El Fondo Monetario Internacional (FMI) debe mejorar su capacidad de análisis, reducir la interferencia política en sus decisiones y permitir que los países a los cuales concede préstamos elijan su propio camino de desarrollo, según un nuevo organismo interno de evaluación.
Esas sugerencias constan en el primer informe de la Oficina de Evaluación Independiente (IEO, por sus siglas en inglés) del Fondo, presidida por el ex funcionario financiero indio Montek Sigh Ahluwalia, que criticó en especial la relación prolongada con países mediante reiterados préstamos a largo plazo.
El FMI fue creado en 1944, con la intención de que concediera préstamos a corto plazo, pero el uso prolongado de sus recursos por parte de países aumentó de modo considerable en las últimas dos décadas, y crea muchos problemas a esa institución financiera y a sus deudores, señaló la IEO.
Un tercio de los países que emplean en la actualidad dinero del FMI pueden ser calificados de usuarios prolongados, y sumaron un cuarto de los créditos concedidos en 2001, explicaron los autores del informe.
Por otra parte, el Fondo suele realizar proyecciones económicas demasiado optimistas, impone a veces condiciones costosas y mal pensadas para conceder préstamos, y subestima la importancia de que los países diseñen sus propios programas de reforma, opinaron.
Las condiciones impuestas por el FMI para otorgar créditos incluyen en forma típica programas de control de la inflación, privatización, desregulación de la economía y liberalización del comercio.
La IEO sostuvo que los gobiernos solicitantes de préstamos deberían hacerse responsables de proponer en primera instancia un programa de reformas, con centro en ideas discutidas por sus propias instituciones políticas.
La extensión del uso prolongado se debe a que el Fondo desea brindar ayuda a países pobres como Senegal o Jamaica para que afronten problemas de balanza de pagos que son estructurales por naturaleza, y por lo tanto sólo pueden ser superados en largos plazos, afirmó.
Pero ese tipo de asistencia puede resultar contraproducente, si determina largas relaciones de dependencia sin que los problemas se resuelvan, indicaron los autores del informe.
Un ejemplo es el caso de Filipinas, el más antiguo receptor de préstamos sucesivos del FMI, que mantiene deudas con ese organismo desde 1967, destacaron.
Los préstamos a largo plazo son considerados un sello de aprobación del FMI a las políticas del país que los recibe, apuntó la IEO.
El aval de las naciones industrializadas que aportan la mayor parte de los recursos del Fondo y controlan sus decisiones, y en especial de los integrantes del Grupo de los Siete (G-7) países más poderosos, facilita el acceso a créditos de otros organismos y a planes de refinanciación de deudas, explicó.
Integran el G-7 Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
El uso de los préstamos a largo plazo como sello de aprobación indica deficiencias en la formulación o la implementación de las políticas del FMI, según los autores del informe.
Organizaciones de la sociedad civil han sostenido durante años que el sistema de uso prolongado es utilizado por el FMI para controlar a países pobres, a los cuales impone una cultura institucional tecnocrática y dependiente del exterior.
Según la IEO, las excesivas condiciones impuestas por el Fondo para otorgar créditos superan en ocasiones la capacidad de los países deudores, y esa es una de las causas del uso prolongado.
Acordar metas cuyo cumplimiento es poco probable puede conducir al fracaso de los programas y la reiteración de préstamos, cuando el incumplimiento de las reformas programadas lleva a persistentes problemas de balanza de pagos, y así ha ocurrido en muchos casos, sostuvo.
A su vez, la reiteración de intervenciones del FMI debilita la capacidad de los países deudores de desarrollar políticas propias, e incluso hay algunas evidencias de que quita credibilidad al 'sello de aprobación' que se busca otorgar con los préstamos a largo plazo, arguyó.
El Fondo debería tratar de ofrecer a la comunidad internacional una gama más diversa de herramientas, incluyendo fortalecidos sistemas de supervisión que puedean ser considerados sellos de aprobación por otros organismos financieros y países.
La IEO prepara una evaluación de los programas de ajuste fiscal recomendados por el FMI, y del papel desempeñado por ese organismo en las últimas crisis financiera de Brasil, Corea del Sur e Indonesia.
El informe de la IEO es un buen punto de partida para la reforma del Fondo, afirmó el jueves el activista Robert Naiman, crítico del FMI e integrante del Centro de Investigación sobre Economía y Políticas, con sede en Washington.
Me alegra ver que ese informe no es por completo oficialista, pero tampoco es muy radical, comentó.
Algunas de las reformas propuestas (por la IEO) podrían ser significativas, si se aplican con energía, por ejemplo la de otorgar mayor participación en el diseño de programas de reforma a los países que reciben créditos, opinó.
De todos modos, el informe debería contener más iniciativas para evaluar la implementación de esos programas y aumentar la transparencia del proceso de decisiones del FMI, añadió. (FIN/IPS/tra-eng/em/ml/mp/if dv/02