El hueco en la capa de ozono sobre la Antártida se dividió la semana pasada en dos partes, un hecho sin precedentes que sorprendió a la comunidad científica, informaron funcionarios de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Michael Proffitt, especialista de la OMM en las cuestiones del ozono, se negó a pronunciarse sobre el carácter favorable o adverso del fenómeno. Para mí ha sido algo muy sorprendente. Los científicos no esperaban ver una cosa así, reconoció.
El director del programa atmosférico y ambiental de la OMM, Frederic Delsol, relacionó el hecho con corrientes muy anormales registradas este año en la atmósfera del hemisferio sur.
Eso determina que el hueco de ozono no se presente de la manera habitual y adquiera una forma del todo diferente, señaló Delsol.
La capa de ozono, situada entre 15 y 50 kilómetros sobre la superficie terrestre, filtra radiaciones ultravioletas dañinas para seres humanos, fauna marina y cultivos. Entre los problemas de salud pública causados por su debilitamiento está el peligro de aumento de afecciones oftalmológicas y cáncer de piel.
Desde 1980 se registran adelgazamientos estacionales de esa capa de agosto a diciembre, sobre el hemisferio sur, equivalentes por sus consecuencias a la formación de un hueco de millones de kilómetros cuadrados. El fenómeno se debe a emisión de gases que la comunidad internacional se comprometió en 1987 a dejar de usar en 2010.
La OMM sigue la evolución del hueco de ozono mediante datos obtenidos por estaciones de la red mundial de observación atmosférica, muchas de ellas en el continente antártico, e imágenes recibidas vía satélite en forma casi instantánea.
Siempre cuidamos con esmero que todas las fuentes de información respalden las mismas conclusiones, precisó Proffitt.
Hace dos semanas, la OMM informó de la aparición de uno de los huecos de ozono más pequeños observados en los últimos 10 años, y vaticinó que en las semanas siguientes el hueco se agrandaría.
Pero las observaciones efectuadas el 25 de septiembre dejaron asombrados a los científicos, al mostrar una división en el hueco en dos áreas más pequeñas, y en el centro de cada una de ellas, un núcleo de destrucción de ozono con menos de la mitad de la densidad de ese gas que se considera normal de enero a julio.
Después del 25 de septiembre, se mantuvo sin cambios uno de los dos huecos, ubicado sobre el área antártica al sudeste de Africa, y el otro, sobre un zona cercana a América del Sur, se redujo de manera considerable.
Lo más extraño es que este año el vórtice y el hueco de ozono se comportan de manera muy diferente, observó Proffitt.
El vórtice es el fenómeno metereológico de temperaturas en extremo bajas, necesarias para precipitar el proceso químico de acelerada pérdida de ozono sobre la Antártida.
Ese proceso químico es conocido, pero los científicos aún no han podido verificar la influencia que ejercen las condiciones metereológicas de la estratosfera sobre la velocidad y la extensión con que se forma el hueco.
Algunas de esas condiciones metereológicas pueden responder a determinadas condiciones químicas, y el propio hueco de ozono podría haber cambiado la estructura en el vórtice, un pozo de aire frío suspendido sobre la Antártida, que en la actualidad presenta un aspecto desusado, explicó Proffitt.
Sin embargo, el científico opinó que los datos de este año no indican en absoluto una tendencia cierta, aunque las condiciones meteorológicas y las corrientes atmosféricas pueden estar cambiando.
Eso nada tiene que ver con las limitaciones que la comunidad internacional ha impuesto al uso de elementos químicos que destruyen el ozono, advirtió.
Delsol resumió que en el hemisferio sur se registra una anomalía de la circulación del aire, y que en la estratosfera se presenta de manera diferente. Ese fenómeno tiene una fuerte repercusión sobre la estructura y la forma del hueco de ozono.
Pero los científicos todavía desconocen las causas de esa anomalía de circulación en el hemisferio sur. Eso es más difícil de determinar, dijo Delsol.
De todos modos, se mantienen las predicciones científicas de que se necesitarán todavía por lo menos 50 años más para que el hueco de ozono deje de aparecer. (FIN/IPS/pc/mp/en/02