energía, Rusia libera sus reservas de gas natural para exportar el producto a Occidente”, dijo a IPS la coordinadora de Programas sobre Cambio Climático de la filial rusa de la organización ambientalista Greenpeace Internacional, Natalia Olefirenko.

”Es un enfoque defectuoso, y representa una claudicación porque el uso creciente de carbón tendrá un efecto negativo en el balance ambiental del país”, entre otras razones porque aumentará la lluvia ácida y la emisión de gases invernadero, causantes del recalentamiento de la Tierra, agregó Olefirenko.

La lluvia ácida es el resultado de la precipitación sobre la Tierra de ácido sulfúrico y ácido nítrico, originados cuando las emisiones de los óxidos de azufre y nitrógeno, producto de la quema de combustibles fósiles, entran en contacto con la humedad atmosférica.

La combustión de carbón causa más lluvia ácida y emite más gases invernadero que la de gas natural.

Las reservas de carbón de Rusia se calculan en tres billones de toneladas, casi un tercio de las mundiales. Ochenta por ciento se concentran en la septentrional región de Siberia.

El carbón fue un pilar de la economía rusa hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991. Durante el régimen socialista, era común que las autoridades mantuvieran sus minas abiertas aun cuando hubieran dejado de ser lucrativas, a través de un sistema de subsidios.

Pero esos subsidios fueron eliminados en 1993, lo que impidió al sector del carbón competir con el gas natural, cuyo precio se mantuvo artificialmente bajo para contener la inflación. Hoy, el costo de la electricidad producida en centrales alimentadas a carbón duplica el de la generación por gas.

El Banco Mundial concedió créditos por 1.300 millones de dólares para ayudar a cerrar las minas de carbón deficitarias, privatizar las aún lucrativas y brindar entrenamiento en otras labores a los obreros de carbón despedidos, que sólo en 1998 fueron 420.000.

El sector del carbón aún emplea a 320.000 personas y produjo 270 millones de toneladas en 2001. Pero la extracción cayó 11 por ciento en el primer semestre de 2002, debido a que la compañía que monopoliza la generación de electricidad, Sistemas Unificados de Energía, dejó de utilizar carbón para emplear sólo gas.

La compañía asegura que la conversión de 30 centrales eléctricas que hoy utilizan gas natural como combustible para alimentarlas con carbón tendría un costo de 1.000 millones de dólares, incluidos los gastos para minimizar el daño ambiental.

Pero no muchas empresas que utilizan carbón como combustible tienen dinero para tomar previsiones ambientales. De ese modo, aumentaría la emisión de dióxido de carbono, el principal de los gases invernadero.

Putin afirmó que Rusia se ”inclina” a ratificar el Protocolo de Kyoto, tratado internacional de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático firmado en 1997 en esa ciudad japonesa.

El Protocolo fija metas para la reducción de las emisiones de gas invernadero atribuidas a la quema de combustibles fósiles. El gas natural libera menos dióxido de carbono a la atmósfera que el carbón.

El primer ministro ruso Mijail Kasyanov anunció en septiembre ante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, celebrada en la ciudad sudafricana de Johannesburgo, la iniciativa de Putin de convocar una conferencia internacional sobre cambio climático en Moscú para 2003.

Además, Kasyanov pronocticó que Moscú ratificará el Protocolo de Kyoto ”en un futuro muy cercano”. Otros funcionarios del gobierno calcularon que la ratificación se registrará este mismo año.

Noventa y cinco de los 120 países firmantes del Protocolo de Kyoto ya lo ratificaron, pero para su entrada en vigor es necesario que los ratificantes sumen 55 por ciento de las emisiones de gases invernadero mundiales calculadas en 1990.

Los países que ya ratificaron el tratado, entre los que figuran los 15 de la Unión Europea, otros de Europa oriental que no integran el bloque y Japón, suman 39 por ciento de las emisiones. Rusia representa 17 por ciento del total, por lo que su ratificación supondría la vigencia del Protocolo.

El gobierno de Estados Unidos, que concentra 25 por ciento de las emisiones, anunció que, a pesar de haber firmado el tratado, no impulsará su ratificación ante el Congreso legislativo.

Pero el anuncio sobre el impulso del uso del carbón deja dudas sobre el compromiso real de Moscú respecto del Protocolo. (FIN/IPS/tra-eng/sb/ss/mj/en/02

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