SALUD: Tiempo y paciencia para vacuna contra dengue

Científicos cubanos continúan avanzando hacia la creación de una vacuna contra el dengue, aunque sin perder de vista que por ahora, los programas de prevención son el mejor freno a esa enfermedad, que si es hemorrágica puede conducir a la muerte.

”Cuando comencé a trabajar en este tema, a principios de los 80, decíamos: en 10 años tendremos una vacuna. La frase se repite hoy, pero estamos más cerca de lograrla”, dijo a IPS Guadalupe Guzmán, directora del equipo de investigación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri (IPK).

El IPK encabeza la búsqueda en Cuba de una vacuna contra el dengue, que también involucra al Centro de Ingeniería Genética e Investigación y al Instituto Finlay, todos radicados en La Habana, explicó Guzmán.

El grupo optó por la llamada estrategia de investigación recombinante, que se obtiene mediante técnicas de ingeniería genética.

”En estos momentos se están haciendo algunos estudios en monos, básicamente, que hasta ahora van muy bien”, comentó Guzmán, también directora del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud para el estudio de enfermedades víricas.

El proyecto más avanzado en el mundo en relación a la lucha contra el dengue es el que lleva adelante Aventis-Pasteur, de Francia, que obtuvo la licencia de una vacuna atenuada de la Universidad de Tailandia y que ya rindió sus exámenes de fase uno y dos y organiza el decisivo y último tramo de la investigación.

A su vez, la empresa farmacéutica estadounidense Glaxo- SmithKlane trabaja en una vacuna atenuada, similar a la de Aventis- Pasteur, y contaría ya con un grupo de adultos inmunes, listos para enfrentarse a los virus naturales del dengue.

El dengue es una enfermedad bicentenaria, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, cuyas primeras epidemias fueron reportadas entre 1779 y 1780 simultáneamente en varias áreas de Africa, América y Asia.

En América, esta enfermedad que casi había sido erradicada junto al combate contra la fiebre amarilla, transmitida por el mismo mosquito, reapareció con fuerza en los años 60 para asentarse en las zonas tropicales y ahora avanza en las subtropicales en sus cuatro variantes.

El dengue hemorrágico, el más peligroso, llevó a la muerte en 1981 en Cuba a 158 personas, 101 uno de las cuales eran niños, mientras que en 1989 causó estragos en Venezuela.

Los primeros síntomas de la enfermedad se parecen a los de un estado gripal, un elemento que dificulta su combate, y son fiebre, dolores en la cabeza y articulaciones, pérdida de apetito y dolores gastrointestinales.

Los tipos uno y dos (D1 y D2) constituyen el llamado dengue clásico y son considerados los menos peligrosos, mientras que los números tres y cuatro (D3 y D4), las dos variedades hemorrágicas, pueden causar la muerte.

El proceso de desarrollo de las vacunas contra el dengue, en términos generales, comienza con la investigación básica en el laboratorio, sigue con la experimentación en animales y aquellas inoculaciones que producen mejores respuestas inmunológicas pasan luego a pruebas clínicas en humanos.

Esas evaluaciones pasan por tres etapas. En la llamada fase I, las vacunas se prueban en unos 20 o 40 voluntarios para confirmar que son inmunogénicas y que no tiene efectos secundarios indeseables.

Las pruebas de fase II se hacen en un mayor número de voluntarios —de 100 a 300 personas— y son para obtener mas información sobre inmunogenicidad e inocuidad.

Por último, la fase III permitirá medir la eficacia del preparado e incluye a miles de voluntarios sometidos a alto riesgo de infección, en este caso de los cuatro virus de dengue.

La doctora Guzmán indicó que la ”vacuna debe dar inmunidad para cada uno de los cuatro virus de dengue, ser de larga duración, bajo costo y tiene que probarse en áreas del sudeste asiático y de América, pues los distintos serotipos no necesariamente se comportan igual”.

Además, el estudio de eficacia involucra a niños, que es el sector de la población mayormente afectado, lo cual implica aún mayores riesgos, apuntó la científica.

”No sabemos si al probarla, la propia vacuna desencadene el dengue, es algo que debemos prever”, advirtió.

Al respecto, Guzmán entiende que es imprescindible montar una infraestructura que permita dar seguimiento a la salud de los menores involucrados en un examen de eficacia de la vacuna, algo que generalmente es deficiente en los países afectados por el dengue.

Otra complejidad en las investigaciones es que cada virus tiene cepas diferentes. ”Por ejemplo, dentro de un mismo virus D2 hay cepas que proceden del sudeste asiático, con capacidad de producir dengue hemorrágico, la variante más peligrosa de esta enfermedad”, señaló.

La jefa del departamento de Virología del IPK informó, además, que un estudio en proceso intenta evaluar posibles cambios de los serotipos en el transcurso de las epidemias.

”Pensamos que el virus va cambiando a medida que pasa el tiempo, aunque no tanto como el del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)”, explicó Guzmán.

La paciente búsqueda de un antídoto contra el dengue ha permitido llegar a varias conclusiones, como que el principal factor de riesgo de dengue hemorrágico está en la segunda infección.

Indicó, además, que ese peligro es mucho mayor en niños que en los adultos y, contrariamente a lo que se pensó durante mucho tiempo, el riesgo permanece hasta 20 años después de contraída la primera infección.

También que los cuatro virus pueden llegar a ser hemorrágico, pero no todos por igual, y que también hay diferencias entre las distintas secuencias.

”Desde este punto de vista, las (secuencias) más peligrosas son la D1-D2 y D1-D3, según lo visto en las diferentes epidemias. En cambio, las secuencias que comienzan con D2 normalmente no son peligrosas”, agregó Guzmán.

El dengue clásico se manifiesta con fiebre alta, fuerte dolor de cabeza, pérdida del sentido del gusto y el apetito, erupciones en el pecho y miembros inferiores, náuseas y vómitos.

En la fiebre hemorrágica se añaden dolor de estómago intenso y continuo, piel pálida, fría o pegajosa, hemorragias nasales, bucales o gingivales, vómitos frecuentes, entre otros síntomas. Este tipo de dengue se observó por primera vez en el sudeste de Asia, donde circulan los cuatro tipos y hay epidemias cada año.

”La situación en América se está pareciendo a la del sudeste asiático (donde se registran epidemias cada año). Ahora circulan los cuatro virus, algunos países tienen dos o tres serotipos a la vez y altas densidades del mosquito Aedes aegypti”, que también transmite la fiebre amarilla, apuntó Guzmán.

La experta advirtió que el vector aumenta por las condiciones de marginalidad en que viven millones de personas en las grandes ciudades, marcadas por el hacinamiento, la falta de agua potable la y acumulación de desechos.

”Mientras aparece la vacuna preventiva, resulta imprescindible poner en práctica programas sostenibles de control del dengue y el mosquito trasmisor. Por ahora, no hay otra opción”, subrayó Guzmán. (FIN/IPS/pg/dm/cs he/02

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