TRABAJO-AMERICA LATINA: Desempleo en niveles de la década perdida

El desempleo en América Latina y el Caribe alcanzará en 2002 los niveles más altos desde la década perdida de los años 80, impulsado por una crisis económica de demoledor impacto, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El desempleo ascendió de 8,1 por ciento de la población económicamente activa de la región en el primer trimestre de 2001 a 9,4 por ciento en el mismo periodo de este año, la más alta de América Latina desde 1980.

Según cálculos, la tasa anual llegará este año a 9,8 por ciento, impulsada por casos agudos como el de Argentina, donde la desocupación es de 23 por ciento, y el de Venezuela.

El déficit de puestos de trabajo aumenta en América Latina debido a la recesión económica observada desde el tercer trimestre de 2001, cuando el producto interno bruto (PIB) regional comenzó a caer.

En el primer trimestre de 2002, el PIB regional se contrajo 3,6 por ciento, una brusca caída respecto del primer trimestre del año anterior, cuando se registró un crecimiento de 2,2 por ciento.

La preocupación de la OIT se debe a que la recesión se profundizó en los primeros tres meses de este año, y fue incluso mayor a la del cuarto trimestre de 2001, cuando la contracción fue de 1,6 por ciento.

Las cifras indican un agravamiento de la situación recesiva por la que atraviesa la región, observó Agustín Muñoz Vergara, director regional para las Américas de la OIT.

También señalan que aun en condiciones de recuperación de la economía mundial, el desempeño económico regional fue negativo en el primer trimestre de este año debido a los efectos del ajuste que aplican varios países de la región.

En la situación laboral de América Latina y el Caribe influyó, además de la contracción económica, el cambio de expectativas, sostuvo el funcionario.

Las proyecciones de fines del año pasado contemplaban un crecimiento del PIB latinoamericano de 1,5 por ciento para 2002. Sin embargo a comienzos de este año nuevas previsiones ajustaron las expectativas de crecimiento a menos de 1,2 por ciento.

El informe de la OIT señala que la actual incertidumbre financiera ocasionará una reducción de las inversiones en la región.

Por otra parte, la profunda crisis económica y el aumento del ”riesgo país” de Argentina, que mide la posibilidad de cese de pagos, ha golpeado a sus socios comerciales del Mercado Común del Sur (Mercosur), en particular a Brasil y Uruguay.

En esas condiciones, se incrementa el riesgo de una devaluación y una recesión generalizadas en el bloque, que incluye también a Paraguay, con la amenaza de afectar así mismo los flujos comerciales y financieros del resto de América Latina.

El estudio alude al temor de que el fenómeno contagie igualmente a México, que según muchos analistas muestra debilidades estructurales —como alto endeudamiento y excesivo gasto público— similares a las de Argentina.

Otras causas de preocupación proceden de Venezuela, donde la inestabilidad política tiene un efecto recesivo que supera los beneficios del aumento del precio de su principal producto de exportación, el petróleo, y de Colombia, cuyo conflicto armado incide en el bajo crecimiento del PIB.

En ese escenario se registró la tasa de desempleo urbano promedio de 9,4 por ciento del primer trimestre del año, la más alta de América Latina desde 1980.

Esta cifra supera inclusive desempeños laborales registrados en periodos de recesión generalizada en la región, como la crisis provocada por la elevada deuda externa de los años 80, que llevó el desempleo a 8,7 por ciento en 1984.

Incluso hubo menos desocupados durante la crisis conocida como ”efecto tequila”, provocada por la devaluación mexicana de 1996, que elevó el desempleo regional a 7,9 por ciento.

Ni siquiera los coletazos de la crisis financiera de Asia, en 1997, causaron un efecto en el nivel de ocupación como el actual, pues cuando América Latina empezó a sentirlos, en 1999, el déficit de puestos de trabajo creció hasta 8,9 por ciento de la población económicamente activa.

Según la OIT, el desempleo regional creció porque descendió la ocupación de 52,5 a 51,9 por ciento, y se mantuvo estable la proporción de personas que buscan trabajo, que varió ligeramente, de 57,4 a 57,3 por ciento entre el primer trimestre de 2001 e igual periodo de 2002, respectivamente.

Sin embargo, hay tres países, Ecuador, Colombia y Uruguay, donde el desempleo se redujo entre los primeros tres meses de 2001 y este año.

El descenso en Ecuador, de 3,1 por ciento, fue atribuido por la OIT al crecimiento económico que pronosticado para 2002, y en especial al fuerte aumento de la emigración que redujo la cantidad de personas que buscan trabajo.

En Colombia, la desocupación retrocedió 1,1 por ciento a raiz de una incipiente recuperación económica.

En Uruguay, el desempleo disminuyó 0,1 por ciento a pesar de la pronunciada contracción del PIB. La OIT interpreta que ese comportamiento obedece a que en el país cayeron tanto el empleo como la cantidad de población que lo busca, debido a la recesión económica.

Con relación al género, el desempeño laboral tuvo un comportamiento dispar. En Argentina, México, Perú y Venezuela, aumentaron el desempleo masculino y femenino, pero en los cuatro países, la pérdida de puestos de trabajo de las mujeres fue muy superior a la de los hombres.

En Chile, la caída del desempleo masculino fue compensada por la mayor desocupación femenina. En cambio, en Uruguay el desempleo femenino se redujo mientras aumentó el de los hombres.

El panorama laboral de la región se presenta más complejo aún para los jóvenes. En el primer trimestre de este año, el desempleo juvenil llegó a 46 por ciento en Argentina, 13,7 por ciento en Brasil, 20,2 en Chile, 5,4 en México, 17,1 en Perú y 26,2 en Venezuela.

Según las perspectivas trazadas por la OIT para 2002, el PIB regional se contraerá 1,2 por ciento, lo que constituiría una disminución de 2,7 por ciento respecto del crecimiento económico registrado el año pasado.

A lo largo del año, el desempleo regional se elevará a 9,8 por ciento, con un incremento de 1,6 por ciento respecto del promedio de 2001. Ese índice pronosticado sería el más elevado de América Latina desde inicios de los años 80.

Muñoz Vergara interpretó que el cuadro regional demuestra la imposibilidad de aspirar a un crecimiento económico prolongado sin un adecuado marco de políticas sociales que asegure la democracia y también un nivel mínimo de condiciones de vida.

El funcionario de la OIT apuntó que el informe expone los riesgos de la liberalización de las economías y sus efectos sobre la situación laboral.

En ese aspecto, además de políticas socioeconómicas nacionales de carácter positivo, se requieren enfoques semejantes en el campo internacional, dijo Muñoz Vergara.

Respecto de la influencia internacional, un diagnóstico incorrecto o una mala aplicación de las políticas repercuten en el riesgo regional.

El director de la OIT para las Américas vinculó también la pérdida de puestos de trabajo con el proceso de erosión sufrido por las empresas pequeñas y medianas, para las cuales reclamó políticas de recuperación. (FIN/IPS/pc/dcl/lb/dv/02

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