INFANCIA: Brasil exporta tecnología social

Brasil acumula enormes problemas y desigualdades sociales cuya superación aún no se vislumbra, pero también es un gran exportador de soluciones, especialmente en beneficio de niños y niñas.

La Pastoral del Niño, organización creada por la Conferencia Episcopal católica hace 19 años, y la organización no gubernamental Misión Niñez (Missao Criança), radicada en Brasilia, son ejemplos de transferencia de tecnologías sociales a otros países.

El gobierno de Brasil presentó la candidatura de la Pastoral del Niño al premio Nobel de la Paz. La organización logró reducir a 13 por 1.000 la mortalidad infantil en las comunidades pobres donde actúa, ante un promedio nacional de 29 por 1.000, y ya llevó su experiencia a 14 países, la mayoría en América Latina.

Su coordinadora nacional, la médica Zilda Arns Neumann, visitó Angola en la segunda quincena de junio para ampliar una actividad iniciada en 1996 y que tiende a crecer con el fin de la guerra civil.

El bajo costo y la eficacia convirtieron la metodología desarrollada por la Pastoral en un instrumento ideal para combatir la mortalidad infantil y la desnutrición en países y comunidades muy pobres.

El acompañamiento de cada niño cuesta medio dólar al mes, dijo Arns a IPS. Esto se hizo posible porque las acciones básicas de salud son impulsadas por voluntarios, el uso de refuerzo alimentario aprovechando productos desechados pero ricos en nutrientes, mucha información y movilización comunitaria.

Además de la candidatura el premio Nobel de su organización, Arns fue elegida Heroína de la Salud Pública, entre 11 premiados por la Organización Panamericana de Salud al celebrar su centenario este año.

Con estos reconocimientos internacionales, la médica espera que la estrategia de la Pastoral se convierta en un ”programa mundial”, multiplicando su asociación con gobiernos y con organizaciones no gubernamentales de otros países, además de su aplicación por otras instituciones de forma autónoma.

Todo comenzó en 1983, cuando Arns coordinó una acción de ”esfuerzo concentrado” en Florestópolis, un municipio pobre del meridional estado de Paraná. De los 14.700 habitantes, 72 por ciento vivían del trabajo temporal en la agricultura.

En un año se redujo la mortalidad infantil de 127 por 1.000 a 28, recordó Arns. Cada niño y niña era acompañado por un ”líder comunitario”, como la Pastoral llama a los voluntarios entrenados. La desnutrición también tuvo una gran reducción.

Los resultados comprobaron la eficacia y la factibilidad de la ”tecnología de la Pastoral”, cuya expansión a otras regiones brasileñas pasó a contar con el apoyo de la Conferencia Nacional de Obispos católicos y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Hoy, la organización cuenta con 155.000 voluntarios que cubren 64 por ciento de los 5.560 municipios brasileños y que atienden a 1,64 millones de infantes, entre recién nacidos y niños y niñas de seis años, además de alfabetizar a adultos y asistir a ancianos.

Arns estuvo por primera vez en Angola en 1996, invitada por el obispo de Benguela, en el suroeste del país. Capacitó entonces a 17 mujeres. Hoy son 507 líderes atendiendo a más de 4.700 niños, informó la médica. A eso se suman 196 voluntarios en Luanda, que asisten a 1.324 niños, y cantidades desconocidas en el interior.

En su nueva visita en junio, con apoyo de la diplomacia brasileña, acordó con el gobierno local ampliar la acción a otras provincias, a partir de centros de capacitación y ”multiplicación” de líderes en Benguela y Luanda.

La guerra, la miseria y las enfermedades originaron una situación dramática en Angola, lamentó Arns. La mortalidad infantil es de 400 por 1.000, la mitad debido a la malaria, lo cual exigió incluir el combate a esa epidemia en las actividades.

Paraguay fue el primer país latinoamericano fuera de Brasil donde actuó la Pastoral del Niño, al que siguieron otros ocho, entre ellos Argentina, Bolivia, Perú y Venezuela.

Además de Angola, Guinea-Bissau y Mozambique son otros países africanos beneficiados. Filipinas y el más joven de los países del mundo, Timor Oriental, acaban de comenzar a recibir el apoyo de la organización católica.

Por su parte, Misión Niñez, organización no gubernamental creada hace cuatro años, coopera con varios países para la adopción de la ”beca-escuela”, una exitosa experiencia aplicada por el gobierno municipal de Brasilia encabezado por Cristovam Buarque (1995-1998) y hoy diseminada nacionalmente.

La beca asegura un ingreso mensual a las familias pobres que mantengan sus niños de entre siete y 14 años en la escuela.

Un programa del gobierno de Ecuador ya beneficia a 40.000 familias, informó a IPS el secretario ejecutivo de Misión Niñez, Marcelo Aguiar. La meta del programa ecuatoriano es alcanzar a 286.000 familias y 575.000 niños.

En dos países africanos, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe, están en marcha programas piloto para un centenar de familias que reciben 20 dólares al mes. En Tanzania, El Salvador y Guatemala, la experiencia se implementó a través de organizaciones no gubernamentales locales.

La beca se expande más allá de la acción de Misión. Fue recomendada por la Conferencia de Naciones Unidas-Educación para Todos y por la Cumbre Iberoamericana. El problema, según Aguiar, es obtener financiación para su aplicación en países pobres. (FIN/IPS/mo/mj/pr dv/02

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