INFANCIA-GRAN BRETAÑA: Crece el tráfico desde Africa

Cada vez son más los niños y adolescentes víctimas de traficantes que los traen desde Africa a Gran Bretaña para venderlos como esclavos domésticos o sexuales.

”No tenemos números, pero cada vez se oyen más historias de niños traídos desde Africa, en especial desde Nigeria”, lamentó Debbie Modupe Ariyo, coordinadora de Africanos Unidos contra el Abuso Infantil (Afruca).

Stella tenía 15 años cuando escapó de una secta vudú de Nigeria que amenazaba con matarla. Un ”amigo” de la familia la trajo a Londres, sólo para comunicarle después que debía prostituirse.

La adolescente estuvo encerrada en un apartamento durante dos semanas, donde recibía constantes amenazas, pero logró escapar y solicitó asistencia a los servicios sociales. Actualmente, asiste a la escuela.

La Organización de las Naciones Unidas estimó que cerca de 1,2 millones de niños caen víctimas del tráfico cada año, y que de ellos 200.000 proceden de Africa occidental y central. Unos 10.000 viven en Gran Bretaña, según activistas.

”Puedo afirmar que la esclavitud resultante del tráfico es la forma de esclavitud de más rápido crecimiento en el mundo hoy en día”, declaró Beth Hertzseld, del grupo Anti-Slavery.

Los factores más importantes son la inequidad económica, el bajo nivel de educación, la limitación de oportunidades laborales, la presión sobre los niños para que contribuyan económicamente con la familia y la creciente demanda de mano de obra barata y sumisa, señaló Hertzseld.

”El factor clave es la pobreza. Las personas que no pueden sustentarse por sí mismas en su país de origen se convierten en candidatas para los trafictantes”, afirmó la activista.

Los traficantes utilizan distintas estrategias, desde el secuestro hasta las promesas de trabajo, y suelen ser familiares o supuestos amigos de la familia de la víctima que trabajan con cómplices en el exterior.

Los menores entran a Gran Bretaña por distintos medios, algunos como menores solos y solicitantes de asilo, otros como estudiantes o turistas. Un número creciente llega ilegalmente en transbordadores o trenes de carga, según la policía.

Una vez que comienzan a trabajar en este país, raramente se les paga y son sometidos a abusos físicos y psicológicos, pero dada la naturaleza cerrada de muchas comunidades africanas, existe renuencia a denunciar a familiares o amigos a las autoridades, explicó Ariyo.

La legislación de Gran Bretaña no resulta de gran ayuda, aunque este país firmó hace dos años la Convención contra la Esclavitud Infantil de la Organizacion Internacional del Trabajo.

La ley británica permite la introducción de niños si éstos no aparentan resistencia, aunque muchos se someten por temor.

Los traficantes pueden ser juzgados en virtud de la Ley de Delitos Sexuales de 1956, pero la víctima debe estar dispuesta a brindar testimonio, probar que fue forzada a la prostitución y que no había ejercido antes la prostitución.

Pero la mayoría de las víctimas desconfían del sistema legal y tienen miedo de los trafictantes, por lo que muchos intentos de juzgar a sospechosos han fracasado.

Sin embargo, existen señales alentadoras, según Emily Delap, asesora laboral del Save the Children Fund.

El gobierno propuso la introducción del nuevo delito de tráfico para explotación sexual en el proyecto de ley de inmigración que se presentará al Parlamento el mes próximo. El proyecto prevé un máximo de 14 años de prisión por ese delito.

”Como la explotación infantil se ha plasmado en la agenda global, el público está escuchando más y muestra una actitud más receptiva hacia al problema”, destacó Delap. (FIN/IPS/tra-en/gm/ss/mlm/pr-hd/02

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