POBLACION-AMERICA DEL SUR: Contra los traficantes de personas

La tercera Conferencia Sudamericana de Migraciones finalizó este viernes en la capital de Ecuador con la aprobación de un programa de acción regional y el lanzamiento de una campaña contra los traficantes de personas.

El plan prevé la regularización del flujo migratorio en América del Sur, la promoción de los derechos humanos, implementación de medidas contra el traslado ilegal de personas, facilitación del tránsito fronterizo y la firma de convenios bilaterales.

La reunión de 40 delegados de gobiernos de los 12 países sudamericanos, de grupos no gubernamentales y de la Organización de las Naciones Unidas también resolvió instalar en Chile el llamado Observatorio Regional de Migraciones, para brindar información sobre los movimientos migratorios del área.

El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el canadiense Brunson McKinley, reclamó al término del encuentro de dos días preservar los derechos humanos de los migrantes y exigió medidas internacionales al respecto.

”Esta Conferencia apunta a sensibilizar a los gobiernos sobre la necesidad de políticas que protejan los derechos humanos de quienes emigran de su país natal subdesarrollado para establecerse en otro desarrollado”, señaló el director de la OIM, la entidad organizadora de la cita.

McKinley aseguró que esa protección ”sólo se puede lograr con políticas consensuadas” entre los gobiernos de los países de origen de los emigrantes y aquellos que los reciben.

Sin embargo, el funcionario se quejó de las trabas que muchas veces interponen los países industrializados para el libre flujo de personas desde el mundo en desarrollo.

”Aún queda mucho camino para lograr que los seres humanos disfruten de la libre movilidad que el mundo globalizado parece haber concedido a los productos comerciales”, arguyó.

”Es necesario cambiar la percepción de las migraciones como un problema o, ”peor aún, como amenaza de una parte del mundo hacia otra”, por eso ”las políticas no pueden agotarse en el control fronterizo o de residencia y deben pasar por la tolerancia intercultural y los derechos humanos de los inmigrantes”, indicó.

En ese sentido, McKinley resaltó el acuerdo alcanzado en la Conferencia para que los países de la región establezcan normas comunes para facilitar el libre paso fronterizo y la lucha contra los traficantes de emigrantes.

Por su parte, el canciller de Ecuador, Heinz Moeller, destacó la intención de los países sudamericanos de formar un ”bloque de defensa de los derechos humanos de los emigrantes”.

”Es importante que los gobiernos realicen un trabajo conjunto en la defensa de los derechos humanos de nuestros compatriotas que emigraron”, acotó.

El fenómeno migratorio es el asunto de mayor confrontación entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo en el comienzo de este nuevo siglo, aseguró el canciller anfitrión.

”Los flujos migratorios no podrán ser detenidos ni por muros y barreras físicas ni por ejércitos, pues el hambre y la desesperación causada por un sistema económico injusto están teniendo su efecto y éste será incontrolable si no se adoptan medidas urgentes para enfrentarlo”, afirmó Moeller.

El canciller ecuatoriano entiende que ese sistema económico se debe en parte a las relaciones comerciales injustas establecidas por el Norte a través de subsidios a su producción agrícola en detrimento de los países en desarrollo.

”América del Sur no pide limosnas y regalos, sino que exige mercados libres para nuestros productos, flujos de capitales honestos y el derecho a diseñar nuestro propio desarrollo, libre de la imposición de modelos elaborados en oficinas de algún organismo internacional que no conoce la realidad de nuestros países”, puntualizó.

También destacó la voluntad de los países sudamericanos de integrarse para enfrentar los desafíos del mundo globalizado, manifestada en la II Reunión de Presidentes de América del Sur realizada entre el 24 y el 26 de julio en la occidental ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

”Si creamos suficientes fuentes de trabajo en nuestros países, su población no se verá forzada a emigrar… esto lo saben los países de destino, pero su reacción, en muchos casos, se ha limitado a acciones xenofóbicas y policiales”, afirmó.

”La región va estallar si no se supera la crisis económica, pero también estallará en el bolsillo de los países desarrollados que persisten en cerrar las fronteras a nuestros productos competitivos”, dijo Moeller.

A su vez, el responsable de la OIM para la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el peruano Augusto Mariátegui, dijo que mientras la pobreza siga ganando terreno en América del Sur habrá un germen de cultivo para la emigración.

Las remesas de dinero enviadas por los emigrantes latinoamericanos sumaron 23.000 millones de dólares el año pasado, constituyéndose en un soporte para muchas economías en crisis.

En Ecuador, donde la emigración aumentó en los últimos tres años, las remesas superaron los 1.400 millones de dólares en 2001.

Estadísticas de la Dirección de Migración indican que hay más de dos millones de ecuatorianos en el exterior, en su mayoría en Estados Unidos, España e Italia.

El flujo ilegal de personas desde Ecuador a Estados Unidos ha crecido en los últimos tiempos, tanto por vía marítima como terrestre, con la acción de los llamados ”coyotes”, los traficantes que cobran entre 5.000 y 8.000 dólares por emigrante. (FIN/IPS/kl/dm/pr hd/02

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