VENEZUELA-COLOMBIA: Chávez y Uribe inician nueva relación

El presidente Hugo Chávez recibió este lunes en la capital venezolana al mandatario electo de Colombia, Alvaro Uribe, con el objetivo de abrir una nueva etapa en las relaciones bilaterales, siempre complicadas por problemas asociados a la violencia política.

Chávez brindó a Uribe, quien regresó este mismo lunes a su país, los honores reservados en Venezuela a los jefes de Estado o de gobierno, para luego ingresar ambos de lleno al tratamiento de la llamada ”agenda infinita” de trabajo.

Los asuntos de interés entre ambos países van desde la supuesta permisividad de Chávez hacia la guerrilla izquierdista colombiana hasta la merma del comercio bilateral, que llegó a situarse en 2.500 millones de dólares anuales, unos 500 millones menos de lo previsto por los empresarios.

En medio de ello se encuentra la intensificación de la guerra civil en Colombia, los temores de Venezuela de contagio de esa violencia política y las distintas visiones respecto del proceso de integración en la Comunidad Andina de Naciones, que ambos países conforman con Bolivia, Ecuador y Perú.

Sin embargo, el punto principal del encuentro de este lunes fue ”la construcción de confianza entre ambos líderes”, según coincidieron analistas políticos, como Fernando Cepeda, de la Universidad Nacional de Colombia, y María Elena Pinto, experta en asuntos internaciones de la Universidad Central de Venezuela.

Esa confianza será la base ”para actuar de modo rápido ante cualquiera de las muchas dificultades que surjan entre los dos países, con una frontera común tan extensa (2.219 kilómetros)”, subrayó Cepeda.

Chávez y Uribe labraron sus carreras políticas de modo muy diverso.

Uribe, quien reemplazará al presidente Andrés Pastrana a partir del 1 de agosto, es un abogado que fue alcalde de la noroccidental ciudad de Medellín antes de desligarse del opositor Partido Liberal para lanzarse luego como candidato independiente

Por su parte, Chávez es un teniente coronel retirado que lideró un frustrado alzamiento militar en 1992 y luego alcanzó el gobierno en 1998 en elecciones democráticas y con una gran adhesión de votantes en esa y otras instancias comiciales.

También ambos políticos difieren en cuanto a su postura ideológica. El futuro presidente de Colombia asume posturas de derecha, propone mano dura contra la guerrilla, aboga por el libre mercado y ya es un interlocutor privilegiado del presidente estadounidense, George W. Bush.

En cambio, el mandatario venezolano jamás ha podido reunirse con un presidente de Estados Unidos, un país que lo mira con recelo, emplea una fuerte retórica contra el neoliberalismo y su declarada neutralidad ante el conflicto armado interno de Colombia es vista por sus detractores como apoyo a la guerrilla.

Uribe llegó a Caracas acompañado de su canciller designada, Carolina Barco, y de quien ha sido su asesora en política exterior y ocupará desde agosto la embajada colombiana en Venezuela, María Angela Holguín. Este último nombramiento muestra la importancia que le da a la relación bilateral.

”Una nación que se convierta en protectorado de grupos ilegales termina tarde o temprano en sucursal del conflicto. Que nuestros vecinos no caigan en esa trampa”, dijo Uribe la semana pasada en Londres, en una escala de su gira previa a la asunción de gobierno.

Esa declaración fue tomado como una advertencia en particular hacia el gobierno de Venezuela.

El canciller venezolano, Roy Chaderton, precisó que su país ”es receptor desde hace 50 años de los problemas asociados a la violencia en Colombia”.

”Después de Colombia, el país que más padece el conflicto colombiano es Venezuela”, explicó. Es que decenas de venezolanos han sido secuestrados en 2001 por grupos armados colombianos que operan en la frontera entre ambos países.

Apenas una semana atrás fue liberado el empresario Richard Boulton, quien permaneció dos años secuestrado por las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia de derecha.

Venezuela, en cambio, ha recibido con gran beneplácito el propósito de Uribe de retomar una tesis del líder liberal Luis Carlos Galán, asesinado en 1989, de congelar por 40 o 50 años la delimitación pendiente entre ambos países de sus áreas marinas y submarinas.

Esa controversia tradicionalmente ha alimentado hipótesis de conflicto y planes de armamentismo en los dos países. Los militares venezolanos ahora miran con aprensión la poderosa maquinaria bélica que ha montado Bogotá con ayuda de Washington para ejecutar el Plan Colombia, de lucha antidrogas.

Tanto Uribe como Chávez necesitan, además, apaciguar sus respectivos frentes externos para concentrarse en los graves problemas internos.

Chávez tiene por delante un espinoso camino para convencer a la oposición política y social, que pide su destitución, para que se siente a una mesa de diálogo.

Ambos países deben también buscar la manera de reactivar la economía, para lo cual la reanimación del comercio bilateral, es unos de los pasos esenciales.

Ese intercambio bilateral, que ha sido el motor de la integración andina en los últimos 10 años, prevé inversiones anuales por 300 millones de dólares y proporciona alrededor de 800.000 empleos directos, según la Cámara de Integración Venezolano-Colombiana.

”Lo importante con la visita de Uribe es que la relación política sea la mejor. Nos interesa que ambos gobiernos se respeten y cooperen entre ellos”, dijo el presidente de la Cámara, Juan González.

Uribe cierra con esta visita a Venezuela un periplo por los países vecinos y sus principales aliados, a los cuales pretenden tener de apoyo en su cruzada, desde una posición de firmeza ante la guerrilla, en busca de la paz de Colombia. (FIN/IPS/jz/dm/ip/02

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