RELIGION-MEXICO: El primer santo indígena

El papa Juan Pablo II declaró santo este miércoles en México al indígena Juan Diego, a quien se habría aparecido en 1531 la Virgen de Guadalupe, de fuerte devoción en el país y proclamada por la Iglesia Católica patrona de América Latina.

Visiblemente cansado, encorvado, con dificultades para leer y con algunos bostezos, el Papa, de 82 años, encabezó la ceremonia en que por primera vez un indígena americano fue canonizado.

La existencia histórica de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, a quien el Papa describió como ”humilde y pequeño”, es puesta en entredicho por historiadores y por algunos religiosos, pero la Iglesia Católica rechaza toda duda.

Organizaciones indígenas mexicanas dicen no tener ninguna cercanía con el nuevo santo, que tuvo una personalidad sumisa, según lo caracteriza la Iglesia Católica. La canonización de Juan Diego había sido pedida en 1974 al Vaticano por religiosos mexicanos.

El Papa dijo sentirse solidario con los problemas que afrontan los indígenas al hablar en la basílica de la Virgen de Guadalupe, en el centro de la capital, donde sólo algunos nativos ocuparon un lugar secundario, mientras que los sitios privilegiados fueron reservados para ministros, políticos, empresarios y religiosos.

”México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México”, expresó el jefe de la Iglesia Católica en el acto celebrado este miércoles.

”Esta noble tarea de edificar un México mejor, más justo y solidario requiere de la colaboración de todos, en particular es necesario apoyar a los indígenas en sus legítimas aspiraciones”, apuntó.

”Amados hermanos y hermanas de todas las etnias de México y América, al ensalzar hoy la figura del indio Juan Diego deseo expresarles la cercanía de la Iglesia y del Papa hacia todos ustedes”, añadió con una voz poco clara y titubeante.

Los 10 millones de indígenas que viven en México constituyen el grupo social más pobre. Esa situación llevó al levantamiento armado de enero de 1994 en el meridional estado de Chiapas por parte del insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, un grupo integrado mayoritariamente por nativos.

La ceremonia de santificación de Juan Diego, encabezada por el Papa este miércoles, fue acompañada de una lluvia de flores, danzas indígenas y cánticos.

Un cuadro del nuevo santo, cuya imagen oficial es la de un hombre barbado, de tez morena, pero de rasgos europeos, fue colocado al lado izquierdo de la imagen de la Virgen de Guadalupe.

La Iglesia Católica asegura que la imagen de la Virgen María estaba sobre la tela en la que Juan Diego llevaba flores en 1531, al impregnarse de forma milagrosa, pero otras versiones indican que en realidad fue pintada.

La buena conservación del cuadro no se debe a los retoques que afirman haberle dado restauradores en varias ocasiones, sino también a un hecho divino, agrega la Iglesia.

A pesar de que algunos historiadores señalan que Juan Diego es un invento para apuntalar la evangelización de México, los creyentes católicos ya lo veneran y le atribuyen al menos 36 milagros.

En el acto de canonización de Juan Diego se ubicó en un lugar destacado Vicente Fox, el primer presidente de México en asistir a una ceremonia religiosa pública presidida por Juan Pablo II.

Fox, el primer mandatario ajeno al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en siete décadas, recibió al Papa el martes por la noche en una ceremonia en la que besó el anillo papal, un signo de veneración que nunca se había visto de parte de un presidente mexicano.

El laicismo del gobierno fue considerado en México una tradición inamovible, pero con la presidencia de Fox, un católico declarado, ha ido cambiando y hoy muchos de los políticos locales ya no ocultan su fe religiosa.

Entrevistado por la cadena de televisión Televisa, Fox declaró que la espiritualidad del Papa es una ejemplo para México y que Juan Diego es una motivación parta los mexicanos y los indígenas.

Las calles de la capital de México que recorrió el Papa en el vehículo conocido como ”Papamóvil” antes y después de la canonización, se vieron llenas de personas, que con veneración y entre lágrimas y gritos lo vitorearon a su paso.

El recorrido de Juan Pablo II y la multitud que convocó derivó en un gran caos de tránsito en la ciudad de México, en el marco del cual un fotógrafo de un diario local falleció al chocar con su vehículo. Cerca de la basílica de Guadalupe otra persona murió a causa de un paro cardiorrespiratorio.

El Papa, aquejado por varias enfermedades, regresó a México por quinta ocasión en sus 24 años de gestión, iniciada precisamente con un viaje que incluyó este país.

Una de las intenciones del viaje es dejar en claro la cercanía de Juan Pablo II al pueblo mexicano y especialmente a sus indígenas, con la canonización de Juan Diego, dijo el cardenal Norberto Ribera.

En tanto, el historiador Miguel León Portilla apuntó que, si la Iglesia insiste en capitalizar la identidad sumisa de Juan Diego como un rasgo distintivo de su santidad, eso resultará fatal para la lucha por el reconocimiento de los derechos indígenas.

El indígena se sumó a los 28 santos mexicanos, de los cuales el más popular es San Felipe de Jesús. Los biógrafos no se ponen de acuerdo sobre la historia del santo nativo, unos lo describen como un hombre casto, pero otros como padre de varios hijos.

Lo curioso es que Juan Fray de Zumárraga, el obispo al que supuestamente reportó Juan Diego las apariciones de la Virgen en 1531, nunca mencionó el hecho en sus memorias recuperadas por los historiadores. (FIN/IPS/dc/dm/cr/02

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