POBLACION-FILIPINAS: Quince millones de personas quieren emigrar

Más de 15 millones de filipinos desean emigrar a Estados Unidos y otros países ricos pese a la expulsión de miles de extranjeros indocumentados desde los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

Las crecientes barreras a la inmigración en varios países industrializados no apagan el deseo de numerosos filipinos de irse a otro país en busca de mejores horizontes, reveló una encuesta de opinión pública realizada por la agencia privada Pulse Asia.

Diecinueve por ciento o 15,2 millones de los 80 millones de habitantes de Filipinas (además de los siete millones de filipinos que ya residen en el exterior) quieren emigrar porque no creen que sus problemas económicos se resuelvan en este país, según la encuesta.

Por ese motivo, los filipinos constituyen la población de inmigrantes de más rápido crecimiento en países industrializados como Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y estados miembros de la Unión Europea.

Cuatro millones de filipinos están desempleados, y otros cuatro millones están subempleados. Cuarenta por ciento de la población vive en la pobreza.

”Los asuntos económicos son obviamente la principal preocupación nacional y personal”, señaló Pulse Asia.

Sin embargo, también existen otros factores que deciden a muchos filipinos a mudarse a otro país.

Divina Paredes emigró hace dos años a Auckland, Nueva Zelanda, en busca de un mejor futuro para su hijo discapacitado, tras descubrir que las necesidades de esos niños distan mucho de ser una prioridad en Filipinas.

Inmediatamente después de llegar a Nueva Zelanda, Paredes, viuda, encontró un trabajo como periodista de negocios en una revista sobre informática, y también halló una escuela especial gratuita cerca de su casa para su hijo, además de contar con varios servicios especiales.

”Casi no hay tráfico aquí, y el aire es muy limpio. Además, es muy fácil hacer trámites ante organismos gubernamentales”, contó.

Tress Martelino-Reyes, otra periodista, decidió emigrar a Canadá con su esposo y sus tres hijos.

”En realidad fue mi esposo el que nos decidió a irnos”, relató Reyes, quien citó como causas de su decisión la inestabilidad política y la baja calidad de vida en Filipinas.

”Queremos dar a nuestros hijos una opción”, dijo. Si los Reyes obtienen el permiso de residencia en Canadá, se sumarán a otros 90.000 filipinos, en su mayoría de clase media, que viven en ese país norteamericano.

Reyes es consciente de las barreras impuestas a la inmigración en América del Norte luego de los atentados del 11 de septiembre, pero dice que le preocupa más encontrar un trabajo en Canadá y que sus hijos se adapten a la vida allí.

A principios de este mes, las autoridades de inmigración de Estados Unidos repatriaron a unos 60 filipinos esposados en el marco de las estrictas medidas de seguridad implementadas por temor a un ataque terrorista el 4 de julio, día de la independencia nacional.

Miles más fueron advertidos desde el pasado septiembre de que debían abandonar Estados Unidos por violar las leyes de inmigración, según informes publicados en medios de prensa filipinos.

Pero esa represión no disuade a millones de filipinos en busca de un mejor nivel de vida.

Cuarenta por ciento de los filipinos consideran que ”su calidad de vida empeoró el último año”, mientras que 19 por ciento creen que mejoró, y otro 40 por ciento que permaneció estable, según la encuesta de Pulse Asia, realizada durante el primer trimestre de 2002 en el área metropolitana de Manila, la capital.

Mientras, la confianza pública en el gobierno se reduce cada vez más. La presidenta Gloria Macapagal Arroyo cuenta apenas con un índice de popularidad de 35 por ciento, mientras otro 35 por ciento no manifestó confianza ni desconfianza en la mandataria, reveló la encuesta. (FIN/IPS/tra-en/ms/js/mlm/pr/02

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