EDUCACION-CUBA: La revolución de la calidad

Más de 770 escuelas primarias fueron restauradas o reconstruidas en la capital cubana en el marco de un programa gubernamental que pretende revolucionar la educación pública.

De este modo se preparan las condiciones para alcanzar la cifra de 20 alumnos por aula, el principal objetivo de una campaña que, según el presidente Fidel Castro, colocará a Cuba ”muy por encima de todos los demás países en el mundo en ese nivel escolar”.

Datos del Banco Mundial indican que uno de cada cinco niños no asiste a la escuela en el mundo y millones de alumnos salen del sistema educativo sin saber leer. También señalan que en 88 países la educación primaria no podrá abarcar a todos los niños en edad para cursar en 2015.

La gubernamental Oficina Estatal de Estadísticas indicó que Cuba, con 11,2 millones de habitantes, tiene una matrícula de 2,3 millones de estudiantes distribuidos en la educación primaria, media, técnico-profesional y universitaria.

Pero en este país, donde la educación es gratuita y obligatoria hasta noveno grado tanto para niños como niñas, el problema principal desde la década del 60 no es de cobertura del sistema sino de calidad.

El actual perfeccionamiento educacional promovido por Castro incluye la mejora de las condiciones generales de los centros, la instalación de medios audiovisuales en las aulas y la apertura de laboratorios de computación en cada escuela.

”Los gastos totales del programa constructivo escolar, que se llevó a cabo en casi dos años, ascendieron a 25.851.000 dólares en divisas convertibles y 215.827.000 pesos en moneda nacional”, dijo Castro el 30 de agosto.

El peso cubano se cotiza igual al dólar en el cambio oficial. Las casas de cambio gubernamentales, en tanto, venden el dólar a 27 pesos y lo compran a 26.

Castro, en su intervención para declarar culminadas las obras previstas para el inicio del curso escolar 2002-2003, calculó en 2.000 millones de dólares el valor de los inmuebles preservados, ampliados o de nueva construcción. Pero, añadió, ”su valor social y humano no podría medirse”.

El gasto se realizó en momentos difíciles para la economía cubana por el descenso de los precios de sus principales exportaciones en el mercado mundial, la caída del turismo y la inestabilidad de las importaciones de petróleo.

Las obras comenzaron en 2001, pero en junio pasado quedaban 377 escuelas pendientes aún, 33 de ellas por construir. Desde entonces, la cantidad de constructores y voluntarios llegaron a sumar 40.000 cada día.

”La Habana se paralizó en función de las escuelas”, comentó a IPS Misael Díaz, vecino del centro histórico de la capital cubana, donde ”en los últimos días hasta se cerraron cuadras enteras para permitir el trabajo de los equipos y el personal”.

El sistema educacional, que desde su nacionalización en junio de 1961 no incluye centros privados, sufrió con fuerza el impacto de la crisis económica desatada en Cuba a comienzos de los años 90 tras la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista europeo.

La pérdida de esos principales socios económicos de Cuba, con los cuales mantenía 85 por ciento de su intercambio comercial, precipitó al país en una crisis generalizada de la cual aún no logra recuperarse, aunque han pasado más de 10 años.

La situación fue más difícil en la primera mitad de los años 90, cuando las escuelas se deterioraron, los alumnos carecían de lápices, libretas y libros y no pocos maestros abandonaban el sector por los bajos salarios.

Así y todo, no se cerraron escuelas ni se produjeron despidos. Por el contrario, el sector fue el primer favorecido cuando a fines de los años 90 el gobierno decidió aumentar modestamente algunos salarios.

En dependencia de sus resultados, ”los maestros pueden aumentar en 10 pesos sus ingresos”, explicó el ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez. El salario de los graduados del nivel superior pedagógico parte de un mínimo de 198 pesos mensuales.

”La dotación de recursos presupuestarios a la educación se redujo sustancialmente en términos reales entre 1989 y 1995 (48 por ciento)”, aseguró un estudio sobre la economía cubana de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El presupuesto empezó a recuperarse a partir de 1996. La Oficina Estatal de Estadísticas, perteneciente al Ministerio de Economía y Planificación, informó que los gastos en educación representaron el año pasado 8,1 por ciento del producto interno bruto.

Para la realización del nuevo programa educativo fueron abiertos cursos emergentes de maestros, parte de los cuales deberán enfrentarse a las aulas del curso escolar 2002-2003 sin casi ninguna experiencia pedagógica.

”Yo quisiera estudiar artes plásticas, pero cuando terminé la secundaria mis notas no eran muy buenas y sólo pude optar por la escuela de maestros emergentes”, dijo a IPS un joven habanero de 16 años quien ya dio sus primeras clases.

La escasez de maestros para garantizar la educación universal ha sido uno de los principales retos del gobierno de Castro desde la nacionalización de la enseñanza y también una de las principales quejas de la población.

”Aquí cualquier se para en un aula a dar una clase. A veces la maestra es casi tan niña como los niños a los que le da clase, y no siempre el personal docente tiene el nivel cultural que debería tener”, dijo Mariela Gómez, maestra hace 16 años.

”Yo misma, cuando empecé por poco me vuelvo loca. Era muy joven y tenía que enfrentarme a un aula de primaria con 65 alumnos”, afirmó Gómez, quien hace dos años fue liberada por el Ministerio de Educación para pasar un curso de superación.

Un estudio dado a conocer en 1998 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), concluyó que los indicadores de calidad de la educación en Cuba son muy superiores a los promedios de América Latina.

La investigación incluyó a 56.000 estudiantes de 13 países de la región. ”En todos los países, la educación privada supera en calidad a la pública, pero hay una educación pública que las supera a todas”, dijo entonces el chileno Casassús, experto de la Unesco, refiriéndose a Cuba.

Sin embargo, muchos cubanos no se sienten satisfechos. ”Yo nací con el derecho a la educación. Para mí es lo más normal del mundo que todos los niños vayan a la escuela, yo quiero más”, dijo Raquel Pérez, investigadora de 39 años.

El ”más” de Pérez es la aspiración a que su hijo de 7 años salga de la escuela con conocimientos sólidos de asignaturas básicas, como español, matemática e historia, pero también que pueda aprender computación e inglés ”de verdad”.

”Yo estudié seis años de inglés en la (escuela) secundaria y en el preuniversitario, pero los programas se repetían año tras año y nunca tuve un buen profesor. Cuando entré a la Universidad sabía dar los buenos días de milagro”, afirmó la profesional. (FIN/IPS/da/dm/ed/02

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