UGANDA: Masacre pone en duda diálogo de paz

El asesinato de 48 personas perpetrado el jueves en Uganda por el insurgente Ejército de Resistencia del Señor (LRA) puso en duda la viabilidad del diálogo promovido por dirigentes religiosos para poner fin a la guerra civil.

Los ugandeses están conmocionados por la brutalidad de la masacre cometida a golpes de hacha y de machete por el LRA en las afueras de la septentrional ciudad de Kitgum, de la que fueron víctimas incluso niños y ancianos.

Así mismo, unos 100 menores de 18 años, entre ellos niños y niñas de menos de 10, fueron secuestrados en Kitgum, aseguró el diario New Vision, de Kampala.

La matanza demuestra que intentar un diálogo con los rebeldes es inútil, afirmó el portavoz del ejército, mayor Shaban Bantariza. ”Para las Fuerzas Armadas, las perspectivas de paz a través del diálogo siempre fueron desalentadoras”, sostuvo.

El líder del LRA, Joseph Kony, ”no es una persona que entienda de qué se trata una negociación de paz”, pues ”no tiene una agenda política o exigencias que sirvan para sentarse a negociar”, afirmó Bantariza.

”Por eso, no nos sorprende cuando comete estas masacres luego de dar señales, a través de líderes religiosos, de que quiere conversar. Kony emite señales equivocadas cuando los obispos del norte del país, en misión de paz, le dicen a la población que los rebeldes cambiaron sus tácticas para mejor”, sostuvo.

El LRA lucha por el establecimiento de un gobierno basado sobre los diez mandamientos bíblicos, y suelen secuestrar niños y niñas para convertirlos en combatientes o en esclavos sexuales. Sus dirigentes rara vez hablan con los medios de comunicación.

La organización insurgente opera en los septentrionales distritos de Gulu y Kitgum, conocidos como Acholiland, donde reside la gran mayoría de la comunidad étnica acholi.

Medio millón viven en campamentos de desplazados, con la esperanza de que el ejército pueda defenderlos allí de los ataques rebeldes. Pero ni siquiera esos campamentos son seguros de los embates del LRA, que cuentan, según Kampala, con la ayuda del gobierno de Sudán.

En la población local es mayoritario el deseo de que se alcance la paz a través de la negociación política.

”Sabemos que los rebeldes están por aquí, pero el ejército no está preparado para luchar contra ellos. El LRA moviliza grandes contingentes, y el ejército tiene temor al combate”, dijo un residente de Gulu, David Ochan.

”No creo” que las fuerzas del gobierno ”puedan tener éxito a través del combate. El diálogo de paz parece una solución mejor. Todos aquí pensamos eso, incluso los legisladores locales. Los líderes religiosos hablan de paz por las emisoras de radio de Gulu”, sostuvo Ochan.

El ejército de Uganda intenta hace 16 años, sin éxito, acabar con el LRA. Sus intervenciones, en especial las incursiones militares en el sur de Sudán, donde los rebeldes tienen sus bases militares, sólo lograron empeorar la violencia.

El presidente Yoweri Museveni, un militar retirado, se rehusó en el pasado a negociar con los rebeldes. ”No pactaré con el demonio”, dijo. Sin embargo, cedió a la presión del público y acordó permitir que líderes religiosos hablaran de paz con los rebeldes.

La Iniciativa de Paz de Líderes Religiosos Acholi, fundada en 1998 por cristianos y musulmanes y presidida por el obispo anglicano del norte de Uganda, Nelson Onono-Ogweng, encabeza los llamados al diálogo político.

Los clérigos y sacerdotes afirman que los insurgentes del LRA son acholi y que deben reintegrarse a la comunidad.

La tradición acholi indica que, una vez que hay perdón, no se debe mirar atrás para señalar los errores ajenos, sostuvo el clérigo anglicano Mac Baker Ochola, ex obispo de Kitgum cuya esposa asesinada por el LRA. ”Dios no retira su perdón una vez que perdonó”, explicó.

Las agencias de asistencia internacionales demostraron que el perdón y la paz es posible al lograr la reunión de ex combatientes con sus familias, afirmaró el religioso.

La preparación de las negociaciones ha avanzado, según el ministro de la Presidencia, Gilbert Bukenya.

”Necesitamos una solución permanente para la guerra en el norte. Sentimos que el diálogo puede hacer su papel en la paz de esta región. Deberíamos tomar la situación en el norte con mucha seriedad y no utilizarla con fines políticos”, dijo Bukenya.

Museveni estableció tres lugares en el sur de Sudán donde los rebeldes pueden dialogar con los líderes religiosos de la Iniciativa de Paz sin temor a ataques del ejército, que permanecería a 15 kilómetros de distancia.

Pero el presidente advirtió que las operaciones contrainsurgentes en otras áreas continuarían.

De todos modos, los rebeldes sospechan de la sinceridad de las ofertas gubernamentales. El último intento de negociar la paz, en 1994, acabó abruptamente cuando el gobierno dio al LRA un ultimátum de siete días para entregarse. (FIN/IPS/tra- eng/ks/mn/mj/ip/02

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