COLOMBIA: Indígenas se niegan a ser informantes del gobierno

La comunidad paez, que congrega a casi 20 por ciento de los indígenas de Colombia, decidió este lunes mantenerse al margen de la Red de Informantes civiles promovida por el gobierno para fortalecer la lucha contrainsurgente.

El Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), conformado por representantes de los 74 resguardos (reservas) indígenas paez, resolvió pedir al gobierno que deje a esa comunidad fuera de sus planes. El CRIC discutió el asunto en Popayán, capital del sudoccidental departamento de Cauca.

Ricardo Gembuel, miembro principal del CRIC, explicó que la estrategia de seguridad del nuevo presidente Alvaro Uribe, de crear la Red de Informantes y reclutar a 20.000 campesinos para las fuerzas militares, va en contra de las costumbres ancestrales de su pueblo.

Las dos iniciativas contradicen la posición de neutralidad que las comunidades indígenas colombianas han asumido en el conflicto armado interno y pueden conducir a nuevas confrontaciones.

Por su parte, el secretario del CRIC, Gilberto Yafué, entiende que esas decisiones de Uribe agravarán la inseguridad que afrontan las comunidades indígenas y campesinas de la región, que siempre mantuvieron la neutralidad frente al conflicto armado interno.

Los indígenas y los campesinos de la región son las principales víctimas del conflicto armado, pese a que su ”filosofía de vida es la convivencia pacífica” y a que han pedido a las organizaciones armadas que se les respete como grupos neutrales y amantes de la paz, dijo Yafué a IPS.

Detalló que en el sur de Colombia fueron asesinadas 300 personas, en su mayoría indígenas y campesinos, y casi 7.000 fueron desplazadas de sus hogares en los últimos 14 meses debido a los ataques de paramilitares derechistas y de guerrilleros de izquierda o por los combates de estos grupos contra el ejército.

Otras localidades indígenas también sufren ”el cerco tendido por paramilitares o por guerrilleros, que obstaculizan o prohíben el libre tránsito de personas, de alimentos y de medicamentos por diferentes zonas de la región del Cauca”, agregó Yafué.

Los nativos de Cauca iniciaron el año pasado un movimiento de ”resistencia civil” para hacer frente de manera pacífica a los grupos armados.

Camilo González, de la Asamblea por la Paz que avaló en 1998 con 10 millones de firmas la búsqueda de una salida negociada para el conflicto armado, comentó que el movimiento de resistencia lanzado por los indígenas del Cauca busca ”por lo menos presionar por el respeto humanitario hacia estos grupos”

Uribe puso en marcha el 8 de este mes, un día después asumir la presidencia, la primera Red de Informantes civiles, en la ciudad de Valledupar, que trabaja con cerca de 600 personas en la vigilancia de las carreteras del norte colombiano, en las que es alta la presencia de paramilitares y guerrilleros.

En esa oportunidad, el mandatario indicó que los informantes serán ”personas que vivan en sus casas, en sus parcelas, en su negocio”, pero que se comprometerán a trabajar desarmados como soldados o policías de apoyo.

La propuesta de Uribe, de integrar un millón de civiles a esta Red de Informantes es vista con preocupación por las organizaciones no gubernamentales, pues consideran que profundizará la guerra civil.

Algunas organizaciones humanitarias comparan esa estrategia nacional con la que dio origen a los grupos paramilitares a comienzos de la década del 80, cuando se financió el accionar de campesinos y hacendados para asistir al ejército en operaciones contrainsurgentes.

Esas agrupaciones civiles fueron declaradas ilegales en 1989 por el vínculo que mantenian con los narcotraficantes y debido a las violaciones de los derechos humanos que cometieron.

Luis Eduardo Garzón, ex candidato a la presidencia de Colombia por el izquierdista Polo Democrático, advirtió que las medidas con que Uribe busca luchar contra la guerrilla y las acciones de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) presagian una ”orgía de guerra, que será lamentable para todos los colombianos.

Las FARC recibieron el gobierno de Uribe el día 7 con una andanada de ataques con morteros contra el centro de Bogotá, uno de los cuales dio de lleno contra la sede de gobierno, que dejó cerca de 20 muertos. Los atentados fueron considerados el anuncio de lo que será su actitud frente al nuevo mandatario.

Además, las FARC rechazaron la semana pasada la propuesta de Uribe de buscar la mediación de la Organización de las Naciones Unidas para una negociación de paz, con un compromiso previo de cese del fuego. (FIN/IPS/yf/dm/ip/02

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