INDIA: Gobierno de Gujarat aprovecha polarización religiosa

El gobierno del occidental estado de Gujarat, en India, pretende convocar a elecciones anticipadas en medio de la polarización religiosa, confiado en que obtendrá la aprobación de la abrumadora mayoría hindú.

Pocos esperan que las heridas infligidas entre las comunidades hindú y musulmana cicatricen en los próximos seis meses, el tiempo que debe transcurrir entre la disolución de la asamblea estadual, la semana pasada, y los comicios, según normas constitucionales.

El ministro jefe de Gujarat, Narendra Modi, ignoró los consejos para esperar hasta la terminación del mandato de la asamblea legislativa, en marzo de 2003, y la disolvió el día 19.

Modi pertenece al Bharatiya Janata Party (BJP), el partido nacionalista e hinduista que domina la coalición de gobierno federal.

La Comisión Electoral de India, un organismo constitucional, tendrá la última palabra en cuanto a la fecha de las elecciones y todavían no se pronunció sobre la iniciativa de Modi, que según el opositor partido del Congreso pretende capitalizar en las urnas los enfrentamientos religiosos.

”La prioridad en Gujarat en este momento no es llamar a elecciones, sino cicatrizar las heridas y promover la rehabilitación”, declaró Abishek Singhvi, portavoz del Congreso.

La violencia en Gujarat estalló el 27 de febrero, cuando una turba de musulmanes prendió fuego a un tren que transportaba a cientos de activistas hindúes cerca de la estación de Godhra, causando la muerte a 59 de ellos.

Los activistas promovían la construcción de un templo hindú en la ciudad de Ayodhya, en el sitio donde hace 10 años fundamentalistas hindúes demolieron una mezquita del siglo XVI, llamada Babri Masjid.

Desde el atentado al tren, los ataques contra la minoría islámica dejaron hasta 2.000 muertos y 150.000 desplazados.

La gravedad y persistencia de la carnicería causó preocupación en todo el mundo, en especial por los informes probados sobre el patrocinio directo de las represalias contra la comunidad islámica por el gobierno estadual.

El primer ministro Atal Behari Vajpayee recibió fuertes presiones para destituir al Modi, quien justificó los ataques cotidianos contra musulmanes como una ”reacción natural” ante el atentado contra el tren.

Sin embargo, Vajpayee se negó a destituirlo y acusó a las misiones extranjeras que criticaron su actitud de ”interferir” en los asuntos internos de India, además de tratar de atribuir la violencia al terrorismo islámico.

Tanto Vajpayee como Modi tuvieron un papel fundamental en el movimiento hinduista que llevó a la demolición de la mezquita de Babri y colocó al BJP en el poder en 1998, desplazando al secular partido del Congreso.

En lugar de destituir a Modi, el BJP consideró mejor que el pueblo de Gujarat decidiera si su ministro jefe debe quedarse en el gobierno o no.

”Las elecciones son el mejor cicatrizante”, pero ”el partido del Congreso les teme”, afirmó Arun Jaitley, un líder del BJP, quien insistió en que la situación ha vuelto a la ”normalidad” en su estado.

En todas partes de Ahmedabad, una ciudad industrial de Gujarat, hay señales de la brutalidad desatada desde el 27 de febrero.

Improvisados campamentos para musulmanes desplazados de sus hogares han surgido como hongos, al igual que templos hindúes construidos sobre los terrenos de sus casas y comercios destruidos, para asegurarse de que no vuelvan más.

”Esto puede ser normal para Jaitley y su partido, pero decenas de miles de personas no pueden regresar a sus hogares y están demasiado aterrorizadas para participar de un proceso electoral”, comentó Hanif Lakadwala, un activista de los derechos humanos.

En los campamentos de refugiados, faltan alimentos, atención médica e incluso agua potable, porque el BJP no desea ser visto ayudando a los musulmanes, en especial cuando trata de ganar una elección en base al apoyo de la mayoría hindú.

Por otra parte, el Foro Mundial Hindú (VHP), un grupo fundamentalista estrechamente vinculado con el BJP, hizo circular fotografías de 11 mujeres que murieron en el atentado incendiario de febrero al tren, cuando regresaban de Ayodhya a sus hogares en el área de Janata Nagar, para que la comunidad hindú no lo olvide.

Así mismo, el VHP llamó a un boicot económico y social contra la alguna vez próspera comunidad musulmana, y su llamado obtuvo una respuesta importante en Ahmedabad y otras partes de Gujarat, en especial en las áreas rurales.

Sin embargo, muchos hindúes moderados están dispuestos a perdonar y creen que el gobernante BJP intenta sacar provecho político de la tragedia de Godhra.

”Creo que todo esto tiene motivaciones políticas. Personas inocentes están muriendo. El crimen no es castigado en este país”, manifestó Sharad Mhatre, cuya esposa también murió en el incendio del tren. (FIN/IPS/tra-en/mm/mlm/ip-hd/02

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