FRANCIA: El oscuro fantasma de Mitterrand

El fallecido François Mitterrand, presidente de Francia entre 1981 y 1995, aparece como un gobernante caprichoso y de prácticas oscuras en la acusación judicial por espionaje telefónico presentada contra 12 de sus colaboradores.

El propio Mitterrand, del Partido Socialista, ordenó y supervisó la grabación de conversaciones telefónicas de 150 periodistas, abogados, escritores y actores de cine entre 1983 y 1986, según el juez de instrucción Jean-Paul Valat, quien presentó la acusación.

Valat afirmó que los ex funcionarios, integrantes de una denominada ”célula antiterrorista”, cometieron los delitos de ”ataque contra la intimidad de personas privadas, intercepción de conversaciones telefónicas y almacenamiento electrónico de conversaciones privadas”.

Entre los acusados figuran el director de gabinete de Mitterrand, Gilles Ménage, y los principales asistentes de los ex primeros ministros Pierre Mauroy y Laurent Fabius, Michel Delebarre y Louis Schweitzer, respectivamente, así como los militares Christian Prouteau, Pierre-Eugene Charroy, Jean-Louis Esquivié y Paul Barril.

Estos funcionarios participaban en la denominada ”célula antiterrorista” creada y dirigida en persona por Mitterrand luego de ser elegido en 1981, y el propio presidente solía escuchar las grabaciones, según la acusación.

Mitterrand negó hasta su muerte, en enero de 1996, toda responsabilidad en la grabación de las conversaciones telefónicas del periodista Edwy Plenel, del abogado Antonio Comte, de la actriz Caroline Bouquet y de otras personalidades.

El caso fue difundido por primera vez en 1994 por el diario Libération, que acusó a Mitterrand de haber ordenado la intervención del teléfono de Plenel, entonces periodista del diario Le Monde, del que hoy es jefe de edición.

Valat indicó en la acusación, introducida el 1 de este mes, que Mitterrand y sus colaboradores justificaban sus actos de espionaje ante otros funcionarios acusando a las víctimas de tráfico de armas o de conspirar contra el presidente o contra el Estado francés.

Plenel tenía fama de reportero obstinado. Por su parte, Comte asesoró, cuando era espiado, a una organización irlandesa acusada por el gobierno de organizar atentados terroristas en Francia y en Irlanda del Norte.

Mientras, Bouquet estaba casada con el productor cinematográfico Jean-Pierre Rassam, amigo del periodista Jean- Edern Hallier, enemigo de Mitterrand.

Hallier intentó en vano durante muchos años informar al público que Mitterrand tenía una hija ilegítima cuya madre vivía en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia, y que el jefe de Estado sufría cáncer desde los años 70. Mitterrand murió de esa enfermedad en enero de 1996.

El mandatario llegó, incluso, a ordenar actos de espionaje contra un recolector de basura, a quien acusó de traficante de armas, y contra dos empleadas de limpieza y una cajera, a quienes consideró una amenaza a la seguridad nacional.

La justicia francesa inició una investigación luego de que Liberation informó sobre el espionaje contra Plenel, pero los fiscales debieron interrumpir su labor porque buena parte del material fue clasificado como ”secreto de Estado”.

Sin embargo, el juez Valat pudo confirmar las acusaciones del periódico.

Varios colaboradores de Mitterrand confirmaron la existencia de grabaciones ilegales. ”El conjunto del aparato del Estado estuvo involucrado en las grabaciones. No trabajábamos en una esquina secreta lejana de todo control”, dijo Ménage.

La investigación de Valat sufrió un revés en diciembre de 1994, cuando el policía militar Pierre Yves Guézou, uno de los involucrados, se suicidó.

Pero en los años siguientes Valat acumuló aun más evidencia. En febrero de 1995, el juez de instrucción obtuvo de fuentes anónimas varios discos de computadora con 5.000 archivos sobre la grabación de conversaciones telefónicas en las que participaban 23 figuras públicas.

En febrero de 1997, Valat descubrió en un garage cerca de París el archivo privado de Prouteau, el conductor de la ”célula antiterrorista”, quien siempre había negado la existencia de grabaciones ilegales.

El hallazgo de ese archivo confirmó que funcionarios del Estado grabaron, por orden directa de Mitterrand, más de 3.000 conversaciones telefónicas de unas 150 personas durante más de tres años, según Valat.

La prensa francesa bautizó el escándalo ”Watergate francés”, en referencia al caso que llevó a la renuncia del presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974).

Sin embargo, Mitterrand pudo completar su segundo mandato y se retiró pacíficamente de la actividad política en 1995, un año antes de morir.

La investigación judicial fue oficialmente autorizada en 1998 por el entonces primer ministro Lionel Jospin, perteneciente, al igual que Mitterrand, al Partido Socialista. Jospin fue ministro de Educación en los primeros años de la presidencia de Mitterrand.

La mayoría de los ex funcionarios acusados están retirados. Dos murieron varios años atrás. Schweitzer conduce hoy la empresa estatal de automóviles Renault. (FIN/IPS/tra-eng/jg/sm/mj/ip/02

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