PAKISTAN: Ya se añora a los refugiados afganos

La presencia durante más de dos décadas de tres millones de refugiados afganos fue una carga pesada para Pakistán, pero su partida del país tiene también un fuerte impacto económico.

La ciudad de Peshawar, en la provincia de la Frontera Noroccidental y cercana a Afganistán, albergó a muchos artesanos afganos, cuyas tradicionales alfombras tejidas a mano dieron lugar a una pujante corriente exportadora.

El vendedor de alfombras afganas Haji Mohammad Raziq dijo a IPS en Peshawar que medio millón de refugiados llegaron a estar vinculados con el negocio, y que muchos de los mejores tejedores ya se fueron o planean marcharse.

En los últimos meses, el regreso a Afganistán de esos y otros trabajadores ha causado la caída de la fuerza de trabajo, de la demanda de viviendas en alquiler, de los precios de las propiedades y de la asistencia a escuelas y otros institutos de enseñanza, en especial de computación e inglés.

Hace un año había 3,2 millones de refugiados afganos en el país, la mayoría de ellos en la provincia de la Frontera Noroccidental. Durante más de 20 años, sus habilidades y estrategias de supervivencia impulsaron el desarrollo local.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, un millón de personas regresaron a Afganistán tras la derrota en noviembre del movimiento Talibán, fundamentalista islámico, que controló la mayor parte del territorio afgano desde 1996, y otro millón estaban registradas el 26 de junio para hacer lo mismo.

La campaña militar encabezada por Estados Unidos contra el Talibán desequilibró el prolongado conflicto entre ese movimiento y la afgana Alianza del Norte, y determinó la instalación de un gobierno interino con respaldo internacional, encabezado por Hamid Karzai.

Gran parte de los telares de la Provincia Nororiental ya dejaron de producir, indicó el comerciante de alfombras Shaid Manir, integrante de la Asociación de Todos los Exportadores Comerciales de Pakistán.

Según esa organización empresarial, el valor de la exportación de alfombras afganas tejidas en esa provincia fue el año pasado más de 130 millones de dólares, y este año se registra una pronunciada caída a unos 68,5 millones.

El ministro de Industria de la provincia, Mohsin Aziz, alegó que el impacto puede atenuarse mucho cuando los artesanos se reinstalen en Afganistán, porque el proceso de producción de alfombras depende en gran medida de etapas de lavado y terminación en Peshawar.

El mercado de propiedades se ha visto muy afectado en varias zonas de Peshawar, en las cuales la mayoría de los residentes eran afganos, pese a que la mayoría de ellos vivían en campos de refugiados.

Ahora hay muchos edificios vacíos, lo cual ha hecho caer en forma brusca los ingresos de quienes alquilan viviendas. Los precios de los alquileres han caído 25 por ciento, y los de terrenos casi 50 por ciento, según el agente inmobiliario Mohammad Imran.

Gran parte de los refugiados se ganaban la vida como vendedores y en la construcción, donde constituían una cuantiosa y barata oferta de mano de obra, por jornales en torno a 75 centavos de dólar.

Desde comienzos de este año, la partida de los afganos ha obligado a las empresas constructoras a ofrecer jornales de 1,5 dólares para conseguir obreros.

Había unos 100.000 estudiantes afganos en institutos privados de enseñanza que florecieron en los años 80 y 90, y en la actualidad están en crisis.

”Hace ocho meses había más de 30 personas en mi grupo. Ahora queda la mitad”, dijo a IPS Hashim Raza, estudiante de inglés en la zona de Peshawar llamada Ciudad Universitaria.

Aziz insistió en que el periodo actual es de transición, y pronosticó que pronto habrá una recuperación económica, cuando la población local acceda a oportunidades de empleo y de negocios que eran aprovechadas por afganos.

No todos los refugiados quieren volver a su país.

Farhad, un afgano de 21 años que creció en Peshawar y trabaja como peón en un diario local, partió hace poco a Kabul y volvió decepcionado una semana después.

La capital afgana ”tiene exceso de población, porque la mayor parte de los repatriados van allí en busca de empleo y oportunidades de negocios. Es muy difícil vivir y trabajar en Kabul”, explicó.

”La situación no va a estabilizarse hasta que las personas provenientes de otras ciudades y aldeas vuelvan a ellas. Por ahora, pienso quedarme en Peshawar”, indicó. (FIN/IPS/tra- eng/nc/js/mp/pr dv/02

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