El secretario general de la ONU, Kofi Annan, solicitó al Consejo de Seguridad que ayude a distintos países a rastrear más de 255 millones de armas ligeras que circulan libremente en el mercado negro.
La proliferación de armas pequeñas y livianas en forma ilícita constituye una amenaza a la seguridad y los derechos humanos, dijo Annan en un informe publicado el jueves.
Actualmente hay unas 639 millones de armas ligeras en todo el mundo, y casi 60 por ciento de ellas están en manos de civiles de manera legal, advirtió el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Annan pretende que el Consejo de Seguridad ayude a los países miembros a controlar el restante 40 por ciento, es decir unos 255 millones de armas que se comercian en el mercado negro.
Esas armas estimulan, intensifican y prolongan las guerras. Cuando una guerra se prolonga, crece la necesidad de más armas y municiones, creando un círculo vicioso, señaló el funcionario.
Al menos 500.000 personas mueren cada año por armas pequeñas y livianas, señala el informe de Annan.
De los cuatro millones de personas que murieron a causa de conflictos bélicos en la década de 1990, cerca de 90 por ciento eran civiles, y 80 por ciento de ellos eran mujeres y niños, víctimas del mal uso de las armas pequeñas y livianas, agrega el documento.
En Sri Lanka, por ejemplo, las armas ligeras están fácilmente disponibles como consecuencia del conflicto civil que enfrenta desde 1983 al gobierno y a los separatistas Tigres de Liberación de la Patria Tamil.
La mayoría fueron contrabandeadas desde otros países o recicladas en otras áreas de conflicto a través de redes criminales.
Además, unos 25.000 a 30.000 soldados desertaron de las Fuerzas Armadas srilankesas y muchos de ellos conservaron sus armas, que venden ilegalmente y en muchos casos son utilizadas para cometer crímenes.
Las armas ligeras están relacionadas con el aumento de los homicidios, las rapiñas, las violaciones y el tráfico de drogas, por tanto contribuyen a la inseguridad y a la inestabilidad política, señaló Jayantha Dhanapala, subsecretario general de la ONU para asuntos de desarme.
La ONU organizó en julio de 2001 la Conferencia sobre el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Livianas, que discutió estrategias nacionales, regionales y mundiales para detener la proliferación de dichas armas.
Las propuestas formuladas incluyen el marcado voluntario por los fabricantes de cada una de las piezas de los equipos militares, en particular rifles y pistolas, con números de serie.
Una de las iniciativas más prometedoras es el programa armas por desarrollo de la ONU, que recompensa a las comunidades, y no a los individuos, por la entrega de armas, dijo Dhanapala a IPS.
Se pensó que ofrecer a incentivos económicos a individuos que tenían armas de forma ilegal tendría un efecto inflacionario, además de dar un mensaje equivocado, observó Dhanapala.
Está en curso un proyecto piloto en la localidad albanesa de Gramsh, donde el número de homicidios cayó de 40 en el año anterior al inicio del programa a apenas uno en el semestre posterior.
En el marco de ese programa, los habitantes locales deben identificar e implementar proyectos sustentables que generen empleo e ingresos.
La ONU también implementa proyectos de armas por desarrollo en Níger y Camboya. (FIN/IPS/tra-en/td/ml/mlm/ip/02