El 29 aniversario del golpe de Estado en Chile demostró este miércoles que la reconciliación nacional está lejos, pese a que Augusto Pinochet dejó de ser el protagonista de la fecha.
El presidente Ricardo Lagos, quien encabezó una misa de homenaje al fallecido mandatario Salvador Allende en el palacio de La Moneda, instó a los civiles que participaron en el gobierno militar (1973-1990) a pedir perdón a las familias de las víctimas de violaciones de los derechos humanos.
Lagos aseguró que, en cambio, las Fuerzas Armadas realizaron un aporte definitivo en favor de la reconciliación nacional, al participar entre 1999 y 2000 en una mesa de diálogo cívico-militar en cuya declaración final admitieron los crímenes represivos y manifestaron que eso nunca más debería ocurrir.
El país espera de los otros, de los civiles que participaron activamente (en el régimen dictatorial), que hagan algo similar, agregó.
El gobernante admitió que aún hay una herida abierta, como es el esclarecimiento del destino de las personas desaparecidas, pese a que en la mesa de diálogo se convino un mecanismo para recopilar información que condujera al hallazgo de sus restos, cuyos resultados han sido mínimos y a veces contradictorios.
Durante el régimen del general Pinochet, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990, se registraron 3.000 víctimas de crímenes represivos, incluyendo a 1.197 opositores a la dictadura desaparecidos tras su detención.
La misa en La Moneda, sede del gobierno, contó, como es ya tradicional, con la presencia de Hortensia Bussi, viuda de Allende, el presidente constitucional que hace 29 años se quitó la vida tras una heroica, pero infructuosa resistencia a los golpistas, que bombardearon desde el aire el palacio presidencial.
Pinochet, el otro gran protagonista del golpe de 1973, permaneció este miércoles en su residencia de la localidad rural de Los Boldos.
El ex dictador de 86 años está prácticamente retirado de la vida pública desde julio, cuando la Corte Suprema de Justicia lo exonerara, por supuesta demencia senil, de un proceso por el homicidio en 1973 de 57 prisioneros políticos y el secuestro de otros 18.
El ejército efectuó también este miércoles una misa de campaña, de carácter privado, en la Escuela Militar, a la cual asistió Marco Antonio Pinochet, hijo menor del ex gobernante de facto.
La Corte de Apelaciones rechazó, además, este martes una solicitud de la justicia argentina para que se despojara al ex dictador de su inmunidad penal y prestara declaración en el proceso que se instruye en Buenos Aires la jueza María Servini.
La magistrada investiga el asesinato, en septiembre de 1974, del general Carlos Prats, antecesor de Pinochet en el mando del ejército, y de su esposa Sofía Cuthbert, destrozados por una bomba colocada en su automóvil en el barrio bonaerense de Palermo.
Pinochet, quien renunció en julio al cargo de senador vitalicio, sigue gozando de un fuero especial porque se acogió al llamado Estatuto de los ex Presidentes.
Dirigentes del cogobernante Partido Socialista y del Comunista, y de organizaciones humanitarias depositaron este miércoles claveles rojos en el costado del palacio de La Moneda, en memoria de Allende y de los colaboradores de su gobierno que también perdieron la vida allí durante el golpe de Estado.
Unas 200 personas se concentraron a pocos metros, en la Plaza de la Constitución, al pie del monumento a Allende inaugurado por Lagos hace dos años, para gritar consignas de repudio a Pinochet y quemar banderas de los Estados Unidos.
Los manifestantes recordaron así el papel que desempeñaron el entonces presidente estadounidense Richard Nixon y su secretario de Estado, Henry Kissinger, en los intentos de impedir la llegada de Allende al poder y posteriormente en la desestabilización de su gobierno.
La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) financió a asociaciones empresariales, grupos de extrema derecha y medios de comunicación concertados en crear desabastecimiento alimentario y atentar contra medios de producción bajo el gobierno de Allende.
Las denuncias al respecto, negadas durante 25 años por Washington, cobraron plena patente de veracidad desde 1998, cuando durante el gobierno de Bill Clinton comenzaron a hacer públicos documentos clasificados de la propia CIA, del Departamento de Estado y de otras agencias gubernamentales.
Los 29 años del golpe de Estado provocaron desde el domingo manifestaciones tanto en Santiago como en otras ciudades de Chile, que en algunos casos derivaron en desórdenes callejeros.
Jóvenes con el rostro cubierto, que se identifican con los GAP (Grupos de Acción Popular) y otras agrupaciones de extrema izquierda, protagonizaron enfrentamientos con fuerzas especiales de la policía de Carabineros el domingo en el Cementerio General de Santiago y lunes y el martes en las cercanías de sedes universitarias.
Los desórdenes se trasladaron este miércoles a barrios de la periferia de Santiago, con encapuchados que levantaron barricadas en las calles e incluso provocaron cortes de la energía eléctrica lanzando cadenas contra cables de alta tensión.
El viceministro del Interior, Jorge Correa Sutil, declaró cerca de las 17:00 hora GMT que la situación era de predominio de la tranquilidad, aunque no descartó que, al igual que en otros años, recrudeciera la violencia en horas de la noche. (FIN/IPS/ggr/dm/hd ip/02
