AMBIENTE: Cuba renuncia a vender carey

Cuba retiró una propuesta para restablecer la exportación de caparazones de tortugas de carey, que iban a discutir los estados parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies amenazadas de la Fauna y Flora Silvestre (CITES).

La iniciativa de Cuba, que sería sometida a votación de las 158 naciones afiliadas a CITES, pedía pasar la caparazón de carey del apéndice I, que prohíbe totalmente su comercialización, al acápite II, que permite ventas reguladas.

La próxima reunión de la CITES, la decimosegunda de esa entidad internacional, se realizará del 3 al 15 de noviembre en Santiago de Chile.

La intención de Cuba era colocar en el mercado internacional sus reservas de 7,8 toneladas de caparazones de carey, recogidas entre 1993 y el 2002. Iniciativas del mismo tipo presentadas en 1997 y 2000 fracasaron al no lograr el necesario apoyo de dos tercios.

Medios oficiales insistieron, pese al retiro de la propuesta, en que la tortuga de carey (Eretmochelys imbricata), una especie marina, no está en peligro de extinción en Cuba, cuyo programa de conservación y manejo autoriza la captura de únicamente 500 ejemplares al año y bajo estrictas medidas de control.

De acuerdo con esas fuentes, los nidos de la tortuga de carey aumentaron 20,2 por ciento entre 1996 y 2001.

La tortuga de carey es capturada como alimento, aunque esa práctica se permite sólo en dos zonas. Se trata de Nuevitas, 646 kilómetros al este de la Habana, y de Cocodrilo, en la isla de la Juventud, ubicada en el sur. En ambos puntos hay veda de mayo a julio.

CITES lleva tres apéndices o listas, según el riesgo para la supervivencia de cada especie protegida, que son renovados cada dos años y medio.

El primero incluye las especies en peligro de extinción, cuyo comercio está prohibido. En el segundo figuran aquellas cuya comercialización es permitida bajo ciertos requisitos.

En la tercera lista figuran las especies o variedades de algunos países que piden ayuda a CITES para controlar su venta.

Fuentes del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente confirmaron a IPS que Cuba retiró su iniciativa para contemplar la posición de otros países del Caribe frente al caso de la tortuga de carey.

”Renunciamos a nuestra propuesta ante la prioridad que nuestro país concede a sus relaciones con las naciones caribeñas y no deseamos lesionar los intereses del resto del área”, comentó un funcionario del ministerio.

Cuba ”ratifica su decisión y compromiso de mantener la cooperación” con los estados de la región ”en los esfuerzos comunes para incrementar las poblaciones de carey”, señaló este jueves el diario Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista.

Granma puntualizó que el gobierno de Fidel Castro mantiene su ”voluntad política” de compartir los resultados científicos y las experiencias acumuladas en la elaboración de planes de manejo sustentable de la tortuga de carey.

El comercio internacional de tortugas carey está prohibido desde 1993, cuando ya había comenzado en Cuba la etapa de dificultades económicas debidas a la desaparición del campo socialista de Europa oriental.

Entidades conservacionistas suponen que las especies capturadas en aguas cubanas son parte de una población caribeña más amplia que mantiene nidos en países donde la mayoría de las subpoblaciones han disminuido o ya se agotaron.

De acuerdo con esos grupos, las amenazas incluyen el comercio ilegal del carey, la caza de adultos y la recogida de huevos para elaborar alimentos, la destrucción de zonas de nidos y la captura incidental por operaciones pesqueras.

Cuba, donde el comercio del carey se remonta al siglo XVI, mantuvo durante décadas un promedio de captura de 4.744 ejemplares grandes por año, cantidad que, de acuerdo con expertos, no habría sido posible lograr de no extraerse de una población silvestre muy grande.

La última exportación se realizó en 1992 y fue de 6.000 kilogramos de conchas de carey destinadas a Japón, cuyas importaciones en la década de los 70 alcanzaron 40 toneladas anuales.

Japón tiene un importante mercado interno de caparazones de carey para la fabricación de objetos personales como abanicos y monturas de gafas.

Sin embargo, Japón no sigue la pista de los productos terminados ni regula el comercio por mayoristas ni minoristas, lo cual aumenta las oportunidades de que se desarrolle el comercio ilegal.

El programa cubano de manejo sostenible de esta especie incluye el recuento y cuidado de los nidos, el control de crecimiento y el rastreo por satélite de los animales marcados, asi como estudios de ADN.

Se calcula que la tortuga de carey está presente en aguas territoriales de más de 100 naciones y tiene una distribución global que excede los 100 millones de kilómetros cuadrados. Prefiere aguas cálidas y poco profundas, especialmente ecosistemas coralinos, y se alimenta principalmente de esponjas. (FIN/IPS/pg/ff/en/02

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