DESARROLLO: Deuda externa o salud y educación

Activistas del desarrollo recibieron con entusiasmo la propuesta de un economista estadounidense para que los países pobres inviertan el dinero del servicio de la deuda externa en salud y educación.

Jeffrey Sachs, director del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, exhortó a los países altamente endeudados a recanalizar los fondos para el pago de su deuda hacia necesidades más acuciantes, como la educación primaria y la salud, en especial la lucha contra el sida.

La propuesta del economista —que ha sido asesor económico de varios gobiernos y consultor del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— fue recibida con beneplácito por activistas contra la deuda externa que llaman a la cancelación de los pagos, y con cautela por algunos acreedores.

El plan de reciclaje de la deuda circula entre activistas contra el pago de la deuda y economistas de los países en desarrollo, para quienes la propuesta constituye un respaldo largamente esperado a sus puntos de vista.

”Cuando en el Norte (industrializado) aparece un documento como éste, es un gran empujón hacia adelante”, dijo la activista Marie Clarke, de la organización no gubernamental (ONG) por la cancelación de la deuda Jubilee USA, con sede en Washington.

El actual programa de alivio de la deuda para países altamente endeudados ha tropezado con muchos obstáculos y no logró resolver la crisis, afirmaron activistas. El Banco Mundial y el FMI, que administran esa política, aceptaron esas críticas.

En su documento, Sachs alega que no hay una razón financiera para que los países empobrecidos continúen pagando sus deudas, que sólo ascienden a algunos miles de millones de dólares anuales.

El documento será publicado a mediados de agosto en Brookings Papers on Economic Activity, una prestigiosa publicación económica semestral del grupo de expertos Brookings Institution.

Muy pocos acreedores —entre ellos el gobierno de Estados Unidos— creen que esos países puedan cumplir con los pagos de sus deudas sin un costo humano extremo, por lo tanto ese dinero debería ser asignado a satisfacer las necesidades sociales, según Sachs.

Los países pobres deben dar el primer paso, exigiendo a los acreedores oficiales el reprocesamiento de los pagos del servicio de la deuda como subvenciones para la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), propuso el economista.

”En ese contexto, los países deudores pueden asumir el liderazgo reponsable y activo”, aseveró en una carta que circula entre ONG.

Si los acreedores del Norte industrial dicen que no, las naciones pobres deberán actuar en forma unilateral, llevando registros transparentes sobre la forma en que el dinero fue utilizado para atender necesidades urgentes de salud pública, continuó Sachs.

Pero no todos aprueban la idea. El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que el gobierno de George W. Bush no respldará ningún plan que vaya contra el proceso establecido de alivio de la deuda.

”El programa para los países pobres altamente endeudados es un excelente mecanismo de condonación de la deuda. Creemos que con esto es suficiente”, dijo a IPS el secretario adjunto de Estado para Asuntos Africanos, Walter Kansteiner.

Kansteiner sostuvo que representanes del Grupo de los Siete países más industrializados (G-7) reunidos en junio en Canadá acordaron aumentar la financiación al programa de alivio de la deuda y entregar fondos para hacer frente a impactos externos como la fluctuación de los precios de los productos básicos, de los que dependen los países en desarrollo.

Funcionarios del Departamento del Tesoro de Estados Unidos afirman que la idea de Sachs negaría uno de los objetivos básicos del actual sistema de alivio de la deuda: la imposición de condiciones para garantizar que los países deudores tomen decisiones económicas que se ajusten a la visión de libre mercado del Tesoro, el Banco Mundial y el FMI.

No obstante, el Banco Mundial anunció que no obstaculizará nuevas iniciativas de reducción de la deuda, siempre y cuando sus accionistas no se opongan a ello.

”El Banco respaldará alivio adicional de la deuda si los accionistas lo aceptan. Pero éstos no pueden decidirlo por sí mismos”, dijo un portavoz de la institución financiera.

Los activistas dudan que los accionistas del Banco Mundial acepten la propuesta.

”Creo que habría cierto nivel de resistencia a distintos niveles en las naciones acreedoras, contra los países que repudian su deuda. Será una lucha”, dijo Clarke.

Los países ricos podrían tomar represalias negándose a otorgar nuevos préstamos o subvenciones, y el FMI podría retirar la certificación que otorga a las naciones pobres, necesaria para que estos obtengan préstamos de otras fuentes, agregó la activista.

Los países en desarrollo tienen fuertes argumentos morales para redireccionar los fondos del pago de deudas, y podrían tener éxito si tomaran el camino correcto, dijo el activista Rick Rowden, de la ONG Results, con sede en Washington.

El monto de la deuda del Sur en desarrollo, 2,6 billones de dólares —la mayor parte correspondiente a intereses acumulados de los préstamos— es insuficiente en la lucha contra el sida, afirman activistas.

Según la ONU, unos 40 millones de personas viven con sida o con el virus de inmunodeficiencia humana en todo el mundo, 29 millones de ellos en Africa subsahariana.

El año pasado, tres millones murieron de sida, muchos a causa de la falta de fondos para combatir la enfermedad. (FIN/IPS/tra-en/em/ml/lp/mlm/dv/02

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