(Arte y Cultura) LITERATURA-CHILE: La muerte del viejo lobo de mar

Francisco Coloane, una de las mayores glorias de la narrativa de Chile en el siglo XX, dijo adiós a este mundo a los 92 años, como un viejo lobo de mar que se repliega en silencio hacia la inmensidad de los océanos australes en que navegó su prolífica producción literaria.

Falleció en su departamento de calle Esmeraldas, en Santiago, mientras dormía, en la madrugada del 5 de este mes. Su familia hizo pública la noticia de su muerte solo el día 7, en ocasión de su funeral.

”Lo único que hicimos fue cumplir con sus deseos. El no quería un funeral con discursos”, dijo su hijo Juan Francisco, quien recordó que también fue un 5 de agosto, hace 40 años, el día en que murió la actriz estadounidense Marilyn Monroe.

”El Jack London chileno” llamaron a Coloane en Europa, cuando en la década del 90 comenzaron a ser conocidas allí en tiradas de miles de ejemplares sus cuentos y novelas, en una fama ampliamente merecida, pero tardía.

Nació el 19 de julio de 1910 en Quemchi, localidad del archipiélago de Chiloé, unos 1.200 kilómetros al sur de Santiago. Inició su carrera literaria a los 25 años, cuando publicó en el diario El Mercurio su cuento ”Lobo de dos pelos”, rebautizado más tarde como ”Cabo de Hornos”, ganando 150 pesos de la época.

En 1964 se le concedió el Premio Nacional de Literatura de Chile y en 1996 el gobierno de Francia lo condecoró como Caballero de la Orden Nacional de las Artes y las Letras.

Como Pablo Neruda y otros intelectuales de su época, la militancia antifascista llevó a Coloane a las filas del Partido Comunista a comienzos de la década del 40.

En su trayectoria vital se alternaron diversos oficios — grumete marino, cargador, técnico sanitario— con la literatura y el periodismo, con el cual se vinculó desde los 20 años, cuando entró a trabajar en un taller de imprenta.

Cuentan que su primer trabajo periodístico fue como cadáver para el diario Las Ultimas Noticias. Fue enviado como reportero policial a cubrir un crimen, pero llegó tarde y no le quedó más remedio que posar para el fotógrafo, sustituyendo al occiso.

Como escritor, Coloane cultivó una narrativa comprometida y de denuncia, pero lejos del folletín y a salvo de las fórmulas maniqueas del realismo socialista, para retratar hombres, paisajes y epopeyas de los mares australes y de las pampas heladas de Tierra del Fuego.

El exterminio de los onas y alacalufes, las etnias ancestrales del extremo sur de Chile y de Argentina, es una de las constantes de sus novelas, entre las cuales se destaca ”El guanaco blanco” (1980), nombre que los aborígenes dieron a las ovejas traídas por las compañías ganaderas británicas que invadieron sus tierras.

En 1941 ganó un concurso literario con ”El último grumete de la Baquedano”, su novela más difundida, que con los años se convirtió en lectura obligada en los programas de enseñanza media, y fue llevada al cine.

”El último grumete de la Baquedano” fue traducida al inglés, al griego y al italiano, mientras que el cuento ”Cabo de Hornos” reunió traducciones en esos mismos idiomas, y también al ruso, al polaco, al alemán y al holandés.

”La traducción de 'El último grumete…' al griego, un idioma tan clásico, lo llenaba de orgullo”, recordó Juan Francisco.

”Tierra del Fuego”, de 1956, que inspiró la película del mismo nombre dirigida por Miguel Littin en 1998, fue traducida al griego, al italiano y al polaco, mientras ”El camino de la ballena” (1962) fue también publicada en italiano.

Juan Agustín Coloane, capitán de cabotaje y cazador de ballenas con arpón, legó a su hijo Francisco la pasión por las aguas. ”Volvamos al mar”, fue la frase con que se despidió en su lecho de moribundo, cuando el futuro novelista tenía apenas nueve años.

”Yo siempre vuelvo al mar”, dijo en 1997, al cumplir 88 años. ”Aún puedo dar varias brazadas y luego salgo del mar, de espaldas, apoyándome en las olas, como los botes”.

Con ocasión de su cumpleaños número 90, proclamó que estaba dispuesto a vivir por lo menos otros nueve años.

”Hasta hoy día nunca he tenido un sentido claro de la muerte”, le confió alguna vez a su biógrafa, la periodista y escritora Virginia Vidal.

La muerte ”me parece una cosa gris, confusa, como un sueño. Como cuando uno se emborracha y duerme su borrachera, que es una pequeña muerte. Y la resurrección del día siguiente con la 'malura del cuerpo' me ha encadenado siempre a la vida”, contó el escritor.

”Pero hay un sueño que se me ha repetido siempre: voy caminando con mi padre por unas colinas donde divisamos una especie de tierra prometida, con arbustos, lagunas y arroyuelos. Cuando estamos mirando ese paisaje, oigo una voz que me dice 'volvamos al mar'…”, agregó Coloane.

La última novela que escribió fue ”El corazón del témpano”, publicada en 1991. En 1995 se publicó una selección de sus crónicas periodísticas bajo el título ”Velero anclado” y en 2000 lanzó sus memorias, bajo el título ”Los pasos del hombre”. (FIN/IPS/ggr/mj/cr/02

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