RUSIA: Tráfico sexual alcanza dimensión mundial

El tráfico y explotación sexual de mujeres, niñas y niños son tolerados con desparpajo por las autoridades de Rusia y de otros países, pese a que se expande a escala mundial, advirtió este viernes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Se trata de un fenómeno peligroso y violento, sostuvo Donna M. Hughes, autora del estudio de la OIM, y residente en Moscú.

El tráfico sexual de mujeres rusas es un negocio de miles de millones de dólares, extendido a por lo menos 43 países, entre ellos naciones de Europa occidental, así como Australia, Canadá, Estados Unidos, México, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Tailandia.

Se desconoce la cantidad de mujeres, niñas y niños víctimas de este delito. Pero según una estimación del Departamento de Estado de Estados Unidos, sólo en 1997 fueron vendidas más de 100.000 mujeres procedentes de los países de la ex Unión Soviética.

Por otra parte se multiplica el problema de los niños y niñas de la calle, casi inexistente diez años atrás. Estos niños son reclutados, virtualmente esclavizados y condenados a no conocer nunca otra forma de vida.

Niños y niñas rusas, algunos de apenas 12 años, tienen como único destino la prostitución o una vida de delito dentro de las organizaciones criminales.

Los tentáculos de las bandas delictivas rusas que se dedican a la prostitución y el tráfico de personas llegan hasta Europa, Asia, Medio Oriente y América del Norte.

En 2000, unas 200 organizaciones criminales rusas tenían actividades en 58 países, entre ellos Austria, Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos, Hungría, Israel, Polonia, Sri Lanka y Turquía.

El informe de la OIM asegura que esas bandas operan con mafias (grupos del crimen organizado) de Estados Unidos, los carteles del narcotráfico de la ciudad colombiana de Cali, las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y los cuatro grupos delictivos de Italia: la mafia siciliana, 'Ndrangeta, camorra y nuova sacra corona.

Uno de los destinos más singulares de las víctimas rusas son las Islas Marianas del Norte, territorio del oceáno Pacífico administrado por Estados Unidos.

En ese archipiélago se explota el turismo sexual, dirigido en particular a clientes japoneses, que son atraídos por las ”exóticas” mujeres rusas, según la OIM.

El gobierno de las Islas Marianas negó la existencia del turismo de prostitución.

Pero el estudio de la OIM afirma que mujeres de Rusia, Filipinas y otros países asiáticos son reclutadas mediante el engaño de un empleo en Estados Unidos, aunque su destino son las islas, donde los delincuentes secuestran sus pasaportes.

El informe se refirió a denuncias contra el gobierno de Marianas y funcionarios estadounidenses por supuesta obstrucción de las investigaciones sobre tráfico y explotación sexual de mujeres.

Una fuente de las islas, citada en el informe, aseguró que las autoridades locales destinaron 11 millones de dólares para convencer a representantes del gobernante Partido Republicano de Estados Unidos que evitaran una intervención del Congreso legislativo en el asunto, que hubiera complicado el turismo y la industria de las Marianas.

Más de 90 miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos con sus asistentes y familiares fueron invitados a visitar Saipan, la capital de Islas Marianas, en costosas excursiones, según la OIM.

Este tipo de delitos prosperó en Rusia por muchas razones, como las enormes ganancias, la corrupción de funcionarios y policías y la reticencia de los legisladores a intervenir debido en parte al temor de represalias criminales, explicó el informe.

La disolución de la Unión Soviética en 1991 eliminó la mayoría de los sistemas e infraestructuras que aseguraban asistencia social y sustento básico para la población rusa.

En la transición económica e institucional se produjo una enorme fuga de capitales, mientras las inversiones extranjeras eran mínimas.

El proceso de privatización de industrias y recursos naturales y la apertura de la economía se llevó a cabo sin el control de ningún organismo regulador, observó Hughes.

Tampoco los gobiernos o empresarios occidentales que asesoraron a las autoridades rusas sugirieron mecanismos para limitar o regular el flujo de recursos desde el Estado al sector privado, sostuvo el estudio de la OIM.

Por esas razones, muchos analistas creen que la problematizada transición rusa es en parte responsabilidad de sus impulsores occidentales, que no lograron comprender el contexto íntegro y las ramificaciones de la transición, expuso Hughes.

El resultado fue la inestabilidad económica y una población cada vez más empobrecida, sostuvo la experta de la OIM, Hughes.

En 2000, casi 60 millones de rusos, más de 40 por ciento de la población, vivía en la pobreza.

En el proceso de transición gran cantidad de mujeres fueron desplazadas de sus empleos y posición social.

Ese fenómeno ocurrió en el contexto de una población femenina altamente educada, una de las características de la sociedad soviética. Muchas mujeres educadas fueron desproporcionadamente afectadas por el desempleo, sostuvo Hughes.

En esa situación apremiante se encuentran mujeres de áreas pobres y remotas de Rusia, así como las que intentan sobrevivir en la miseria urbana.

Pero contrariando este escenario declinante, los ciudadanos recibían a través de los medios de comunicación las imágenes del encanto y la riqueza de Occidente.

Muchos rusos creen que esas imágenes representan el nivel de vida promedio en Estados Unidos y en Europa occidental, explicó Hughes en su trabajo divulgado este viernes por la OIM.

La transición sin controles fue ambiente propicio para la expansión del crimen organizado, estimó Hughes.

En sus conclusiones, el estudio de la OIM manifiesta esperanzas de que autoridades de Rusia, Estados Unidos, Europa occidental y otras naciones adopten acciones para detener el tráfico y explotación de mujeres, niños y niñas. (FIN/IPS/pc/dcl/ip/pr/hd/02

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