TRABAJO-PALESTINA: Desempleo es mayor enemigo que Israel

El desempleo es el principal enemigo para cientos de miles de familias palestinas afectadas por el conflicto y el cierre de fronteras con Israel, y por lo que muchos desocupados consideran una política inadecuada de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

La cantidad de trabajadores palestinos sin empleo instalados en tiendas de campaña en la franja de Gaza creció sin cesar en las últimas dos semanas. Los acampantes no protestan contra la ocupación israelí, sino contra su propio gobierno.

Muchos de ellos están al límite de su resistencia tras estar sin trabajo incluso dos años, con familias numerosas para alimentar, y exigen a la ANP que se haga cargo de ellos.

”Israel es el enemigo y es de esperar que haga difícil nuestra vida”, pero ”la ANP es responsable de nosotros y es de esperar que nos ayude”, manifestó Hassan Khaled Hassanein, un hombre de 39 años padre de 11 hijos, que está sin trabajo desde el comienzo de la segunda intifada o insurrección palestina, en septiembre de 2000.

Mientras representantes de Estados Unidos, Rusia, la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea discuten en Nueva York formas de promover reformas en la ANP, crece la presión doméstica sobre el gobierno palestino.

Tanto los radicales que desean continuar con la intifada como el gobierno de Yasser Arafat tienen más que temer del pueblo palestino que de los mediadores internacionales.

Al principio de la segunda intifada, Israel cerró sus fronteras a unos 120.000 palestinos de Cisjordania y la franja de Gaza que trabajaban en la construcción, la agricultura y diversos servicios.

La pérdida de ingresos también afectó el empleo en los territorios palestinos, donde el gasto de los consumidores cayó en picada.

”Mucha gente tenía algún dinero ahorrado. Al principio vivían de sus ahorros, luego vendieron las joyas de sus esposas. Yo personalmente vendí todo, y luego pedí un préstamo”, contó Hassanein.

Los desempleados instalados en tiendas dicen que su protesta no tiene color político, pero su enojo hacia la ANP es evidente.

”La policía se queja porque recibe su salario con un mes de atraso, mientras nosotros no hemos tenido salario en dos años”, señaló un manifestante.

Otro puso en duda la honestidad de la ANP. ”Vemos por televisión que los países árabes ofrecen mucho dinero (al gobierno palestino), pero a nosotros no nos llega nada”, y además ”la ANP todavía tiene dinero para pagar sueldos y comprar combustible para sus vehículos”, dijo.

La situación se agrava porque las compañías estatales de servicios públicos interrumpen el servicio a aquellos usuarios que no pagan la cuenta.

”¿Cómo pueden cortarle la energía eléctrica a alguien que no tiene trabajo y debe mantener a 12 personas?”, preguntó Hassanein.

La Agencia de Socorros y Trabajos de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en el Oriente Próximo (UNRWA) brinda ayuda a esas personas, pero es insuficiente.

También ofrecen ayuda organizaciones islámicas, algunas de las cuales multiplicaron por 10 su distribución de alimentos desde el comienzo de la intifada.

Hassanein votó por Arafat hace seis años, pero ahora está arrepentido y no sabe si votará a los radicales islámicos en las elecciones del año próximo, porque la política partidaria ya no le importa.

”Queremos una oportunidad de trabajo, incluso en Israel, a menos que la ANP nos garantice la subsistencia”, reclamó.

”Hacemos todo lo que podemos, pero no hay dinero”, lamentó Rassem Al Bayari, presidente de la Federación de Sindicatos de Gaza y miembro de Fatah, el partido de Arafat. Según el sindicalista, los países árabes prometen más dinero del que envían en realidad.

Sin embargo, Al Bayari proclama la solidaridad del pueblo palestino. ”Estamos todos unidos en nuestro apoyo a la intifada” y la desesperada situación económica no amenaza la continuación de la lucha, declaró.

En cuanto a las elecciones, teme por los resultados.

”¿Por qué insistir en elecciones ahora? La gente está furiosa, y el único resultado será la elección de líderes más extremistas”, previno.

Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), la organización radical que ha encabezado la lucha armada contra Israel, interpreta la situación de otra manera.

Ismail Abu Shanab, portavoz del grupo, aseguró que Hamas no está interesado en ganancias políticas por el momento.

”Claro que la gente identifica con Hamas las buenas obras de las fundaciones islámicas”, pero la caridad no está enfocada hacia fines políticos, afirmó Shanab.

Hamas es consciente de la presión que crece en las calles y la posibilidad de que la presión económica obligue al pueblo palestino a abandonar la intifada, pero todavía no se ha llegado a ese punto, dijo el portavoz. (FIN/IPS/tra-en/fb/ss/mlm/lb ip/02

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