La dirección de la Organización Mundial del Comercio (OMC) quedará desde la semana próxima en manos de una personalidad de un país periférico, el economista tailandés Supachai Panitchpakdi.
La OMC, encargada de administrar los acuerdos que regulan el sistema internacional de comercio, ha sido relacionada por muchos críticos de la globalización con las peores consecuencias de ese proceso. La llegada de un hombre del Sur en desarrollo a su dirección despierta una expectativa singular.
El primer director general de la OMC fue el italiano Renato Ruggiero (1995-1999) y la elección de su sucesor derivó en un dificultoso litigio, zanjado con la salomónica división del mandato en dos períodos de tres años.
Mike Moore, de Nueva Zelanda, concluirá el 1 de septiembre el primero de los dos periodos.
Supachai, que le sucederá, fue propuesto por un gran número de países de Asia, Africa y América Latina, aunque también tuvo el apoyo de algunas representaciones europeas. Moore, a su vez, fue el candidato de Estados Unidos.
La OMC seguirá siendo conducida por los representantes de los 144 países miembros, que toman las decisiones fundamentales en las reuniones del consejo general, en Ginebra, o en las conferencias ministeriales que sesionan periódicamente en distintas ciudades.
Pero la Secretaría de la OMC, con sus 550 empleados y su presupuesto de casi 100 millones de dólares para este año, y ahora con Supachai a la cabeza, continuará teniendo un poder decisivo.
Un poder exagerado y parcial, han afirmado algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) y también países en desarrollo.
Los países en desarrollo han protestado porque entre el personal de la OMC predominan funcionarios originarios de las naciones industrializadas y porque esa supremacía, afirman, se refleja en la orientación, de un liberalismo a ultranza, que se ha dado a la institución.
El Grupo de Países Afines, integrado por naciones en desarrollo, puntualizó durante el mandato de Moore que el director general de la OMC y la Secretaría deben permanecer imparciales y neutrales ante los temas específicos que se discuten en la organización.
Supachai puede aportar ese equilibrio que los países en desarrollo demandan.
En efecto, el economista tailandés afirmó hace un año que el director general de la OMC debe ser una persona neutral y capaz, por sus conocimientos y su experiencia, de acercar todos los puntos de vista.
A diferencia de otros organismos involucrados en la promoción de la globalización, como el Fondo Monetarrio Internacional (FMI) y el Banco Mundial, la OMC funciona con un sistema democrático que reconoce un sólo voto a cada uno de sus estados miembros.
Sin embargo, muchos observadores independientes y también algunas ONG como la británica Oxfam, sostienen que en la OMC resulta determinante el poder de los cuatro actores principales del comercio mundial: Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Canadá.
Supachai, un partidario declarado de la apertura de los mercados mundiales, defiende sin embargo la necesidad de establecer un equilibrio en el comercio internacional que alivie la situación de los países en desarrollo.
Una de las preocupaciones del nuevo director de la OMC es la arraigada tendencia declinante de los términos del intercambio para los productos de los países pobres.
La comunidad internacional debe encontrar soluciones innovadoras para detener por lo menos esa tendencia, dijo.
En los planes del funcionario figura también la intención de respaldar todos los proyectos, de la OMC y de otras instituciones privadas y gubernamentales, de asistencia a los países en desarrollo.
La Secretaría de la OMC tiene la misión de fortalecer la capacidad técnica de los países en desarrollo para participar en la negociación de los capítulos, a veces complejos, de la agenda de la Ronda de Doha.
Los efectos de esa capacitación se demostrarán en los resultados de las negociaciones que ya están en curso, en particular sobre agricultura, servicios, patentes y salud pública, y en la próxima conferencia ministerial, que se realizará en Cancún, México, en septiembre de 2003.
Supachai ha mostrado interés en mejorar la imagen de la OMC, deteriorada por las campañas de las fuerzas que se oponen a algunos aspectos de la globalización.
El nuevo director cree que la institución tiene un problema de comunicación con las ONG. Debemos ser lo más transparente posible con la sociedad civil, ha afirmado.
Supachai se declaró partidario de proponer a la OMC la aprobación de normas de conducta para reglamentar las actividades de las companías transnacionales en el área del comercio.
Barry Coates, director del no gubernamental Movimiento por el Desarrollo Mundial, con sede en Gran Bretana, afirmó que esas normas de conducta para las transnacionales son un paso en la dirección correcta. Sin embargo, puntualizó, deben ser obligatorias y no voluntarias. (FIN/IPS/pc/ff/if/02