El plan de acción acordado este miércoles por 190 países en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible satisfizo a gobiernos y organismos multilaterales, pero no a las grandes organizaciones no gubernamentales, que criticaron la falta de metas y de plazos.
Algunas personas vinieron a (la nororiental ciudad sudafricana de) Johannesburgo con la esperanza de resolver todos los problemas mundiales, pero esta Cumbre es sólo el comienzo, y un importante comienzo, dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
Debemos ser prácticos y realistas, y avanzar. Lo importante no es lo que sucedió en la Cumbre, sino lo que sucederá cuando (los representantes de los gobiernos) regresen a casa, declaró Annan, al manifestar su satisfacción por el plan de acción de 71 páginas aprobado por unanimidad.
A pesar del optimismo de Annan, el plan de acción recibió la condena de virtualmente todas las grandes organizaciones no gubernamentales participantes en la Cumbre, incluidas Greenpeace Internacional, Oxfam Internacional, Eurodad, el Instituto Worldwatch y Amigos de la Tierra Internacional.
Las críticas se dirigieron, fundamentalmente, a países que acompañaron las posiciones de Australia, Canadá y Estados Unidos, descriptos por activistas como el eje del mal ambiental, una paráfrasis del eje del mal en que Washington incorpora a sus enemigos Corea del Norte, Irán e Iraq.
Según las organizaciones ambientalistas, estos tres países impidieron el establecimiento de metas y plazos para eliminar la contaminación, mejorar los servicios de agua potable y aumentar la producción de energía limpia y barata.
Al mismo tiempo, los donantes occidentales, en particular Estados Unidos, también recibieron cuestionamientos por su falta de compromiso para brindar asistencia financiera a la implementación del plan de acción.
Las críticas más duras se dirigieron a Estados Unidos, el mayor responsable mundial de contaminación.
Entre los 104 jefes de Estado y de gobierno presentes en Johannesburgo no figuró el presidente estadounidense George W. Bush. A la Cumbre asistieron 9.000 representantes de 190 países y 8.000 de numerosas organizaciones no gubernamentales.
El secretario de Estado (canciller) estadounidense, Colin Powell, asistente a la reunión en lugar de Bush, fue abucheado este miércoles por los asistentes a la reunión plenaria.
Varios ambientalistas estadounidenses que interrumpieron a gritos el discurso de Powell fueron retirados por la fuerza de la reunión, y se les quitaron sus acreditaciones.
Powell reiteró el anuncio efectuado por Bush en marzo, según el cual Estados Unidos aumentará 5.000 millones de dólares anuales su ayuda a países con gobiernos de buen desempeño y que adhieran a la democracia multipartidaria, el imperio de la ley, el respeto de los derechos humanos y el libre mercado.
Pero el presidente del no gubernamental Instituto de Recursos Mundiales (WRI), Jonathan Lash, advirtió: Por encima de todo, debemos preguntarnos: ¿los pobres del mundo estarán mejor dentro de 10 años? ¿Nuestro mundo estará más a salvo de las amenazas ambientales dentro de 10 años?
Por desgracia, hay demasiados vacíos y muy poco músculo en el plan de acción de la Cumbre, agregó Lash.
Las únicas metas con plazo establecidas en el plan de acción son la reducción a la mitad de la población sin acceso a saneamiento para 2015, la restauración de los bancos de pesca agotados para 2015 y la reducción significativa del ritmo de extinción de las especies de flora y fauna para 2010.
El secretario general de la Cumbre, Nitin Desai, aplaudió el acuerdo sobre saneamiento como un gran paso adelante.
El mundo asignó por primera vez alta prioridad política a las cuestiones del agua y el saneamiento. Necesitábamos ese compromiso, y ahora necesitamos medidas y asociaciones para asegurar su cumplimiento, añadió.
Pero Lash expresó su desaliento por el hecho de que la Cumbre no haya establecido metas y plazos para el aumento de la producción de energía generada por fuentes renovables, como la eólica y la solar, y renunciado a alentar la ratificación universal del Protocolo de Kyoto para reducir el recalentamiento planetario.
Estados Unidos continúa renuente a apoyar cualquier acción concreta para combatir el cambio climático, a pesar de que produce la cuarta parte de los gases invernadero a los que la mayoría de los científicos atribuye el aumento de la temperatura del planeta en el último siglo.
El principal de los gases invernadero es el dióxido de carbono, que se libera en la atmósfera, fundamentalmente, por la quema de combustibles fósiles como los derivados del petróleo, el gas, el carbón y la leña.
Por otra parte, activistas cuestionan los daños a la población civil y a los ecosistemas que causan las grandes centrales hidroeléctricas, así como los perjuicios a la salud y al ambiente originados por la generación nuclear de electricidad.
El acuerdo alcanzado en Johannesburgo es débil en metas y plazos, sostuvo la activista del Instituto Worldwatch Susan Finkelpearl. Además, será más difícil imponer la implementación del plan de acción pues carece de sanciones para los incumplidores, agregó.
La Cumbre en Johannesburgo fue convocada para analizar los avances logrados desde la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y establecer mecanismos para alcanzar los objetivos allí establecidos.
El plan de acción representa un retroceso para la sustentabilidad ambiental por su falta de metas y plazos, así como de normas de carácter obligatorio y de mecanismos de sanción similares a las que rigen el comercio internaconal, sostuvo el periodista Simon Retallack, de la revista Ecologist, de Londres.
Se perdió una oportunidad vital para establecer la agenda de los próximos 10 años. Los gobiernos son culpables, al no fijar acciones, de no cumplir con su responsabilidad hacia sus ciudadanos y hacia las generaciones venideras, dijo Retallack.
Por su parte, el activista Antonio Hill, de la organización humanitaria británica Oxfam Internacional, afirmó que el denominado plan de acción es desalentador por su insustancialidad.
¿Cómo 104 jefes de Estado y de gobierno pueden mirarnos a los ojos y descerrajarnos sus perogrulladas mientras sus gobiernos se retractaron de los muchos compromisos asumidos en la Cumbre de Río de Janeiro?, se preguntó Hill.
El activista se refería al plan de acción de la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Brasil, que incluía el compromiso del mundo industrializado de aportar 0,7 por ciento de su producto interno bruto como asistencia oficial al desarrollo.
Aunque el plan de acción de Johannesburgo incluye un compromiso para aumentar la asistencia oficial al desarrollo, no contiene cifras, sostuvo el activista Ted Van Hess, de la no gubernamental Eurodad (Red Europea sobre Deuda y Desarrollo).
Los grandes perdedores de esta Cumbre son los pobres y el desarrollo sustentable, advirtió Van Hess.
Sólo cinco países (Dinamarca, Holanda, Luxemburgo, Noruega y Suecia) alcanzaron la meta internacional de asistencia oficial al desarrollo, mientras Estados Unidos, el país más rico del mundo, sólo le destina 0,1 por ciento de su producto interno bruto, agregó.
Pero Powell sostuvo en Johannesburgo: Nuestro compromiso no se limita a la retórica y a la enunciación de diversas metas. Pondremos en marcha un programa de 1.000 millones de dólares para desarrollar y desplegar avanzadas tecnologías que limiten la emisión de gases invernadero.
Por su parte, la activista Deborah James, de la organización no gubernamental estadounidense Global Exchange, dijo: Estamos aquí para decir que este gobierno (de Bush) no habla por nosotros, ni por millones de estadounidenses que quieren poner fin a la pobreza y asegurar un futuro saludable para nuestros hijos.
El gobierno de Bush debería representar a toda la población de Estados Unidos, y no sólo a las grandes compañías, añadió.
La intransigencia estadounidense quedó en evidencia ante el mundo, pese al desvergonzado discurso de Powell, comentó Ricardo Navarro, de la organización ambientalista Amigos de la Tierra Internacional.
La negativa de Estados Unidos a establecer acuerdos significativos (sobre protección del ambiente), con claros objetivos y plazos, es en especial atroz debido a la desproporcionada proporción de los recursos mundiales que consume ese país, y al daño ambiental que causa, aseveró.
El mes pasado, 31 organizaciones y personalidades derechistas de Estados Unidos enviaron una carta a Bush para pedir que sus delegados en Johannesburgo no asumiera nuevas metas y plazos para el desarrollo sustentable, y Washington se esforzó por satisfacer esa demanda, señaló Navarro.
La delegación estadounidense bloqueó en la cumbre resoluciones sobre asuntos cruciales como la regulación internacional de la actividad de firmas transnacionales, pese a los escandalosos fraudes en la contabilidad de compañías estadounidenses conocidos en los últimos meses, apuntó Navarro.
Washington ha traicionado al ambiente y a los pobres y vulnerables del mundo, y es el mayor responsable del fracaso de esta cumbre. Todo el mundo lo sabe, y nada de lo que dijera Powell podía cambiar este veredicto condenatorio. Por eso protestamos durante el desvergonzado e inadecuado discurso del secretario de Estado, añadió. (FIN/IPS/tra-eng/td/mj-mp/dv/02