ECONOMIA-BRASIL: Alivio por préstamo del FMI

Brasil recibió la noticia del préstamo de 30.000 millones de dólares concedido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con un respiro de alivio y señales de confianza en la economía.

Las expectativas brasileñas se vieron superadas por el abultado monto de la ayuda, que será entregada al país en los próximos 15 meses, y por la también inesperada flexibilidad del FMI en las exigencias sobre metas de inflación y reservas de divisas.

El mercado financiero reaccionó en forma alentadora. El valor del real cerró este jueves a 2,91 por dólar, tras haber caído a 3,61 el 31 de julio, baja histórica de la que se recuperó en los días siguientes por la expectiva de las negociaciones con el FMI.

Los operadores del mercado cambiario estiman que la apreciación del real proseguirá hasta un tipo de cambio de 2,80 reales por dólar.

El riesgo país, que mide la capacidad de pago de la deuda, llegó a menos de 1.800 puntos, después de haber trepado a 2.307 la semana pasada.

El alza de 4,53 por ciento de la Bolsa de Sao Paulo y la apreciación de los títulos de la deuda externa también indicaron este jueves una renovada confianza en la economía brasileña.

El acuerdo resultó ”mejor de lo que el mercado esperaba”, señaló el presidente de la Asociación Comercial de Sao Paulo, Alencar Bruti.

El organismo financiero aceptó que Brasil mantenga un mínimo de reservas de 5.000 millones de dólares, lo que permitirá al Banco Central disponer de 10.000 millones de dólares adicionales para intervenir en el mercado de cambios y estabilizar el real, además de los 6.000 millones que el Fondo debe liberar este año.

Las metas de inflación, que eran de 3,5 por ciento para este año y de cuatro por ciento para 2003, pasan a ser trimestrales en el nuevo acuerdo y se estiman en ocho por ciento anualizado para el trimestre en curso, y en 6,5, seis, 5,5 y cinco por ciento para los próximos cuatro trimestres, dijo el presidente del Banco Central, Arminio Fraga.

Un ”préstamo tan abultado” a un gobierno que concluye su mandato constituye una nueva actitud de ”confianza (del FMI) en el país, no sólo en el gobierno”, sostuvo el presidente Fernando Henrique Cardoso. Los nuevos recursos son un ”oxígeno” para la economía y un golpe a la especulación, agregó.

El acuerdo no exigió ningún compromiso formal por parte de los candidatos que competirán en las elecciones presidenciales de octubre, pues bastaron sus declaraciones de apoyo a las negociaciones y su proclamada adhesión a la austeridad fiscal, aseveró el ministro de Hacienda, Pedro Malán.

Sin embargo, el mantenimiento de un superávit fiscal de 3,75 por ciento del producto interno bruto (PIB) para los próximos tres años, fue criticado por economistas del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), del candidato favorito Luiz Inacio Lula da Silva.

Los aspirantes a la presidencia aceptaron esa meta para 2003, de hecho ya incluida en el presupuesto, pero se sorprendieron por que la misma se prolongue a los dos años siguientes, superando la vigencia del nuevo acuerdo con el FMI.

Un esfuerzo fiscal de esa naturaleza limitaría la capacidad de retomar el crecimiento económico y las inversiones sociales, observó Guido Mantega, uno de los principales economistas del PT.

La meta responde a la necesidad de evitar un aumento de la deuda pública respecto del PIB, condición indispensable para la estabilidad económica, arguyó Malán.

Para Lula el acuerdo era ”inevitable” ante la crisis provocada por el actual gobierno. La exigencia de superávit fiscal impone restricciones a la próxima gestión y la mejor forma de superarlas es cambiar la política económica, promoviendo el crecimiento y la reducción de las tasas de interés, sostuvo.

Otro candidato opositor, el socialista Anthony Garotinho, cuarto según las encuestas, manifestó preocupación por las escasas reservas que quedarán en las arcas del Estado cuando asuma el nuevo gobierno el 1 de enero, lo que lo pondrá ”de rodillas” ante el FMI.

Pero casi todos los aspirantes a suceder a Cardoso, en el poder desde 1995, y los dirigentes empresariales subrayaron que la ayuda del FMI aporta tranquilidad al mercado financiero, al proceso electoral y a la transición gubernamental.

Sin embargo, no resuelve los ”problemas estructurales” de la economía nacional, que sigue dependiente de capitales externos, observaron Garotinho y Mauro Benevides Filho, asesor económico de del centroizquierdista Ciro Gomes, candidato del Frente Laborista y segundo en las encuestas.

Esta es la tercera vez en los últimos cuatro años de gobierno de Cardoso que el país debe recurrir al FMI, lo que indica una vulnerabilidad indeseable, alegó Benevides.

El FMI concedió en 1998 una asistencia financiera de 18.000 millones a Brasil, cuando éste sufría una fuga de capitales más acentuada que la actual, y que logró superar con un paquete adicional de 23.500 millones de dólares, procedente de bancos multilaterales y gobiernos de países ricos.

El candidato oficialista, el socialdemócrata José Serra, dio un respaldo incondicional al acuerdo, pues no representará ”ningún sacrificio adicional” para la sociedad, ni un aumento de la deuda externa, sino una refinanciación más fácil y menos costosa.

Pese a la restaurada confianza, las elecciones presidenciales — que podrían culminar en una segunda vuelta el 27 de octubre si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos el 6 de ese mes—, seguirán alimentando incertidumbres, admitieron analistas. (FIN/IPS/mo/dcl/if/ip/02

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