DERECHOS HUMANOS-INDIA: Mujeres contra la violencia religiosa

Si la persecución de este año contra la minoría musulmana en el occidental estado de Gujarat, India, no se extiende al vecino Rajastán, será en gran medida gracias a la iniciativa de un grupo de mujeres de esta aldea.

Más de 1.000 mujeres del norte de India se concentraron la semana pasada en Tilonia, una remota aldea del distrito de Ajmer, en Rajastán, y prometieron hacer todo lo posible para detener la violencia.

Tilonia es conocido como el lugar de descanso de los restos de Khwaja Moinuddin Chishti, un santo de la secta islámica sufí que murió en 1235 y es venerado tanto por hindúes como por musulmanes.

”La influencia de elementos comunales se extendió rápidamente al sur de Rajastán, y algunos políticos de derecha amenazaron con crear una situación similar a la de Gujarat aquí”, advirtió Kavita Srivastava, secretaria en Rajastán de la Unión Popular de Libertades Civiles, una de las principales organizaciones de derechos humanos de India.

La violencia en Gujarat estalló el 27 de febrero, cuando una turba de musulmanes prendió fuego a un tren que transportaba a cientos de activistas hindúes cerca de la estación de Godhra, causando la muerte a 58 de ellos.

Desde entonces, los ataques intercomunales dejaron más de 2.000 muertos, según organizaciones no gubernamentales, y más de 100.000 personas, en su mayoría musulmanas, debieron establecerse en campamentos de refugiados.

La gravedad y persistencia de la carnicería causó preocupación en todo el mundo, en especial por los informes probados sobre el patrocinio directo de las represalias contra la comunidad islámica por el gobierno estadual del hinduista Bharatiya Janata Party (BJP), el partido del primer ministro Atal Behari Vajpayee.

La activista Aruna Roy coincidió con Srivastava en que políticos fundamentalistas quieren ”alterar la rica tradición de armonía intercomunal de Rajastán”.

Durante tres días, del 23 al 25 de junio, las coloridas tiendas establecidas en el terreno de la organización voluntaria Centro de Trabajo e Investigación Social rodearon a las mujeres pacifistas, vestidas con los coloridos atuendos tradicionales de Rajastán.

Las mujeres cantaron, pronunciaron discursos y acuñaron consignas contra lo que consideran una nueva tendencia política hacia el enfrentamiento religioso, importada de Gujarat.

Las mujeres musulmanas fueron las principales víctimas de la violencia en Gujarat. Grupos de mujeres y de derechos humanos documentaron cientos de casos de violaciones en masa y otros abusos sexuales.

Una delegación de 25 mujeres de Gujarat víctimas de la violencia llegó a Tilonia para relatar su experiencia, y se encontró con la solidaridad incondicional del resto de las participantes.

”Antes de venir aquí pensaba que los ataques contra los musulmanes eran justificados, pero ahora sé la gran injusticia que se comete contra personas inocentes y llevaré este mensaje a mi aldea”, declaró Ramkanwar, una de las participantes.

Las víctimas de Gujarat se sintieron abrumadas por el afecto y la solidaridad que encontraron en Tilonia.

”Nos sentimos entre nuestra propia gente. El amor que recibí me hizo recuperar la confianza en la especie humana. Espero que haya más encuentros como éste”, declaró Bilqis, una musulmana de Gujarat.

Las víctimas de la violencia hablaron de su experiencia sin rencor ni deseo de venganza, sino con la intención de que dos comunidades distintas pueden construir juntas un futuro en paz.

El enojo, en todo caso, estuvo dirigido contra la actitud ”masculina” y la insensibilidad del gobierno hacia los problemas de las mujeres y los niños.

Suhana, una víctima de Gujarat, dijo que las mujeres están profundamente preocupadas por el sufrimiento de sus hijos en tiempos de violencia comunal, pero que al gobierno no parece importarle.

”Pensé que las religiones promovían el cuidado y la compasión por los que sufren y padecen hambre, pero sólo parecen preocuparse por los rituales y la construcción de templos”, declaró.

La declaración de Suhana hace referencia a la destrucción en la ciudad de Ayodhya de una mezquita musulmana del siglo XVI, en 1992, y al proyecto de construir sobre sus ruinas un templo hindú.

Los militantes hindúes asesinados en la estación ferroviaria de Godhra habían viajado a Ayodhya en el marco de una campaña nacional por la construcción de ese templo.

Roy propuso medidas prácticas para resistir la violencia comunal, por ejemplo vigilar la acumulación de armas, la distribución de material de lectura provocativo y los discursos políticos que fomenten la violencia, como ocurrió en Gujarat.

Así mismo, exhortó a musulmanes e hindúes a compartir sus alegrías y sufrimientos, e incluso sus festivales religiosos. (FIN/IPS/tra-en/bd/rdr/js/mlm/hd/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe