AMBIENTE-ITALIA: La peor sequía en 80 años

Italia atraviesa una de las peores sequías de su historia, por el caluroso verano boreal que sucede a uno de los inviernos más secos de los últimos 80 años y por una deteriorada red de acueductos en los que se pierde 40 por ciento del agua.

En las meridionales regiones de Sicilia, Cerdeña y Puglia, la situación es considerada dramática, pues faltan 1.500 millones de litros de agua, afectando particularmente la agricultura, un sector que perdió el año pasado 1.700 millones de dólares.

Las pérdidas agrícolas podrían llegar a 2.500 millones de dólares al finalizar el actual verano.

En Basilicata el déficit de agua es de 65 por ciento, en Cerdeña de 62 por ciento y en Sicilia de 37 por ciento.

En la también meridional Calabria falta agua hasta en los hospitales, que debieron pedir suministros de emergencia a los bomberos para cumplir con sus tareas habituales.

Mientras el consumo promedio de agua por habitante en todo el país es de 190 litros diarios, en el sur, llega apenas a 37 litros por día.

Las regiones centrales y septentrionales padecen severas restricciones. La región de Lombardía pidió la declaración del estado de calamidad para nueve de sus provincias afectadas por la falta de lluvias, lo que le permitiría acceder a fondos gubernamentales extraordinarios.

Treinta y cinco por ciento de los 58 millones de italianos no dispone de agua suficiente en uno o más trimestres del año.

Toda Italia sufre los problemas provocados por la sequía, pues las redes de distribución de agua son verdaderos coladores por donde se pierde 40 por ciento del recurso, uno de los despilfarros más graves de Europa, sostuvo Paolo Cuccia, gerente de la empresa estatal Acea, encargada del suministro en Roma.

Noventa y tres por ciento de los 13.000 acueductos italianos son propiedad de los municipios, y dos tercios del agua que transportan se destina a la agricultura.

El desperdicio de agua es común en más de la mitad de las grandes ciudades europeas, encabezadas por las italianas, sostuvo Cuccia. En Alemania, por ejemplo, la pérdida estimada de las redes hídricas es de 12 por ciento.

”Hasta que los italianos no se den cuenta de la importancia (del agua) y hagan un uso responsable, Italia vivirá siempre en estado de emergencia hídrica”, estimó Cuccia.

”Estamos entre los mayores consumidores de Europa y el costo del agua potable en Italia es el más bajo, 75 centavos de dólar el metro cúbico diario por familia”, agregó.

Con todo, en otras regiones del mundo la falta de agua adquiere proporciones catastróficas, como en Africa, donde 200 millones de personas sufren escasez o acceso insuficiente al agua potable.

El agua dulce no es un recurso inagotable del planeta, y se redujo 40 por ciento en los últimos 30 años. Algunos estiman que por el aumento de la población y el agravamiento de la contaminación, 3.000 millones de personas no tendrán acceso al agua potable en 2020.

Según Cuccia, la mayoría de las guerras del siglo XXI serán disputas por el agua, que se convertirá en un bien escaso.

Para evitar robos y reventa de agua en algunas regiones del sur, las autoridades podrían disponer la intervención del ejército, dijo el ministro de Políticas Agrícolas, Gianni Alemano.

”El sur corre el riesgo de transformarse en un desierto, por lo que se requiren de inmediato instalaciones para desalinizar el agua de mar”, estimó el técnico Diego Barba, quien llevó a cabo un proyecto de irrigación de ciudades de Emiratos Arabes Unidos.

El gobierno central dispuso 550 millones de dólares para hacer frente a la sequía en la zona meridional del país, pero para la Confederación Italiana de Agricultores se trata de ”una solución de remiendo”.

Se necesita una inmediata política estratégica para el manejo racional del agua, pues de otra manera la situación seguirá siendo dramática, sostuvo el presidente de la confederación, Massimo Pacetti.

”La falta de agua no constituye un acontecimiento extraordinario, sino que es producto de los cambios climáticos que desde hace años estamos estudiando en el ámbito europeo”, dijo el director del Instituto de Meteorología, Giampiero Maracchi.

”Es necesario modificar nuestras costumbres, nuestro modo de vivir y la forma de explotar la agricultura”, dijo Maracchi, quien participa en un estudio de la Unión Europea sobre soluciones para adecuarse a los cambios de clima de la región del mar Mediterráneo.

Los cultivos deben ser compatibles con el agua disponible y en una cantidad suficiente para obtener una buena cosecha.

Para cultivar una hectárea de arroz se necesitan 15.000 metros cúbicos de agua, además de las lluvias, 9.000 para una de kiwis, 6.000 metros cúbicos para una de tomates y 5.700 para una de maíz, mientras que no se requiere riego artificial para el trigo, señaló Maracchi.

El experto reconoció que no es fácil pedir a los agricultores que abandonen cultivos que exigen mucha agua, pero que son muy rentables.

Los industriales, al igual que los agricultores, deben modificar sus métodos de producción, pues las acerías consumen 20 millones de metros cúbicos de agua potable por año, apuntó Maracchi. (FIN/IPS/jp/dcl/en/02

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