DESARROLLO: Algunos con piedras, otros con palabras

Cientos de policías están apostados en el centro de la capital de Estados Unidos, a la espera de las protestas previstas para este fin de semana contra la reunión anual del Banco Mundial y el FMI, mientras un centenar de activistas deliberan en un templo cristiano.

Este viernes, mientras se registraban choques entre activistas y policías, la iglesia, en el centro de Washington, albergaba por tercer día una de las muchas actividades organizadas en las vísperas de las protestas anunciadas.

Varias personas se encadenaron y bloquearon el tránsito en una esquina de Washington, otras encendieron neumáticos y unos 65 activistas arrojaron bombas de humo y chocaron con la policía luego de romper los vidrios de un banco.

Seiscientos activistas, uno de ellos levemente herido, fueron detenidos por la policía este viernes antes del atardecer. Las sirenas de los vehículos policiales se sentían en el interior de la iglesia donde se realizaba la reunión.

Allí se proponían otro tipo de acciones, más allá de las típicas protestas callejeras e incluso de las modalidades usuales de presión sobre los gobiernos.

”Podríamos ir al Congreso (legislativo) de Estados Unidos y hablar de ajuste estructural, y (los legisladores) comenzarían a cabecear de sueño. Por eso, comenzamos a hablar de políticas específicas”, dijo a IPS la activista Joanne Carter, de la organización estadounidense Results, dedicada a la lucha contra la pobreza.

La presión de Results funcionó, sostuvo Carter. El Congreso aprobó una ley según la cual los representantes de Estados Unidos en organismos financieros internacionales deben negarse a poner como condición para los créditos el cobro de servicios básicos, como los de salud y educación, a los usuarios.

Carter explicó que esa ley ”cambió un poco el funcionamiento del propio Banco Mundial”, pues se generó ”una especie de nerviosismo de que no habría dinero de Estados Unidos si continuaban imponiendo” el cobro de los servicios básicos.

Como consecuencia, el Banco Mundial realizó un estudio sobre el efecto del cobro de matrícula en las escuelas de los países receptores de créditos para ese sector. El año pasado, el Banco presionó a Tanzania para que eliminara ese cobro, a pesar de que el mismo organismo lo había propuesto.

”Aun con una presión modesta, hubo avances, pero debemos ser más agresivos y actuar en público”, dijo Carter.

La médica Vineeta Gupta, del septentrional estado indio de Punjab, dijo a IPS que las políticas de cobro de servicios de salud recomendadas por el Banco Mundial le hacía más difícil ayudar a las personas.

”Me siento herida y frustrada”, dijo Gupta, quien, según explicó en la iglesia, estudia abogacía para volcar sus nuevos conocimientos en el activismo.

La práctica del cobro de la atención a la salud implica que un médico no puede determinar por sí mismo si el usuario puede recibir el servicio gratuitamente, afirmó. ”Ahora es necesario que el usuario tenga alguna identificación, que es muy difícil de obtener. Hay que ser rico para tenerla”, explicó la médica.

Mientras sentía el sonido de las sirenas fuera de la iglesia, otra activista se manifestó inspirada. ”A mis 81 años, me queda poco tiempo y quiero dedicarlo a salvar la vida de los pobres”, dijo a IPS la religiosa Johanette Nitz, de la orden católica de las Hermanas Dominicanas, de Detroit, Estados Unidos.

”Estoy cansada de que nuestro país gaste dinero en los ricos a través de exenciones impositivas” cuando, a través de la imposición de políticas en el Banco Mundial y en otros organismos, ”estamos matando personas todos los días”, dijo Nitz.

Activistas acusan al Banco Mundial, al FMI (Fondo Monetario Internacional) y a otros organismos multilaterales de ubicar el lucro de las empresas por encima de las necesidades de la población.

Los organismos de crédito rechazan las críticas, pero el primer informe de la oficina de evaluación independiente del FMI, difundido el miércoles, parece darles la razón.

El FMI impone demasiadas condiciones para sus préstamos y presiona innecesariamente a los países receptores, no admite que los gobiernos diseñen el programa de recuperación económica de sus propios países y cambió su misión original de dar asistencia de corto plazo al prolongar el periodo de pago de sus créditos.

Filipinas, por ejemplo, tiene obligaciones pendientes con el FMI desde 1967, según el informe. (FIN/IPS/tra-eng/ml/sw/mj/dv/02

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