MALASIA: El Islam como herramienta política

Una elección parcial realizada este mes en una provincia de Malasia puso en evidencia la utilización del Islam como herramienta política, estrategia que amenaza profundizar las divisiones en una sociedad multiétnica.

Los comicios parciales celebrados en Kedah, el estado natal del primer ministro Mahathir Mohamad, no cambiaron ninguna ecuación política, pero en el futuro podrían afectar la frágil democracia malasia, advirtieron analistas.

Las elecciones del día 18 terminaron con un empate entre el gobernante Barisan Nasional (Frente Nacional) y el opositor Partido Islámico Pan-malasio (PAS). La coalición encabezada por Mahathir se quedó con uno de los dos escaños disputados y el PAS conservó el otro.

Pero la votación reflejó claramente la lucha entre la Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO), el principal partido del Frente Nacional, y el PAS por conquistar la mente y el corazón de la mayoritaria etnia malaya, la tradicional base electoral de la UMNO, de mayoría islámica.

Para la UMNO, la conquista del escaño de Pendang en Kedah fue una dulce victoria, en especial porque pertenecía al presidente del PAS, Fadzil Noor, cuya muerte en junio creó la vacante.

También estaba en juego el escaño de Anak Bukit, el otro escaño de Fadzil, que quedó en manos del PAS.

PAS afirmó que su victoria fue el sello de aprobación popular a su propuesta de instituir la ley ”hudud” (ley penal islámica), mientras que la UMNO atribuyó su triunfo al rechazo de sus votantes hacia el PAS.

Los castigos de la ”hudud” incluyen la pena de muerte por lapidación, decapitación o crucifixión para los delitos de apostasía, sexo ilícito y homicidio, además de la mutilación de miembros por robo, y latigazos por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio o tomar bebidas alcohólicas.

Sin embargo, ningún estado de Malasia puede aplicar esas leyes, porque la Constitución nacional limita los castigos de la ley islámica a cinco años de prisión, multas de 5.000 ringgits (1.315 dólares) o seis latigazos.

”Con el Islam transformado en una herramienta política, crece el temor a que la religión ya no sea una opción personal, sino algo impuesto. Muchos musulmanes se ocultan tras los ideales de su religión, pero ¿qué hay del Islam aplicado?”, preguntó el activista cultural Eddin Khoo.

Muchos malasios temen que la batalla entre la UMNO y el PAS por mostrarse más islámico que el otro haya ampliado las brechas entre la población multiétnica de este país del sudeste asiático, con 23 millones de habitantes.

De hecho, la sociedad ya está separada entre ”bumiputras” (”hijos del suelo” o malayos, de mayoría islámica) y ”no bumiputras”, como los chinos, indios e indígenas.

Los malayos forman 55 por ciento de la población, los chinos 30 por ciento, los indios 10 por ciento, y otros grupos, entre ellos los nativos de Sabah y Sarawak, cinco por ciento.

Malasia fue construido como un estado de tradición semilaica, aunque el Islam es la religión oficial.

La politización de la religión comenzó hace dos décadas, pero se hizo más intensa luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Hace unos 20 años, el PAS se reinventó a imagen de un partido fundamentalista iraní. Mahathir ideó entonces una estrategia para contrarrestar políticamente a los islamistas, que incluyó la introducción de valores islámicos en todos los aspectos de la vida.

En 1998, el Frente Nacional sufrió un revés cuando Mahathir destituyó e hizo encarcelar al viceprimer ministro Anwar Ibrahim, y la UMNO perdió 17 escaños parlamentarios en las elecciones generales del año siguiente.

Muchos partidarios de la UMNO se pasaron al PAS, el cual, aliado con la oposición de Mahathir, aumentó su número de escaños a 27 y pasó así a dominar la oposición, que tenía en 1999 un total de 45 asientos.

Si bien la coalición de gobierno mantuvo su mayoría nacional de dos tercios, sufrió la peor derrota desde la independencia, en 1957.

El estado de Terengganu pasó al gobierno del PAS, que ya gobernaba Kelantan.

Además de controlar dos de los 13 estados de Malasia, PAS sostiene que su número de miembros se duplicó con creces a casi 900.000 entre 1997 y 2000, a raíz de la expulsión de Anwar.

La UMNO, que dice tener 2,8 millones de afiliados, decidió entonces volverse más religiosa en sus esfuerzos por combatir la influencia del PAS.

Después de los atentados del 11 de septiembre, Mahathir declaró a Malasia un ”estado islámico”, aunque muchos lo consideraron una mera declaración política, dado que no se modificó ninguna ley ni se instituyeron nuevas normas.

La popularidad internacional de Mahathir aumentó como líder musulmán moderado. Las detenciones de radicales islámicos le valieron la invitación del presidente estadounidense George W. Bush a reunirse con él en la Casa Blanca en mayo.

En lo nacional, sin embargo, muchos analistas creen que la ”política de la religión” podría ser contraproducente para la UMNO y terminar por darle la victoria al PAS.

Los miembros de esos dos partidos y los malayos independientes pertenecen a la misma escuela eslámica de pensamiento sunita, señaló el analista político Rozaid Abdul Rahman. ”Lo que los diferencia es la política partidaria”, concluyó. (FIN/IPS/tra-en/whh/js/mlm/ip-cr/02

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