Los expertos pintaban un futuro tenebroso para Egipto luego de los atentados del 11 de septiembre del año pasado en Estados Unidos, pero sus pronósticos fallaron.
Fue un año difícil, pero hay claras señales de que lo peor ya pasó, dijo el director ejecutivo del Centro Egipcio para Estudios Económicos, Ahmed Galal.
El peaje a las embarcaciones que atraviesan el canal de Suez, las remesas de egipcios en el extranjero, las ventas de petróleo y el turismo, que constituyen las principales fuentes de divisas de Egipto, cayeron luego de los atentados contra Nueva York y Washington, pero menos de lo esperado.
Los economistas previeron el año pasado que Egipcio acusaría el golpe de los atentados, pero sobreestimaron el alcance del daño. El cobro de peaje en el canal de Suez, por ejemplo, cayó apenas dos por ciento (22 millones de dólares) en los siete primeros meses de 2002 respecto del mismo periodo de 2001.
Esas pérdidas fueron una fracción de las previstas, y respondieron a la reducción del tránsito de buques petroleros, consecuencia del enlentecimiento de la economía mundial que, a su vez, redujo la demanda de petroleo. Esa caída de la demanda también abarató los precios del crudo, pero transitoriamente.
Se preveía que la reducción de los precios del crudo también recortaría las remesas de los trabajadores expatriados, pues peligraba el empleo de dos millones de ellos en la industria petrolera del Golfo. Pero las firmas petroleras prefirieron mantener su plantilla de trabajadores especializados egipcios.
Tampoco se cumplió el temor de que las compañías petroleras internacionales radicadas en Egipto retiraran sus inversiones o recortaran su producción.
Las compañías petroleras están comprometidas con Egipto, y Egipto con ellas, dijo un alto funcionario del Ministerio de Petróleo. Ninguna firma del sector se retiró de este país en los últimos 12 meses, pues, explicó el informante, todas ellas tienen estrategias de largo plazo.
La pasada caída de los precios redujo 13 por ciento los ingresos por ese rubro antes de inicar la recuperación. Cuando el precio del crudo Brent del mar del Norte cayó por debajo de los 20 dólares por barril de 159 litros en noviembre, Egipto lo compensó con un aumento de producción.
Desde entonces, la cotización del Brent aumentó a 28 dólares por barril, y también lo hicieron los ingresos de Egipto. Si Estados Unidos declara la guerra a Iraq, los precios aumentarían aun más, y también los ingresos de divisas del país.
Pero la guerra sería una noticia para el sector turístico, la principal fuentes de ingresos de Egipto y la más golpeada por los atentados de septiembre pasado. En noviembre, la facturación cayó a 54,4 por ciento de la habitual en ese mes, pero el sector se recuperó pronto.
En julio, el ingreso de turistas aumentó seis por ciento respecto del mismo mes de 2001, hasta alcanzar a 495.000 visitantes. Por primera vez, este indicador mostró una actividad superior a la registrada antes de septiembre pasado.
Trabajamos duro para promover el turismo en Europa, ofreciendo grandes descuentos en los pasajes aéreos y en el alojamiento, dijo el gerente general de la Federación de Cámaras de Turismo de Egipto, Ahmed el-Khadem.
También procuramos atraer a turistas árabes, que ya no se sienten cómodos visitando Estados Unidos y Europa a causa de los controles de seguridad impuestos en puestos de migración a ciudadanos de ese origen luego de los atentados, agregó el Khadem.
Mientras, el Banco Central se resiste a depreciar la moneda nacional, por temor a generar así una presión inflacionaria que encarezca los servicios de la deuda externa. Pero las autoridades ensancharon la banda de flotación para atraer inversiones extranjeras y alentar el crecimiento económico.
Pero la medida fue adoptada muy tarde para que lo notaran las agencias calificadoras de riesgo de inversión como Standard & Poor's, Moody's y Fitch, que no otorgaron a Egipto el grado de inversión por cuestionamientos a su política monetaria.
También el Fondo Monetario Internacional (FMI) exigió a El Cairo liberalizar su mercado de cambios como condición para conceder asistencia económica, y trancó la entrega de gran parte de los 10.300 millones de dólares prometidos en febrero, en el marco de una conferencia de donantes. (FIN/IPS/tra- eng/cm/sm/mj/if/02