DESARME-RUSIA: Armas químicas, amenaza en tiempos de paz

El programa de destrucción de armas químicas de Rusia está retrasado por falta de dinero, mientras continúa el deterioro de los depósitos y la incertidumbre sobre la existencia de arsenales que habrían sido enterrados antes de 1945.

El jefe de la comisión nacional de desarme químico, el ex primer ministro Sergei Kiriyenko, aseguró que Rusia se está quedando sin recursos para destruir su arsenal químico, pues Estados Unidos no entregó los 180 millones de dólares prometidos para ese destino.

Kiriyenko aseguró a un grupo de periodistas que había alternativas para desacerse de esas armas, pero no las detalló.

El gobierno ordenó la construcción de nuevas instalaciones para el almacenamiento seguro y la destrucción de ese arsenal, cuatro quintas partes del cual se compone de gas nervioso, anunció un alto funcionario de la comisión estatal, general Valery Kapashin.

Unas 44.000 toneladas de gases venenosos están almacenados en siete depósitos, todos ellos en la zona europea de Rusia, al occidente de los montes Urales. Esas armas deben ser destruidas antes de 2008, de acuerdo con la Convención de Armas Químicas, ratificada por Rusia en 1997.

Pero este país está lejos de cumplir con sus compromisos en la materia y pidió en muchas ocasiones ayuda internacional, con escaso éxito.

El Kremlin anunció el año pasado que Rusia podría apelar a una cláusula de la convención que da a los países que lo necesitan cinco años más de plazo. Así, la destrucción total de las armas químicas debería completarse en 2012.

El gobierno pidió a la comunidad internacional los 7.000 millones de dólares que considera necesarios para construir siete plantas destinadas a la deposición de su arsenal químico.

Moscú asignó 700 millones de dólares para la destrucción de armas químicas en los próximos dos años, afirmó el jefe de la estatal Agencia de Municiones, Zinoviy Pak. Estados Unidos prometió ayuda en dinero para el diseño y construcción de las instalaciones, pero no cumplió.

La principal de esas instalaciones, que comenzará a funcionar en 2004, se ubicará en la localidad de Shchuchye, en los montes Urales, donde están almacenadas 14 por ciento de las armas químicas rusas.

La primera de las plantas que estará operativa, y que se convertirá en campo de prueba de nuevas tecnologías de desecho de armas químicas, es la de Gorny, en el centro de Rusia, la cual comenzará a funcionar en agosto de 2003, dijo Kiriyenko.

Existe nerviosismo por las inminentes pruebas en Gorny. El líder de la no gubernamental Unión para la Seguridad Química, Lev Fyodorov, dijo que la tecnología a aplicarse en las instalaciones en construcción, incluida la de Shchuchye, no ha sido probada de manera adecuada.

No todas las armas químicas están almacenadas en los siete depósitos de la Rusia europea. Cientos de pequeños arsenales están desperdigados por toda Rusia y en otros estados que integraron la disuelta Unión Soviética y representan graves amenazas ambientales, advirtieron expertos.

La Convención sobre Armas Químicas se refiere a los arsenales fabricados luego de la segunda guerra mundial (1939-1945), pero no existen registros de las producidas en Rusia entre 1915, cuando terminó la primera guerra mundial, y 1945, advirtió Fyodorov.

Muchos de esas armas fueron enterradas en viejos campamentos militares, algunos de los cuales se convirtieron luego en zonas residenciales o en parques nacionales, sostuvo el activista.

Existen hasta 500 de esos vertederos olvidados, la mayoría en Rusia pero también en Ucrania, Uzbekistán, Kazajstán, Belarús y Georgia, aseguró Fyodorov.

Hasta 120.000 toneladas de armas químicas fueron ”perdidas y extraviadas” por las autoridades militares rusos, una cantidad incluso superior a la del total de los arsenales oficiales de Estados Unidos y Rusia sumados, agregó.

Funcionarios del gobierno acusan a Fyodorov de exagerar la magnitud y el peligro de esos arsenales, pero admiten que pueden originar contaminación.

Las paredes de los contenedores donde están almacenadas las armas químicas, de unos 10 milímetros de espesor, se han reducido a un ritmo de un milímetro cada seis años, por lo que muchos ya presentan orificios, advirtieron expertos.

Pequeñas cantidades de esos productos químicos, en especial el gas mostaza, pueden causar cáncer o mutaciones peligrosas en el organismo humano. (FIN/IPS/tra-eng/sb/ss/mj/ip/02

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